MILAGRO
EUCARÍSTICO DE MACERATA
Corporal ensangrentado
El 25 de abril de 1356, en Macerata, un sacerdote, cuyo
nombre se desconoce, estaba celebrando la Misa en la capillita de la
iglesia de Santa Catalina, propiedad de las monjas benedictinas. En el
momento de la fracción del pan, antes de la Comunión,
comenzó a dudar de la presencia real de Jesús en la
Hostia consagrada. Fue en ese preciso momento que con gran susto, vio
que de la Hostia consagrada brotaba un abundante chorro de sangre que
llegó a manchar parte del corporal y el cáliz que estaban
sobre el altar.
En Macerata, en la iglesia Catedral de Santa María
Asunta y San Julián, bajo el altar del Santísimo
Sacramento, es posible venerar la Reliquia del "corporal manchado de
sangre". En la misma iglesia, se conserva también un pergamino
de la época en el que se describe el Prodigio.
El historiador Ferdinando Ughelli cita este Milagro en su
obra Italia Sacra del año 1647. Allí describe que ya
desde el siglo XIV "el corporal era llevado en solemne procesión
por la ciudad, custodiado en una urna de cristal de plata, con la
participación de toda la comarca del Piceno". Todos los
documentos concuerdan en la descripción del hecho prodigioso.
Un sacerdote, comenzó a tener fuertes dudas durante la
Misa acerca de la realidad de la transubstanciación. Cuando
fraccionó la Hostia Magna, vio que de ella comenzó a
destilar sangre hasta el punto de manchar el corporal y el cáliz.
El sacerdote informó inmediatamente al Obispo
Nicolás de San Martín sobre lo ocurrido, el cual
ordenó llevar la reliquia del corporal ensangrentado a la
Catedral e instituyó un proceso canónico regular. En 1494
se instituyó en Macerata una de las primeras Confraternidades en
honor al SS. Sacramento (1494), y fue precisamente allí que
nació la práctica piadosa de las Cuarenta horas (1556).
Cada año, en ocasión de la fiesta del Corpus Domini, el
Corporal del Milagro es llevado en procesión detrás del
Santísimo Sacramento.