BEATA MARÍA
CÁNDIDA DE LA EUCARISTÍA BARBA
12 de junio
1949 d.C.
María Bárbara Barba, nació en Catanzaro, Calabria,
en el seno de una ilustre familia. Desde muy joven quiso hacerse
religiosa pero tuvo el rechazo de su familia, y tuvo que dedicarse a
las labores propias de su condición, y a intensificar su
devoción a la Eucaristía y a María. Durante casi
20 años tuvo que luchar hasta conseguir su aspiración,
demostrando en esos años de espera y de sufrimiento interior,
una sorprendente fortaleza de ánimo y una fidelidad poco
común a la inspiración inicial.
Ingresó en la carmelitas descalzas de Ragusa, en
Sicilia, en 1919, cambiando su nombre por el de María
Cándida de la Eucaristía. Tuvo siempre una profunda
devoción por la Eucaristía. María Cándida
desarrolló plenamente lo que ella misma define como su
"vocación a la Eucaristía" ayudada por la espiritualidad
carmelitana, a la que se había acercado a través de la
lectura de la “Historia de un Alma” de santa Teresita de
Lisieux.
Al poco tiempo de su profesión religiosa fue elegida priora de
la comunidad, cargo en el que fue elegida hasta su muerte, infudiendo a
su comunidad un profundo amor a las Constitucionesy contribuyendo
de manera directa a la expansión del Carmelo en Sicilia, con la
fundación de Siracusa, y el retorno de la rama masculina de la
Orden. En 1933 escribió su obra de espiritualidad
eucarística: “La Eucaristía”. Para María
Cándida, la Eucaristía es alimento, es encuentro con
Dios, es fusión de corazón, es escuela de virtud, es
sabiduría de vida. "El Cielo mismo no posee más. Aquel
único tesoro está aquí, ¡es Dios!
Verdaderamente, sí verdaderamente: mi Dios y mi Todo". "Le pido
a mi Jesús ser puesta como centinela de todos los sagrarios del
mundo hasta el fin de los tiempos".
En la Eucaristía descubre también el sentido
profundo de los tres votos religiosos, que en una vida intensamente
eucarística hallan, no sólo su plena expresión,
sino también un ejercicio concreto de vida, una especie de
profunda ascesis y de progresiva conformación al único
modelo de toda consagración, Jesucristo muerto y resucitado por
nosotros: «¿Qué himno no debería entonarse a
la obediencia de nuestro Dios Sacramentado? Y ¿qué es la
obediencia de Jesús en Nazareth, comparada con su obediencia en
el Sacramento desde hace veinte siglos?». «Después
de instruirme sobre la obediencia, cuánto me hablas,
cuánto me instruyes en la pobreza, oh blanca Hostia!
Quién más despojada, más pobre que Tú...No
tienes nada, no pides nada!... Divino Jesús, haz que las almas
religiosas estén sedientas de desprendimiento y de pobreza
sincera!».«Si me hablas de obediencia y de pobreza...,
qué fascinación de pureza no suscitas Tú con solo
mirarte! Señor, si tu descanso lo encuentras en las almas puras,
¿qué alma, tratando contigo, no se hará
tal?». De ahí el propósito: «Quiero
permanecer junto a Ti por pureza y amor». Murió a causa de
una terrible enfermedad en Ragusa. Fue beatificada por SS Juan Pablo II
el 21 de marzo de 2004.