BEATA MARTA LE
BOUTEILLIER
18 de marzo
1883 d.C.
Nació en La Henrière, diócesis de Coutances
(Francia), en una familia de modestos campesinos. A los diez
años quedó huérfana de padre y ayudaba en las
faenas de casa, más tarde tuvo que entrar a trabajar como
doméstica para poder ganarse la vida. Cada año tomaba
parte en la peregrinación de Nuestra Señora en la
Chapelle-sur-Vire, donde conoció la Congregación fundada
por santa María Magdalena Postel. A los 25 años
ingresó en la abadía de Saint Sauveur-le-Vicomte y
adoptó el nombre de Marta. Religiosa de las Escuelas Cristianas
de la Merced o de la Misericordia.
Fue su maestra de novicias,
santa Plácida Viel, que sucedió a la fundadora en la
guía del Instituto. El 14 de septiembre 1842 recibe el
hábito religioso con el nombre de sor Marta; en el invierno
siguiente siendo ya novicia, fue enviada, por decisión de la
Madre Pastel, a la Casa de La Chapelle-sur-Vire, que sor Marta
conocía bien, para ayudar en los servicios materiales de aquella
comunidad.
Un día mientras
lavaba la ropa en las aguas heladas del río Marquerand, la
corriente arrebató de su mano una sábana, en la tentativa
de retomarla resbaló en el agua helada lo que le causó un
principio de parálisis en las piernas, por ello tuvo que
regresar a la abadía. Aquí tuvo un coloquio con madre
Magdalena Postel que lo aseguró que no la tenía pensado
regresarla a su casa, más bien apoyándole las manos sobre
la rodilla le prometió que rezaría por ella; poco
después Marta se curó y atribuyó su
curación a la Madre.
Estuvo siempre
dedicada a los trabajos más humildes: la cocina, los campos, la
despensa. Fue paciente y alegre, tenía la sonrisa siempre en los
labios; vivía constantemente en intimidad con el Señor.
Tuvo siempre una gran benevolencia y espíritu de servicio. Se
ocupó de los criados y de los obreros que facilitaron su mano de
obra, además de los huéspedes de paso; también
distribuyó el vino a 250 personas por día y durante la
guerra ese número llegó a 500 personas.
Se cuenta que durante
la guerra entre Francia y Alemania, cuando los suministros alimenticios
de la abadía se agotaron espantosamente, entonces sor Marta
colgó de la pared una imagen de Madre Magdalena, fallecida hace
tiempo y rogó intensamente y desde aquel momento los suministros
de “sidra” (el vino), y de los demás comestibles no se agotaron.
En el invierno del
1875-76, sor Marta ya sesentona, cayó y se fracturó una
pierna, la larga convalecencia, sumado a la muerte de la querida sor
Plácida, su confidente, fueron para ella grandes pruebas que
soportó fielmente. Siguió interesándose en la
despensa, incluso sustentándose con un bastón, pero su
decadencia fue evidente.
El 18 de marzo de 1883, Domingo de Ramos, mientras regresaba a la
cocina las botellas después de la cena nocturna, cayó una
primera vez y luego una segunda, golpeada por una congestión
cerebral, se apagó después de haber recibido los
Sacramentos, tenía cerca de 67 años. Fue enterrada en el
cementerio de la misma Abadía de Saint
Sauveur-le-Vicomte. Fue beatificada el 4 de noviembre de 1990 por
San Juan Pablo II.