BEATA MERCEDES PRAT Y
PRAT
24 de julio
1936 d.C.
Nació en Barcelona, en el seno de una familia de hondas y
sólidas tradiciones catalanas. Recibió una recia
formación religiosa en su familia. Quedó huérfana
de padre y madre a los 16 años, y como tuvo que cuidar a sus
hermanos menores, retrasó su entrada en la
Compañía de Santa Teresa, hasta los 24 años.
Ingresó en el
noviciado de la Compañía de Santa Teresa de Jesús
en Tortosa en 1904. Ejerció su apostolado de la enseñanza
en varios colegios del Instituto, en Barcelona y en Madrid. Se
caracterizó por un fuerte carácter activo, la obediencia
y la igualdad de ánimo. Su vida fue una callada ascensión
en la fidelidad, que casi pasó desapercibida. Fue consejera
provincial, vicaria local y secretaria particular de la superiora
general, se distinguió por su fidelidad a sus superioras y por
la caridad con las hermanas, unida a una exquisita prudencia.
Le sorprendió la persecución religiosa de 1936, pero no
temió dar su vida por la fe; la comunidad fue dispersada. Fue a
casa de una hermana, pero fue detenida por un comité
revolucionario. Se le preguntó su estado y condición y no
dudó en decir que era religiosa. Se la condenó a muerte.
Durante las horas de prisión, soportó varias veces el
simulacro de fusilamiento a la que fue sometida. No perdió la
paz y le dijo a una hermana religiosa "nos matarán, porque somos
religiosas. Perdonemos a quiénes lo hagan, recitando el
Padrenuestro. Sí, perdonémosles de todo corazón".
Aquella misma noche, murió fusilada en la carretera de la
Rabasada. En las largas horas de su agonía siguió
recitando el Padrenuestro y el Credo, deteniendose en las palabras de
"perdonanos... como nosotros perdonamos".