BEATO MARTÍN SALINAS CAÑIZARES
1936 d.C.
2 de septiembre
A los seis días de
su nacimiento recibió las aguas bautismales en la Iglesia Parroquial
de santa Cruz de su alpujarreño pueblo natal. Criado piadosamente
por su familia, que se mantenía por el trabajo de guardia de su padre,
ingresó en el Seminario de Almería en 1909.
El Obispo don Vicente Casanova y Marzol le cobró gran
afecto y pasó a vivir en el Palacio Episcopal como paje. En la capilla
de san Indalecio de la Catedral almeriense fue ordenado presbítero
el veintiocho de febrero de 1920. Desde entonces impartió clases en
el Seminario. En 1923 fue nombrado Coadjutor de la Parroquia del Sagrario
de Almería y, cuatro años después, el Rey don Alfonso
XIII lo nombró Beneficiado de la Catedral de la Encarnación
de Almería. Durante el Sínodo Diocesano de 1929 ejerció
de Notario.
El presbítero don José Sirvent Marín escribió:
«Martín era de buen carácter abierto y expansivo, buen
amigo, caritativo y devotísimo de la Santísima Virgen. Yo lo
quería con toda mi alma y sentí grandemente su martirio. Era
alto, huesudo y lleno de carnes, color blanco, de andares ligeros y viriles,
habla bronca y siempre risueño, el labio de abajo partido por cicatriz,
no usaba gafas y era bien parecido, de cara y frente anchas.»
El veintidós de julio de 1936, a pesar de la violencia
de la Persecución Religiosa, no dudó en presentarse en el Colegio
de la Salle para salvar el Santísimo. Ante los milicianos, que lo
maltrataron, se identificó como capellán. El primero de septiembre
un miliciano, al que otras veces había ayudado el siervo de Dios,
se presentó de malos modos en su hogar y lo registró por dos
horas. Finalmente, fue detenido y sufrió prisión en Comisaría
y en el barco Astoy Mendi. Al quejarse por la fuerza con que lo amarraban,
uno de sus verdugos le espetó: «No te preocupes, que es para
poco tiempo.» Poco después lo llevaron al pozo de la Lagarta
y murió mártir a los cuarenta y un años de edad.