BEATA MARÍA
DOMINICA BRUN BARBANTINI
22 de mayo
1868 d.C.
Nació
en Luca, Italia. En 1811, se casó con Juan Barbantini;
éste, sin embargo, se murió de repente pocos meses
después. Volvió todo su amor sobre Lorenzo, el
único hijo nacido del matrimonio, y además
dedicándose a las enfermas en las casas particulares. A los 31
años le murió el hijo de 8 años. Aun viviendo la
pérdida en el lleno abandono a la voluntad de Dios, el
sufrimiento fue enorme.
Rechazó
distintas propuestas de matrimonio y siguió con la actividad de
asistencia domiciliaria ya iniciada hace algunos años con otras
mujeres: la Pía Unión de las Monjas Oblatas de la Caridad
que ella misma había fundado. A los 36 años se
murió entre los brazos su madre que le dijo: "¿Haces todo
lo que puedes para Dios y para tu Iglesia?."
En
1819 fundó una Asociación de Hermanas de la Caridad que
fue el germen de su Congregación de Hermanas Ministras de los
Enfermos de San Camilo. A los 40 años fundó el instituto
de las Hermanas Oblatas Enfermeras bajo la protección de Maria
SS. Dolorosa y con los consejos de Padre Scalabrini, después 2
años el instituto fue agregado a la Orden de los Camilianos con
el nombre de Ministras de los Enfermos. La actividad fue enfocada sobre
enfermas y niños, pero Maria Dominica pasaba también
mucho tiempo en la formación de sus hijas espirituales y en la
oración enfocada sobre el Jesús que sufre. Exhortaba a
sí misma y a sus hijas a rezar antes de ir a asistir a las
enfermas: "cuando vayan a los enfermos, recuerdan que están
asistiendo a un Dios humanizado y expirante sobre la cruz".
Los
puntos fijos de su vida fueron dos: la caridad heroica para descubrir y
servir a Jesús en los enfermos y la transformación del
sufrimiento propio en amor hacia el otro. La condición para
vivir estas dos actitudes era una profunda humildad y apertura de
corazón a los deseos de Dios. Maria Dominica construyó
paz en sí (un corazón unificado en el amor) y alrededor
de a sí (en la familia, en la comunidad, en la Iglesia),
compartiendo esto sobre todo con los enfermos.
A
los 79 años murió santamente: "¿Yo tengo que morir
así? he pedido siempre al Señor tanto amor y tanto dolor?
el dolor no me falta, pero ¿el amor?". Muriendo mantuvo en el
rostro la misma sonrisa que había tenido siempre en
vida. Fue beatificada el 7 de mayo de 1995 por SS. Juan Pablo II.