BEATO MANUEL LUCAS IBAÑEZ
1936 d.C.
3 de octubre
En la Iglesia Parroquial de
san Andrés de su pueblo natal fue bautizado a los tres días
de su nacimiento. Su sobrino – nieto, el presbítero don Joaquín
Alegrías escribió: « Su hermano mayor Tristán,
murió de tifus en el Seminario Mayor de Granada cuando ya estaba próximo
a recibir el diaconado. Fue entonces cuando el siervo de Dios ingresó
también en el Seminario. ¿Fue aquello una llamada de Dios para
ocupar el puesto que su hermano dejó vacío? »
Ordenado presbítero en Granada durante el mes mariano
de 1904, el doce de mayo celebró su primera Misa en su pueblo. Sus
treinta y dos años de ministerio los dedicó íntegros
a las Alpujarras que le vieron nacer. Le fueron encomendadas sucesivamente
las coadjutorías de Válor, Padules y Laujar. En todos estos
lugares dejó un imborrable testimonio de caridad pastoral.
Desde 1911 fue Párroco de Nuestra Señora de la
Encarnación de Fuente Victoria y Cura Encargado de san Juan Bautista
de Benecid. Siempre solícito para ayudar en las faenas agrícolas
de sus feligreses, era conocido como “el Cura Labrador”. Jamás dejó
que faltara pan o aceite en las mesas de su feligresía durante las
fiestas navideñas, entregando con gran delicadeza numerosas limosnas
de los bienes heredados de sus padres y hermanos.
Al llegar la Persecución Religiosa se cebaron en arrebatarle
todas sus pertenencias y llegaron a expulsarlo de su propia casa. El veinticuatro
de agosto de 1936 escondió el Santísimo, pues el templo fue
destrozado dos días después. Mientras pudo continuó
celebrando la Santa Misa en la capilla de las Damas Catequistas de Fuente
Victoria. Detenido finalmente, su saludo al entrar en la cárcel de
Fondón fue: « Ave María Purísima. »
Liberado a los pocos días, regresó a casa de su
hermana y dijo: « Demos gracias a Dios por las horas que nos deja vivir.
» Con engaños, fue llevado al barranco de los Caballos el tres
de octubre. Fue martirizado a los cincuenta y siete años. Su sobrina,
doña Adela Miranda, cuenta que: « Muy devoto de la Virgen de
los Ángeles, patrona del pueblo, la invocaba a voces cuando lo mataron.
Antes de matarlo sus verdugos quisieron que blasfemara, pero no lo consistió.
Entonces lo arrastraron por el suelo, lo torturaron y finalmente lo castraron.
»