BEATA MAGDALENA DE LA
MADRE DIOS VERCHIERE
13 de julio
1794 d.C.
En
Orange, Francia, Beata Magdalena de la Madre de Dios (Isabel)
Verchière y cinco compañeras, vírgines y
mártires en la misma persecución. Sus nombres eran: Teresa
Enrica de la Anunciación Faurie, Ana
Andrea de San Alejo Minutte, María Ana
de San Francisco Lambert, María Ana de
Santa Francisca Depeyre y María
Anastasia de San Gervasio Roquard.
El día 13 de julio de 1794 en la plaza de Orange, Francia, donde
se hallaba levantada la guillotina, fueron sacrificadas a causa de su
fidelidad a Cristo seis religiosas, tres de ellas sacramentinas y otras
tres ursulinas, las cuales habían comparecido aquella
mañana ante el tribunal acusadas de ser refractarias a la ley,
de haber rehusado obstinadamente prestar el juramento de “Libertad-Igualdad”
que se les exigía y de haber propagado «el más
peligroso fanatismo». Tras estas palabras de la acusación
lo que se castigaba era la fidelidad de las seis a Cristo, a la Iglesia
y a sus votos religiosos, habiéndose comportado con gran
dignidad, nobleza, fortaleza espiritual y mansedumbre todo el tiempo de
su detención. Ciertamente se habían negado a prestar el
juramento revolucionario, que tenía para ellas connotaciones
antirreligiosas y significaba estar de acuerdo con la línea
anticatólica de la Revolución. Frente a la recién
fundada Iglesia constitucional, ellas eran fieles a la religión
católica, tildada por la Revolución como peligrosa
superstición o fanatismo. Llegaron al patíbulo con
serenidad y, elevados sus corazones al Señor, murieron como
verdaderas discípulas y esposas de Jesucristo. Fueron
beatificadas en el grupo de 32 mártires de Orange el 10 de mayo
de 1925 por SS. Pío XI.