21 de julio
1936 d.C.
El padre de Trachiner estuvo
casado dos veces. Del primer matrimonio tuvo dos hijos. De viudo se casó
con Remedios Montaña Coret y de estas segundas nupcias nació
Manuel y otro hermano menor llamado Bautista. Murió también
la segunda esposa, siendo los niños de pocos años y el padre,
agobiado por quedarse sólo con cuatro hijos, mandó a los dos
más pequeños a la Casa de Beneficencia de Valencia, mientras
que los mayores ya podían ayudarle algo en su trabajo de agricultor.
Así fue como Manuel Trachiner desde niño estuvo al cuidado de las Hijas de la Caridad, pero la familia no se desentendió de él, al contrario, mantuvieron una relación cordial todos los parientes. De vacaciones volvían los dos niños a casa y, tanto la familia como el párroco observaron que, así como el pequeño no se adaptaba bien a la vida del internado, Manuel estaba deseando regresar a Valencia.
Las Hermanas le querían muchísimo. Ellas descubrieron las buenas cualidades del muchacho y orientaron su vocación. No tuvo más destinos más que Hortaleza, antes de terminar el noviciado ya estaba de jefe de taller. Su sensibilidad artística, su buen carácter, su sentido de responsabilidad, el amor al trabajo y su madurez superior a la edad, eran las notas características de su personalidad. Cuando lo mataron no había cumplido los 21 años. Con el trabaja el Hermano Cecilia, todavía novicio. Son los primeros mártires de la Familia Vicenciana en la persecución de 1936 y probablemente los primeros religiosos de Madrid. Todo hacer pensar que los milicianos de Canillas decidieron su muerte en la mañana del día 20 pero esperaron a matarlos de noche, en la madrugada del 21. Los cadáveres aparecieron junto al Ateneo Libertario de Ventas, sito en la Carretera de Aragón, 117.
Así fue como Manuel Trachiner desde niño estuvo al cuidado de las Hijas de la Caridad, pero la familia no se desentendió de él, al contrario, mantuvieron una relación cordial todos los parientes. De vacaciones volvían los dos niños a casa y, tanto la familia como el párroco observaron que, así como el pequeño no se adaptaba bien a la vida del internado, Manuel estaba deseando regresar a Valencia.
Las Hermanas le querían muchísimo. Ellas descubrieron las buenas cualidades del muchacho y orientaron su vocación. No tuvo más destinos más que Hortaleza, antes de terminar el noviciado ya estaba de jefe de taller. Su sensibilidad artística, su buen carácter, su sentido de responsabilidad, el amor al trabajo y su madurez superior a la edad, eran las notas características de su personalidad. Cuando lo mataron no había cumplido los 21 años. Con el trabaja el Hermano Cecilia, todavía novicio. Son los primeros mártires de la Familia Vicenciana en la persecución de 1936 y probablemente los primeros religiosos de Madrid. Todo hacer pensar que los milicianos de Canillas decidieron su muerte en la mañana del día 20 pero esperaron a matarlos de noche, en la madrugada del 21. Los cadáveres aparecieron junto al Ateneo Libertario de Ventas, sito en la Carretera de Aragón, 117.