BEATA MARÍA
LUISA MANGANIELLO
4 de noviembre
1876 d.C.

Es "la
analfabeta Sabia" de Montefusco en la provincia de Avelino (Italia);
Teresa Manganiello nació cerca de Montefusco, en el seno de una
familia de campesinos. Como muchos niños campesinos del sur de
Italia de aquella época, no asistió a ninguna escuela y
siempre creció a la sombra de la casa colonial edificada en los
campo de aquella zona del país. Ya adolescente manifestó
el deseo de consagrar su vida a Dios; cuando tuvo 18 años,
llegó al convento de San Egidio el padre Ludovico Acernese
quien, ante el despertar en la vida cristiana de aquella zona,
instituyó en Montefusco la Tercera Orden Franciscana.
Teresa se
sintió fuertemente atraída por el ideal franciscano y
corrió enseguida a registrarse, convirtiéndose en la
primera terciaria de Montefusco, eligió al padre Acernese como a
su guía y confesor. En 1870 a los 21 años, vistió
el hábito terciario y al año siguiente hizo la
profesión de los votos tomando el nombre de hermana María
Luisa.
El padre Ludovico
Acernese supo reconocer en ella todas cualidades más profundas
de su alma, por lo que la nombró primera consejera y luego, por
la perfección de su ideal franciscano, maestra de las novicias.
La familia nunca apoyó su deseo de hacerse monja, principalmente
para no privarse de la gran ayuda que era tener a Teresa viviendo en
casa, ella llevó un estilo de vida monacal; fue llamada
popularmente "monachella santa"; estaba siempre presente en la misa
diaria en la iglesia de San Egidio, además vivía
intensamente la oración, que junto a ásperas
mortificaciones corporales, las ofrecía por la reparación
de los escándalos; a pesar de eso siempre y dondequiera
tenía una encantadora sonrisa que atraía a todos.
Aunque era analfabeta,
contestaba con sabiduría incluso a personas de vasta cultura;
fue la artífice de la extensión, en Irpina y en Sannio,
del Movimiento Terciario Franciscano, que conducía junto al
padre Acernese, quien ante la insistencia de Teresa Manganiello de su
ideal religioso y hablando de aquello con otras terciarias,
planeó la fundación de una Comunidad por ellas. Para
tener una aprobación especial, la mandó en 1873 a una
audiencia con el Papa beato Pío IX, para que le presente su
intención; el beato pontífice la bendijo y la
animó a ir adelante; y cuando ya era considerada como la primera
superiora de la naciente Congregación de Monjas Terciarias
Franciscanas, su salud empezó pero a declinar.
En 1874, mientras oraba en la iglesia tuvo la primer hemoptisis
acompañada de una grave artritis; en aquella época fue
una enfermedad maliciosa que atacó a personas de toda edad y
condición social. Siguió adelante, entre los altos y
bajos de la enfermedad, hasta que en el verano del 1876 el mal la
postró; a los muchos sacerdotes y fieles que fueron a visitarla
les regaló siempre su maravillosa sonrisa; totalmente entregada
a las manos de Dios la Virgen a quienes oraba fervorosamente.
Murió con tan sólo 27 años y fue enterrada en el
cementerio de Montefusco; cinco años después de su
muerte, el padre Ludovico Acernese, confiando en su espiritual
protección, fundó en Pietradefusi la Congregación
de las ´Monjas Franciscanas Immaculatinas´ de las que
Teresa es "Piedra angular" y "Madre espiritual." Fue beatificada
por Benedicto XVI el 22 de mayo de 2010.