Se le identifica
con Emanuel de Sescalca, maestro y archidiácono de Cremona y
después obispo de la ciudad (1290-1295). Fue expulsado de su
sede por discordias intestinas y se refugió en la abadía
cisterciense de San Bernardo de Adewerth en Frisia, donde murió.
El
hagiógrafo Ughelli dice que era un monje cisterciense que fue
obispo de Cremona durante unos pocos meses en el 1270. Se le venera
como beato en los calendarios litúrgicos cistercienses.