MILAGRO
EUCARÍSTICO DE BLANOT
El Milagro Eucarístico de Blanot ocurrió
durante la Misa de Pascua del año 1331, cuando en el momento de
la Comunión cayó de las manos del sacerdote un fragmento
de la Hostia consagrada que fue a parar sobre un mantel. El
párroco trató de recuperarlo, pero no le fue
posible. El fragmento se había transformado en Sangre que
formaba una gran mancha en el mantel. Aún hoy, en el
pueblo de Blanot, se conserva la Reliquia de la tela
ensangrentada.
En el siglo XIV, Blanot era un pequeño pueblo del
centro de Francia que pertenecía a la diócesis de Autun.
El Obispo de esta ciudad, Pierre Bertrand, mandó realizar el
mismo año del Milagro una investigación canónica
al oficial de la curia, Jean Jarossier. Gracias a este procedimiento,
hoy en día se cuenta con una relación detallada de los
hechos.
“El día de Pascua de 1331, don Hughes de la
Baume, vicario de Blanot, celebró la Misa a temprana hora de la
mañana. Mientras impartía la Comunión a Jacquette,
viuda de Ragnaut d’Effour, un fragmento de la Hostia consagrada
cayó sobre el mantel que era sostenido por dos ayudantes. Uno de
ellos se llamaba Thomas Caillot. La señora Jacquette no se dio
cuenta de lo sucedido; en cambio, Thomas, uno de los que
sostenía el mantel, vio la fracción caída y
advirtió al sacerdote quien estaba ya colocando la píside
sobre el altar: “reverendo, mire a su costado, porque el Cuerpo de
Nuestro Señor ha resbalado de la boca de esta señora
cayendo sobre el
mantel”.
El celebrante se apresuró a recoger el fragmento,
pero de pronto, este pequeño pedazo que podía equivaler a
un quinto de la Hostia, desapareció dejando en su puesto una
gota de sangre. Viendo el hecho, el Vicario llevó inmediatamente
el mantel a la sacristía y lo lavó con agua en la parte
donde aparecía la sangre. Repitió varias veces la
operación pero la mancha se hacía cada vez más
roja y grande.
El Vicario, maravillado y conmovido,
pidió un cuchillo a Thomas Caillot para cortar la parte de la
tela que aparecía con la mancha roja. Luego de haberla mostrado
a todos los presentes, la depositó en un relicario, pronunciando
estas palabras: “Buena gente, aquí está la
Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, porque
habiendo tratado de muchos modos lavarlo y frotarlo, no he logrado
separar la mancha del mantel”. Cada año, en la pequeña
ciudad de Blanot se rinde honores a la Reliquia del Milagro, especial
mente en el día de la fiesta del Corpus Domini.