BEATA MARÍA
MICAELA
(María de la Salud Baldoví Trull)
9 de noviembre
1936 d.C.
Madre
Micaela Baldoví Trull, en el siglo María Salud,
nació el 28 de abril de 1869, la mayor de cinco hermanos.
Falleció pronto su madre, y empezó a frecuentar la
casa de la Señora Pepa, llegando a ser una de sus
discípulas más íntimas y apreciadas.
Y un día que estando en casa de la Sierva de Dios,
llevada de su vivacidad, se vistió de monja con una
compañera suya, y se presentaron a su maestra, ésta dijo
a la otra: Tú no serás religiosa, y dirigiéndose a
María Salud: Tú, hija mía, sí que
serás religiosa y darás mucha gloria a Dios.
Llegado el tiempo, pidió ingresar en el monasterio cisterciense
de Gratia Dei, vulgo Zaydía, de Valencia, a los 22 años.
Inició fervorosamente su vida religiosa y recibió el
santo hábito el 25 de febrero de 1892, trocando su nombre de
pila por el de sor María Micaela.
Un año más tarde hacía su profesión
religiosa.De ella dijeron quienes la conocieron que fue desde el
Noviciado una religiosa ejemplar, practicando con gran fervor todas las
virtudes y observancias monásticas, en las que jamás se
permitía la menor dispensa...
Fue elegida superiora entre 1917 y 1921.Su deseo era que la comunidad
cisterciense de la Zaydía se uniese a la Estrecha Observancia,
pero no todas las religiosas estuvieron de acuerdo. Suyo fue el
proyecto de fundar un monasterio del Císter en Algemesí,
lo que pudo realizarse gracias a la donación de unas tierras por
parte de su prima, Doña Victoria Román Giner.
La primera piedra se puso en junio de 1925. La autorización de
la Santa sede para la salida de clausura camino de la nueva
fundación se dio en julio de 1927. Y el 30 de octubre se
inauguró el monasterio de Fons Salutis, con la presencia del
Abad de Viaceli. Madre Micaela fue la primera Abadesa.Los inicios
fueron difíciles, en un monasterio inacabado,
modestísimo, incluso sin la iglesia, que se
construiría décadas más tarde.
En la noche del 21 de julio de 1936, cuando estaba en el
locutorio el capellán P. Domingo van Hout van der Weyden, con la
Madre Abadesa y otra religiosa, que velaban a causa de la creciente
alarma de esos días, oyeron llamar a la puerta; abrió el
padre, y le intiman a que desalojaran el monasterio antes del
día siguiente.
El 22 se celebró la Sta. Misa muy de mañana,
a puertas cerradas; se sumieron todas las sagradas formas; y terminada
la Misa, se informó a la comunidad de los atropellos acaecidos
en Valencia y en otras ciudades, así como la orden terminante
del Comité de Algemesí de desalojar el convento.
Así estaban, cuando llamaron fuertemente a la puerta; eran los
revolucionarios, que mandaron con imperio desalojar completamente el
local en el espacio de dos horas. Fueron saliendo las religiosas por grupos,
instalándose provisionalmente en la calle Pedrón,
núm. 3. De allí se repartieron por casas particulares de
bienhechores y familiares. (...) Las
imágenes, junto con los ornamentos sagrados y libros de coro,
fueron quemados en una hoguera que hicieron delante del monasterio.
Fons Salutis se utilizó entonces como cárcel, como
es sabido.La Rvda. madre
Micaela estaba refugiada en casa de una hermana suya llamada
Encarnación, discípula también de la Sierva
de Dios, soltera, de gran virtud y espíritu sobrenatural.
Allí pasaron juntas tres meses, haciendo vida de convento y de
preparación para todo lo que Dios quisiera.La Madre Micaela y su hermana
Encarnación fueron finalmente detenidas y encerradas en el
monasterio. La M.
Micaela fue alojada en la misma celda que tuvo de religiosa, cuyas
paredes besaba con amor, preparándose para el martirio, que
preveía cercano. La
M. Micaela sufrió en este mes de cárcel lo indecible en
los diversos interrogatorios a que la sometieron.Por fin, el 9 de noviembre de 1936, fue
sacada juntamente con su hermana Encarnación, con el pretexto de
llevarlas a ver a sus parientes; pero al salir del convento tomaron
dirección contraria, con lo que las dos hermanas se miraron y
vieron claramente que les había llegado la hora de su martirio.
Fueron
asesinadas en el cruce de la carretera de Benifayó, en
cuyo cementerio fueron enterradas. Sólo después de la
guerra se conocieron las circunstancias y el lugar de enterramiento.
Desde allí se las trasladó a la Cripta de la Ermita del
Cristo de la Agonía, y posteriormente, en 1974, los
restos de la Madre Micaela fueron trasladados a la
iglesia del Monasterio de Fons Salutis.