1936 d.C.
18 de septiembre
Nació en Fiñana
y allí mismo fue bautizado el día 15 de febrero de 1879. Cursó
sus estudios en" el seminario de Guadix, y fue ordenado sacerdote en Almería,
con dimisorias del Obispo de Guadix, en la iglesia de Santo Domingo, el día
23 de septiembre de 1893.
De los 43 años que vivió como sacerdote, casi la totalidad de ellos, los vive como coadjutor de su propio pueblo natal, Fiñana, donde también fue apresado para conducirlo a la muerte, cuando contaba con 67 años de edad. Los testigos lo definen como "hombre sencillo, cercano y servicial", y a pesar de anotar su poca formación (hizo sus estudios eclesiásticos en modalidad de "carrera breve") era un celoso sacerdote: "Visitaba a los enfermos y ancianos de la parroquia , y "daba catequesis en las once barriadas del pueblo ", de tal modo que los sucesivos párrocos de Fiñana, encontraron en él su fiel y seguro colaborador, "en la catequesis, en el culto de las ermitas" y en la predicación que se repartían por turnos los cuatro sacerdotes de la localidad.
Prisión y martirio
Una sobrina suya vino desde Barcelona para llevarlo allí con ella y así liberarlo de la persecución y la muerte. Pero él no aceptó la propuesta; es más, había asumido "que tenía que dar la vida por Cristo en reparación de las ofensas y de los pecados propios y ajenos". Muy digno de resaltar entre las declaraciones de los testigos es lo que dice el Reverendo Alfredo Raya: "Pidió a los que lo iban a matar, que lo mataran a él y dejaran libre a Don Melitón (el párroco)". El hecho del apresamiento, el martirio y enterramiento, se realizó con-juntamente a su párroco, el beato Melitón Martínez.
De los 43 años que vivió como sacerdote, casi la totalidad de ellos, los vive como coadjutor de su propio pueblo natal, Fiñana, donde también fue apresado para conducirlo a la muerte, cuando contaba con 67 años de edad. Los testigos lo definen como "hombre sencillo, cercano y servicial", y a pesar de anotar su poca formación (hizo sus estudios eclesiásticos en modalidad de "carrera breve") era un celoso sacerdote: "Visitaba a los enfermos y ancianos de la parroquia , y "daba catequesis en las once barriadas del pueblo ", de tal modo que los sucesivos párrocos de Fiñana, encontraron en él su fiel y seguro colaborador, "en la catequesis, en el culto de las ermitas" y en la predicación que se repartían por turnos los cuatro sacerdotes de la localidad.
Prisión y martirio
Una sobrina suya vino desde Barcelona para llevarlo allí con ella y así liberarlo de la persecución y la muerte. Pero él no aceptó la propuesta; es más, había asumido "que tenía que dar la vida por Cristo en reparación de las ofensas y de los pecados propios y ajenos". Muy digno de resaltar entre las declaraciones de los testigos es lo que dice el Reverendo Alfredo Raya: "Pidió a los que lo iban a matar, que lo mataran a él y dejaran libre a Don Melitón (el párroco)". El hecho del apresamiento, el martirio y enterramiento, se realizó con-juntamente a su párroco, el beato Melitón Martínez.