BEATO LUIS
FRANCÉS TOLEDANO
1936 d.C.
21 de agosto
Nació el 16 de
febrero de 1910 en Madrid
Profesó el 31 de agosto de 1926
Sacerdote el 26 de mayo de 1934
Fusilado el 21 de agosto de 1936 en Olocau (Valencia)
El P. Luis Francés nació el 16 de febrero de 1910 en la
calle Mesón de Paredes, de Madrid, y fue bautizado el día
26 del mismo mes en la parroquia de San Millán por el coadjutor
D. Enrique Núñez, con licencia del párroco, Dr. D.
Sandalio de la Sota y Sánchez.
Sus padres fueron D. Manuel Francés, jornalero, y Dª.
Visitación Toledano, que tuvieron otros hijos. El mayor de
ellos, Manuel, también fue misionero claretiano[1]. Los dos
hermanos hicieron la carrera juntos.
A finales de septiembre de 1921 ingresó en el postulantado de
Alagón, donde cursó los años de Humanidades,
demostrando sus buenas cualidades intelectuales.
El 16 de agosto de 1925 fue a Vich para hacer el noviciado.
Tomó el hábito el 29 de dicho mes iniciando el noviciado
bajo la dirección del P. Ramón Ribera. Profesó el
31 de agosto del año 1926.
Al día siguiente se trasladó a Solsona para comenzar los
estudios filosóficos. Acabados dichos estudios, a mitad de
agosto de 1929 pasó a Cervera para cursar la teología. En
esta ciudad, en la primera semana de febrero de 1931 recibió la
primera tonsura y las cuatro órdenes menores de manos del Exc.mo
Manuel Irurita, Obispo de Barcelona. El 17 del mismo mes y año
hizo la profesión perpetua. También en Cervera el 17 de
septiembre de 1933 recibió el subdiaconado y el 24 de febrero de
1934 el diaconado de manos del Exc.mo Valentín Comellas, Obispo
de Solsona. El 26 de mayo de ese mismo año recibió el
presbiterado de manos del Exc.mo Ramón Font, Obispo de Tarija,
Bolivia.
Su primer destino fue la comunidad de Gracia, en Barcelona, donde
ejerció de profesor en el colegio durante el curso 1934-1935,
porque era maestro. Al acabar el curso fue destinado a la
fundación de Valencia, como predicador, y cuando fue constituida
la residencia le asignaron el cargo de Ministro. A pesar de este cargo,
salió por bastantes pueblos a predicar misiones, septenarios y
todo tipo de sermones de fiestas.
La Cuaresma de 1936 la predicó en el Grao, que gustó
mucho a la gente. Por ello, al estallar la guerra, estaba supliendo al
párroco, D. Alfonso Roig. Desde el piso hasta la parroquia
había una gran distancia y no tan buenas comunicaciones. El
día 20 de julio de1036 Valencia ardía por todos los lados
y le costó llegar a la parroquia. Entonces dijo a los fieles:
Digamos pronto la Misa, pues están quemando las iglesias.
La dijo velozmente y al terminar llegaron las turbas que rociaron la
iglesia con gasolina y la incendiaron. Volvió a casa y
contó lo sucedido.
Cualidades. Tenía buenas cualidades intelectuales y aptitudes
para el trabajo. Era de trato afable, sencillo y humilde. Era buen
religioso, cumplidor de su deber, fervoroso y piadoso. Durante la
persecución acentuó su devoción al Viacrucis y al
Santo Rosario, que discretamente rezaba cuando iba por la calle. En su
porte se le notaba que era un fraile. Bondadoso, invitaba a todos a
perdonar a los enemigos siguiendo el ejemplo del Señor.
Detención y martirio
El P. Francés, el día 27 de julio de 1936 se
trasladó al pueblo de Serra, a 32 kilómetros de la
capital, enviado por el Superior a petición de D. Alfonso Roig,
que se encontraba allí con una colonia de niños de su
parroquia.
Durante el tiempo que estuvo en este pueblo se dedicó a la
oración, al estudio y celebrar la Santa Misa en la casa en
que estaba hospedado, al parecer la de D. José Alemany,
sacristán de Bétera. También solía
recorrer las estaciones del Viacrucis instalado fuera del pueblo en la
cuesta de un montecillo y rezaba las tres partes del Santo Rosario y el
Breviario en compañía de una viejita, llamada Isabel.
Esta le preguntaba al Padre si no tenía miedo. El Padre
aparecía sereno y tranquilo y le respondía:.
No hay que preocuparse tanto. Dios está sobre todo. Y en
último momento también Jesús murió por
nosotros.
Cuando surgían comentarios sobre los desmanes de los rojos, la
Sra. Isabel se desataba incontenible contra tales malhechores y les
deseaba la muerte…
Se ha de tener caridad con todos y también con los enemigos. No
hemos de desear mal a nadie, le respondía el Padre.
El 20 de agosto por la tarde se presentó el peligro. El P.
Francés y su acompañante, José Alemany, pasaron la
velada en la casa de la Sra. Isabel y se retiraron a su refugio. Al
poco rato llegaron dos coches que se pararon a la puerta. Eran
milicianos de Bétera en comunicación con los rojos de
Serra, que venían a buscar a D. Alfonso Roig, que ya se
había ido a Barcelona. Entonces arrestaron al dueño de la
casa, José Alemany, y al P. Francés. Los dueños de
los coches tuvieron que hacer el servicio por
«obligación». Los llevaron al Comité y de
ahí a la cartuja de Porta Coeli, donde pasaron la noche las
víctimas y los verdugos. Les dieron de cenar patatas con magra,
pero no probaron bocado. Mientras los chóferes fueron a cargar
gasolina.
Al día siguiente, 21 de agosto de 1936, muy temprano
continuó la odisea. Los milicianos dijeron que se
dirigían a Liria para entregarlos al Juzgado. Subieron otra vez
a los coches y el P. Francés dijo que le llevasen a Liria para
presentarse ante el Juzgado y que él era maestro. Ya no
habló más. Durante el trayecto fueron callados. Al llegar
al km. 6 del camino a Olocau bajaron todos de los coches mientras los
chóferes hacían maniobra para volver a Bétera.
No todos los milicianos presentes estaban de acuerdo en fusilar a las
víctimas y discutían si llevarlos al tribunal o
ejecutarlos. Hicieron esto último.
Los dos chóferes, que estaban un poco alejados, pero
podían ver lo que sucedía, oyeron unos disparos y se
quedaron sorprendidos. Vieron que el P. Francés estaba de
rodillas con los brazos en cruz y dijo, según confesión
del cabecilla rojo, apodado el Campanero[2], que «perdonaba a los
que lo mataban, ya que Dios lo había querido así;
moría satisfecho».
Fue enterrado en el cementerio de Olocau, municipio de la provincia de
Valencia.