BEATA MARÍA
KARLOWSKA
24 de marzo
1935 d.C.
Nació en Karlowo, Polonia, en el seno de una familia piadosa.
Desde pequeña mostró gran devoción al Sagrado
Corazón de Jesús. A los 17 años quedó
huérfana de ambos padres, y fue a Berlín a realizar un
curso de costura, para empeñarse luego en el negocio de costura
de una de sus hermanas.
Aunque no tenía
aun resuelto ingresar como religiosa, a esa edad comienza a servir a
los enfermos y pobres, y hace un primer voto informal de castidad. Es
diez años más tarde, a los 27 años, cuando tiene
un encuentro decisivo para su vida: conoce a una prostituta, y con ello
se enfrenta a la degradación de estas jóvenes que
caían en ello por la pobreza y la falta de medios y
oportunidades. Decidió trabajar para la rehabilitación y
cuidado de las mujeres prostitutas sobre todo a las afectadas por
enfermedades venéreas.
Fundadora de la
Congregación de Hermanas del Divino Pastor de la Providencia
Divina, para que las niñas y las mujeres destruídas por
la inmoralidad recuperaran su dignidad. Estableció para ella y
para sus religiosas la siguiente finalidad: “Debemos anunciar el
Corazón de Jesús, es decir, vivir de él y en
él y para él, de modo que lleguemos a ser semejantes a
él y que él sea más visible en nuestra vida que
nosotras mismas”.
Su entrega al Sagrado Corazón del Salvador dio como fruto un
gran amor a los hombres. Sentía una insaciable hambre de amor.
Según la beata María Karlowska, un amor de este tipo
nunca dirá basta, nunca se detendrá en el camino. Era
precisamente esto lo que le sucedía, porque estaba impulsada por
la corriente del amor divino. Gracias a ese amor, devolvió a
muchas almas la luz de Cristo y les ayudó a recuperar la
dignidad perdida. Se calcula que fueron unas cinco mil mujeres las que
fueron a lo largo del tiempo acogidas por Madre María Karlowska,
y recibieron en la casa no sólo acogida, sino un oficio, y ayuda
para formar una familia. Muchas llegaron luego a ser madres, otras
permanecieron como religiosas de la misma congregación.
Murió llena de méritos en Pniewita, Polonia, pero su obra
continuó y continúa trabajando. Fue beatificada el 6 de
junio de 1997 por el Papa Juan Pablo II.