BEATA MARCELINA
DAROWSKA
5 de enero
1911 d.C.
Nació en Szulaki, Ucrania, en el seno de una familia
terrateniente de origen polaca. Desde pequeña destacó por
su piedad y continua oración, virtudes por las cuales
decidió dedicarse a la vida religiosa; sin embargo, en el lecho
de muerte de su padre prometió que contraería matrimonio
para preservar el linaje; se casó con Karol Darowski, con quien
procreó dos hijos.
Enviudó
después de tres años de matrimonio, y murieron sus hijos,
por lo cual pudo ingresar en un convento. Viajó a Roma,
donde conoció al padre Hieronim Kajsiewicz (quien se
convirtió en su director espiritual) y, por medio de él,
a Josephine Karska, quien ya tenía la idea de fundar una
congregación dedicada a la formación integral de la
mujer; éste fue el inicio de la Congregación de las
Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Bendita Virgen
María. Al morir sor Josephine, Marcelina asumió el cargo
de superiora.
Trasladó a su
país natal la sede de la congregación, y en Jazlowiec,
Ucrania -donde radicaría el resto de su vida-, fundo la primera
escuela para niñas, a la cual convirtió en un importante
centro cultural y espiritual. Su carisma se basaba en el
renacimiento y la consolidación de la familia sobre las bases
del amor, el respeto y la oración, y en fincar sólidas
bases morales en la sociedad. Las escuelas que fundó anexas a
los monasterios eran gratuitas.
En los cincuenta años que fue abadesa fundó
siete conventos, con igual número de escuelas. Dejó
herencia de oración, amor al prójimo, y formación
académica y religiosa. Murió en Jazlowice
(Ucrania). Fue beatificada por san Juan Pablo II el 6 de octubre
de 1996.