BEATO LORENZO DE
MASCULIS DE VILLAMAGNA
6 de junio
1535 d.C.
Nació en Villamagna (Chieti); pertenecía a la noble
familia de los Mascoli. Ingresó muy joven en la Orden de los
Hermanos Menores, donde se distinguió por la asiduidad en la
oración, su amor a la pobreza y a la obediencia, su
devoción a la Eucaristía y por el amor divino del cual
estaba inflamado: desarrolló un intenso apostolado, fue muchas
veces solicitado en las principales ciudades de Italia por su santidad
y su profunda doctrina. Fue favorecido por Dios con el don de milagros
y profecía.
El siglo XV es el siglo de oro del franciscanismo. En este
feliz período Lorenzo plasmó su eximia virtud, tanto que
emulaba a sus grandes cohermanos, el primero de todos san Juan de
Capistrano. La vida sacerdotal de Lorenzo duró 35 años y
puede resumirse en estas pocas y sencillas palabras: predicó,
enseñó, exhortó y pacificó pueblos. Fue un
profundo teólogo y famoso predicador. Su palabra parecía
la de un profeta, conmovía hasta el llanto. Las conversiones
eran frecuentes. Para responder a las frecuentes solicitudes de
predicación que le venían de todas partes de Italia,
debía emprender largos y difíciles viajes. Caminaba
siempre a pie descalzo. Su comportamiento era ya una de sus
convincentes predicaciones.
En 1535 los habitantes de Ortona a Mare, deseosos de
escuchar la palabra de Lorenzo le pidieron predicar la cuaresma, pero
la fibra del infatigable apóstol, se había reducido a un
estado lamentable, a causa de las largas fatigas, las ásperas
penitencias y los largos viajes. El bien obrado entre los ortoneses fue
extraordinario. Cuando lo veían subir al púlpito se
sentían conmovidos hasta las lágrimas, cuando bajaba de
él le besaban las manos y la túnica. Todos le demostraron
reconocimiento por el gran bien realizado en medio de ellos. Un
día, mientras predicaba, inspirado por el Señor
exclamó con espíritu profético: "Dentro de quince
días estaré en la eternidad yo en primer lugar y
después me seguirán otros de ustedes".
Efectivamente después de unos días fue
atacado por un fuerte acceso de gota que lo obligó a suspender
la predicación y reducirse al lecho. Purificado por el dolor
soportado con gran resignación, expiraba serenamente, a la edad
de 59 años, en Ortona a Mare. Su cuerpo después de
algunos años fue encontrado incorrupto. En 1829 fue colocado
bajo el altar mayor en la iglesia franciscana de Santa María
delle Grazie del lugar. Aprobó su culto Pío XI el 28 de
febrero de 1923.