BEATA MARÍA
ROSA FLESCH
25 de marzo
1906 d.C.
Margarita nació
en Schönstatt (Kobleza, Alemania), en el seno de una modesta
familia de molineros. Al morir la madre la familia se trasladó
Niederbreitbach, con la esperanza de mejorar su situación
económica. Su padre, no pudiendo educar solo a sus tres hijas
pequeñas, se casó por segunda vez con una viuda con un
hijo nacido de su matrimonio precedente. El carácter duro y
difícil de la madrasta se convirtió muy pronto en causa
de sufrimiento para las tres pequeñas. De la nueva unión
nacieron otros dos hijos. Margarita, la primogénita, se puso a
disposición de la familia con un sentido de responsabilidad
superior a su edad, encontrando sólo en el padre algo de apoyo y
consuelo.
A los 16 años
se quedó huérfana de padre y se encontraron sin
asistencia económica. Margarita, no se desanimó, y para
ayudar a la familia trabajó como costurera, bordadora y
recolectora de hierbas medicinales, mientras que la madrastra llevaba
una vida poco decorosa. Mientras tanto, tuvo buenas propuestas de
matrimonio, pero las rechazó todas porque comprendió que
Jesús había aceptado su propósito, manifestado ya
de niña, de permanecer virgen. Con los ahorros de su duro
trabajo, logró comprar en 1851 el molino en el que vivía
su familia ya desde hacía tiempo, en el valle de
Niederbraitbach. Sus hermanos ya eran mayores e independientes.
Finalmente, podía entregarse de lleno a los pobres, a los
ancianos y a los huérfanos. En la solemnidad de Todos los Santos
de aquel año se trasladó a una ermita anexa a la capilla
de la Santa Cruz, un ambiente propicio para el recogimiento y la
oración.
En 1856, el
Señor le mandó a su primera compañera, Margarita
Bonner, y, poco después, a la segunda, Gertrudis Beisel. Era
imprescindible encontrar una casa para los huérfanos y un
hospital para los enfermos. En 1861, en medio de muchas dificultades e
incomprensiones, se comenzó una nueva construcción en la
cumbre del monte situado detrás de la capilla de la Santa Cruz.
El 13 de marzo de
1863, el obispo de Tréveris aprobó la nueva
fundación y admitió a la sierva de Dios y a sus
compañeras a la toma del hábito religioso. Margarita
tomó el nombre de sor María Rosa. Bajo su guía
iluminada, la nueva familia religiosa recibió desde el primer
momento un gran impulso, con la apertura de nuevas casas filiales a
orillas del Rhin, en la región de Eifel, en Westfalia. En 1869,
el obispo de Tréveris aprobó la Regla y las
Constituciones del nuevo Instituto de las Religiosas Franciscanas de
Santa María de los Ángeles, así llamadas en honor
de la Porciúncula de Asís.
La generosidad y la
abnegación de las religiosas se mostraron sobre todo en la
dolorosa circunstancia de la guerra franco-prusiana, en 1870.
Más de cincuenta religiosas, es decir, casi la mitad de los
miembros del Instituto, con la fundadora a la cabeza, se prodigaron en
la asistencia a los heridos y moribundos, poniendo en peligro su vida.
En efecto, doce de ellas murieron mientras realizaban esa obra
caritativa. Al final de la guerra, muchas religiosas fueron
condecoradas por su valor civil. La madre María Rosa, que
había ido hasta el frente de batalla y había sido herida
en el hombro por una bala, recibió una de las condecoraciones
más elevadas: la "Verdienstkreuz".
Sin embargo, el Señor quiso probar a la madre María Rosa
con la cruz y la humillación: en el capítulo general de
1878, entregó su mandato a la superiora general; en su lugar
eligieron a sor Agata Simons, secretaria general. La nueva superiora
general persiguió sin motivo a Margarita y dispuso su traslado a
la casa más lejana, en Niederwenigern, donde le asignaron una
celda sin ventanas y la trataron como la última de las
convertidas. Sor María Rosa aceptó la humillación
con plena obediencia y perfecta sumisión, perdonando repetida y
explícitamente a quienes le causaban esa pena. La sierva de Dios
soportó estas humillaciones durante veintiocho años. Con
su comportamiento humilde y heroico, fue la luz del Instituto.
Murió en Waldbreitbach, llena de méritos. Fue
beatificada bajo el pontificado de SS Benedicto XVI, en la catedral de
Tréveris, el 4 de mayo de 2008.