BEATO MANCIO ARAKI
8 de julio
1626 d.C.



   Laico japonés, hermano del beato Matías Araki. Era una persona de clase social elevada, y nació en el seno de una familia cristiana. Vivían los dos hermanos en el pueblo de Coxinotzu, en el reino de Arima, y allí, gracias a la tolerancia del rey Arimandono, dieron asilo a los misioneros cristianos.

   Pero en 1625, el rey marchó a la corte y allí escuchó tales cosas contra los cristianos que pensó que su tolerancia podía ser mal interpretada como falta de fidelidad al emperador. Mandó a un regente, Tamagondo, que odiaba a los cristianos para que iniciara la persecución. Un cristiano apóstata, Cumata, delató la presencia del provincial de los jesuitas, el beato Francisco Pacheco en casa de los hermanos Araki. Allí fueron detenidos todos y fueron acusados de dar asilo en su casa al beato Francisco Pacheco. Fueron enviados a la cárcel de Ximabara, donde pasaron hambre, frío, de lo cual Mancio enfermó de tisis y por mucho que sus compañeros pidieron a las autoridades que lo dejaran libre, dijeron que no, que se muriera en la cárcel, y que su cadáver descompuesto les mortificaría más. Mancio murió en la cárcel; su cuerpo fue quemado en Nagasaki, con los demás presos, no sin antes que el beato Juan Tanaka le rindiese un homenaje de respeto y afecto en mitad de la hoguera. Fue beatificado por el Papa Pío IX el 7 de julio de 1867.

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(Parroquia San Martín de Porres)