BEATA MICAELA HERNANDEZ MARTINEZ
18 de agosto
1936 d.C.



   Nació en Burgos el día 6 de Mayo de 1881. Era hija del comerciante en seda Benito Hernán Candelas y de Micaela Martínez Fernández. Desde muy niña fue alumna de las Hijas de la Caridad con las que se educó en el Colegio de Saldaña de Burgos. Perteneció a la Asociación de Hijas de María de la Medalla Milagrosa del Colegio, donde disfrutaba de la espiritualidad mariana, del sentido eclesial de la fe y de la vida de oración. A la vez, visitaba y servía a los pobres acompañando a las Hermanas, como Hija de María comprometida con el carisma vicenciano. En este ambiente de fe y caridad surgió su vocación, guiada y acompañada por sus educadoras.

   Realizó el postulantado y prueba en el Hospicio de Burgos, centro donde se atendían las necesidades de los pobres y marginados de la ciudad y alrededores. Allí se entrenó para ser Hija de la Caridad. Terminado este tiempo de prueba, ingresa en la Compañía en 21 de noviembre de de 1901. Tuvo como Directora del Seminario a Sor Cecilia Álvaro y a la Sierva de Dios Sor Justa Domínguez de Vidaurreta como formadora y profesora de Historia Sagrada y Catecismo de la Iglesia.

Como una madre

   Al terminar su tiempo de formación en el Seminario, le envían al Hospital Provincial de Albacete donde desarrolla su misión como puericultora en las dependencias de la Inclusa y Casa Cuna para niños expósitos. Allí desarrolla su servicio con gran ternura y atiende a los más pequeños como una madre. Unos años después recibe un nuevo destino para el Asilo de la Infancia de Jerez de la Frontera y, sin cambiar de ciudad, pasa a desempeñar otro oficio atendiendo a los mendigos y pobres en la Cocina y Comedor del Salvador. Dada su buena preparación académica, recibida en el Colegio de Saldaña, se la envía a las Escuelas de Polanco (Santander) como maestra de párvulos, donde permaneció algunos años.
 
   En el año 1930 recibe el destino para el Colegio-Asilo de San Eugenio de Valencia, donde desarrolló su misión también como Maestra de párvulos. Allí, como en los demás destinos, estuvo feliz entre los niños más pequeños, a los que cuidaba y enseñaba con amor y ternura. Muchos eran huérfanos y necesitados de cariño. Ella se lo daba de forma natural y espontánea, y, a la vez, les enseñaba con mucha paciencia.

   Sor Micaela fue una Hermana ejemplar en el interior de la Comunidad. Se manifestaba disponible para todo lo que se le pedía. Jamás se negó a realizar cualquier servicio que ella pudiera llevar a cabo. Era amante de la vocación y de los Fundadores y muy fiel a las Reglas de la Compañía. Llena del amor de Dios lo transmitía con naturalidad a los niños pequeños y a sus familias. Los últimos años veía muy poco a consecuencia de un desprendimiento de retina.

   Al llegar su martirio durante la persecución de 1936, contaba con 55 años de edad y 35 de vocación como Hija de la Caridad. Sufrió el martirio el mismo día y en las mismas circunstancias que Sor Mª Rosario Ciércoles, el 18 de agosto de 1936.

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(Parroquia San Martín de Porres)