BEATO MANUEL BASULTO
JIMENEZ Y
5 COMPAÑEROS
12 de agosto
1936 d.C.
Nació en Adanero, Ávila (España) en 1860. Hijo de
un molinero, realizó sus estudios eclesiásticos en
Ávila, y fue ordenado presbítero en 1892. Se
licenció en Derecho en la Universidad de Valladolid. Fue
canónigo magistral de León y lectoral de Madrid. En 1909
fue elegido obispo de Lugo. Fue nombrado senador en 1916.
En 1919 Benedicto XV lo nombró obispo de
Jaén, diócesis de la que tomó posesión por
poderes el 14 de junio de 1920. En su escudo rezaba el lema: “Quien a
Dios tiene, nada le falta”. El 2 de agosto de 1936 fue detenido en su
domicilio del palacio episcopal junto con su hermana Teresa Basulto y
el esposo de ésta, Mariano Martín, así como el
deán de la catedral, beato Félix Pérez Portela.
Encarcelado en la catedral de Jaén, el 11 de agosto fue incluido
en la segunda expedición de “Trenes de la muerte” que
partió de Jaén con destino a la prisión de
Alcalá de Henares (Madrid). Llegó el día 12 del
mismo mes a las proximidades de Madrid, la entonces cercana localidad
de San Cristóbal de los Ángeles, donde se encontraba la
‘estación o apeadero de Santa Catalina’ cercana al pueblo de
Vallecas, allí, un abundante número de milicias armadas
procedentes de dicho pueblo les esperaban en el apeadero,
haciéndose de inmediato con los diez vagones del convoy y
conduciéndolos acto seguido a un lugar llamado ‘El Pozo del
Tío Raimundo’. Acto seguido les hicieron bajar a todos, y en
pequeños grupos los fueron fusilando en el repecho que
había próximo al cerro de Santa Catalina, mientras que
unos 40 lograron salvarse saltando del tren en el momento de ser
éste detenido en aquel apeadero.
El obispo y 190 presos más fueron ametrallados en las
inmediaciones del Pozo del Tío Raimundo, y sus cadáveres
saqueados.
Dos de los supervivientes, dijeron que el obispo
cayó de rodillas, exclamando: “Perdona, Señor, mis
pecados y perdona también a mis asesinos”. Estos
asesinatos, fueron seguidos del despojo de los cadáveres
de las víctimas, efectuado por la multitud y por las milicias,
que se apoderaron de cuantos objetos tuvieran algo de valor, cometiendo
actos de profanación y escarnio y llevando parte del producto de
la rapiña al local del Comité de Sangre de Vallecas,
cuyos dirigentes fueron, con otros, los máximos responsables del
crimen relatado. Se encuentra enterrado en la cripta de la iglesia del
Sagrario de la Catedral de Jaén.
Encabeza un grupo formado por 3 sacerdotes diocesanos:
Vicario General Don Félix Pérez Portela, Don
Francisco Solís Pedrajas, Párroco y Arcipreste de Mancha
Real, Don Francisco de Paula López Navarrete, Párroco y
Arcipreste de Orcera,1 seminarista: Manuel Aranda Espejo y 1 laico:
José María Poyatos Ruiz, joven de Acción
Católica. Fueron beatificados el 13 de octubre de 2013 por SS
Francisco.