Nació
en Kaltbrunn, Saint Gallen (Suiza). Su madre procuró darle una
esmerada educación y la guió hacia un intenso amor de
Jesucristo y a María. Estudió en buenos colegios, con
gran aprovechamiento porque tenía una inteligencia poco
común.
En 1880
ingresó en el convento franciscano de clausura "María
Hilf", en Altstätten, a pesar de la oposición de su madre
que era viuda y ella su única hija. En 1881 realizó su
profesión religiosa y recibió el nombre de María
Caridad del Amor del Espíritu Santo. Dada su preparación
pedagógica, fue destianada a la enseñanza en el colegio
adosado en el monasterio.
Abierta la
posibilidad de que las religiosas de clausura pudieran salir de la
clausura para ir a los países de misión. María
Caridad se ofreció para ir como misionera a la diócesis
de Portoviejo (Ecuador). Santa María Bernarda Bütler, era
la superiora del convento que encabezó el grupo de seis
misioneras. En 1888 llegaron a Chone en Ecuador. En 1993,
después de un duro trabajo en Chone fue destinada para una
fundación en Túquerres, Colombia. Allí
desempeñó una gran labor misionera, sin importarle las
inclemencias del tiempo y las intrincadas selvas.
Ante la urgente
necesidad de encontrar más misioneras para tan vasto territorio
y campo de apostolado, apoyada por el padre alemán Reinaldo
Herbrand, fundó en 1894 la Congregación de Franciscanas
de María Inmaculada. Al principio la Congregación se
nutrió de jóvenes suizas que querían seguir el
ejemplo de la madre María Caridad, y luego entraron en el
noviciado jóvenes colombianas y se extendieron por varios
países.
María
Caridad supo dar a sus hermanas un gran espíritu de
oración y de apostolado con los más marginados, mientras
ella se nutría de la vida contemplativa en la oración y
la Eucaristía. Llevada por este amor a Jesús
Sacramentado, puso todo su empeño en obtener el privilegio de la
Adoración Perpetua diurna y nocturna, que dejó como el
patrimonio más estimado a su comunidad, junto con el amor y
veneración a los sacerdotes como ministros del Señor.
Tuvo una gran confianza en la Providencia y su lema fue "El lo quiere".
Fue elegida superiora general dos veces, y a la tercera renunció
para someterse a la obediencia de una nueva Superiora. Murió
diciendo: "Jesús, ...Me muero", y su fama de santidad se
extendió rápidamente. Su tumba se convirtió en
lugar de peregrinación. Fue beatificada por San Juan Pablo
II el 23 de marzo de 2003.