BEATO LUIS STEPINAC
10 de febrero
1960 d.C.
Nació en Brazaric, Croacia. Participó como soldado en la
I Guerra Mundial, y fue apresado por los italianos. Terminada la guerra
volvió a su casa y trabaja en el campo. Militó en las
juventudes católicas.
Fue ordenado sacerdote
en Roma en 1930. El papa Pío XI le nombró obispo
coadjutor de Zagreb y pasó a ser titular en 1937. Le tocaron
años difíciles, pero supo estar siempre a la altura de
las circunstancias, fue siempre pastor al margen de las
ideologías políticas, pero no dejó de orientar a
sus fieles sobre los peligros que representaban muchas de estas
ideologías que iban en contra de la fe. Abierto a una gran
acción pastoral y benéfica, erigió nuevos centros
parroquiales, promovió la prensa católica, insertó
a las comunidades religiosas en la pastoral diocesana, impulso los
movimientos apostólicos de seglares e insistió mucho en
la unidad de todos los católicos con la Santa Sede.
Hizo cuanto pudo por
su pueblo durante la II Guerra Mundial, y terminada ésta, se
opuso a la idea del régimen comunista de crear una iglesia
nacional cismática. Con los demás obispos de Croacia
publicó en 1945 una carta pastoral en la que lamentaba la
injusta condena de los sacerdotes y las miles de víctimas
inocentes de la represión marxista.
Esta carta le supuso
el juicio y la condena a 16 años de prisión, con el
agravante de trabajos forzados y cinco años de privación
de los derechos civiles. Le acusaron de colaboración con el
nazismo, y que ha vuelto a ser aireada con motivo de su
beatificación, pero que no tiene ningún fundamento real.
Lo mismo a unas que a otras autoridades mostró siempre el
respeto debido.
En 1951 fue
trasladado a la cárcel de Lepoglava, en Krasic. Por su valor y
su testimonio de fidelidad a Cristo y a la Iglesia, el papa Pío
XII le nombró cardenal en 1953. Como seguía defendiendo a
su patria y a los derechos de los pobres, y como no se lo podía
matar porque toda la iglesia seguía su martirio, decidieron
torturarlo silenciosamente. En la celda contigua instalaron unos
aparatos de rayos x para radiarlo todas las noches y de esta forma
debilitarlo poco a poco hasta provocarle una muerte dolorosa. Siguiendo
el modelo de Cristo, soportó sin odio todo su martirio,
ofreciendo su dolor por su pueblo.
Luego pasó a arresto domiciliario en Krasic, situación en
la que estaba cuando le sobrevino la muerte. Pudieron matarlo un
10 de febrero de 1960, pero no pudieron doblegarlo ni callarlo. Antes
de morir declaró: «Al pueblo Croata en cuyo seno
nací, he tratado de serle útil hasta donde me fué
posible y ahora, en la hora de mi muerte, cuando las cosas se ven de un
modo diferente que en otros momentos, le encomiendo encarecidamente que
permanezca siempre fiel a su santa fe católica y a la Sede
Apostólica de Pedro». Sus restos descansan, ahora en su
patria, Croacia, en la Catedral de Zagreb a la que nunca pudo ingresar
como cardenal, con un epitafio que reproduce sus propias palabras:
«odiar la injusticia y amar la justica, esto ha sido mi
regla». Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 3 de octubre de
1998.