BEATO LEOPOLDO DE
ALPANDEIRE
9 de febrero
1956 d.C.
Se
llamaba Francisco Tomás y había nacido en el pueblo
malagueño de Alpandeire, en el seno de una modesta familia de
campesinos. Ellos mismos cultivaban el terreno y realizaban las faenas
agrícolas, siendo este trabajo su actividad principal. Su
instrucción escolar consistió únicamente en los
estudios primarios que siguió sin demostrar capacidades
especiales en la escuela local. Desde pequeño mostró
inclinación hacia la religión, pues se sabe que a los
diez años protagonizó un incidente que tuvo mucha
repercusión entre sus convecinos. Mientras se encontraba en el
campo, al cuidado de un rebaño de cabras junto con otros
niños, el cielo comenzó a nublarse amenazando tormenta.
Surgieron varias ideas sobre la actitud que debían tomar. El
futuro Fray Leopoldo propuso refugiarse en una peña y rezar el
rosario para solicitar la protección de la Virgen, otro de los
pequeños no estaba de acuerdo y consideró preferible
dirigirse hacia el pueblo lo antes posible. Finalmente todos se
encaminaron hacia Alpandeire sin implorar la protección de la
Virgen, pero la marcha se vio interrumpida por un rayo que
fulminó al joven que había propuesto el apresurado
retorno, resultando muerto. Es posible que este suceso del que se
habló largamente, influyera en su futura decisión de
hacerse fraile.
Toda su infancia y
juventud transcurrio en Alpandeire dedicado a faenas agrícolas,
salvo el periodo de servicio militar (1887-1888) que realizó en
el Regimiento de Infantería Pavía en Málaga.
Decidió
dedicarse a la vida religiosa después de haber oído
predicar a dos capuchinos en la ciudad de Ronda, con motivo de la
beatificación de Diego José de Cádiz en 1894. Tras
varios intentos que resultaron fallidos, ingresó en 1899 en
calidad de postulante en el convento que poseía la orden
capuchina en Sevilla. En 1900 emitió sus votos y recibió
como nombre religioso el de Fray Leopoldo de Alpandeire. Tras destinos
sucesivos a Antequera, Granada y de nuevo Sevilla, el 21 de febrero de
1914 fue trasladado definitivamente al convento de Granada, donde
residió durante 42 años.
Permaneció de
forma ininterrumpida en esta ciudad entre 1914 y 1956. La mayor parte
del tiempo desempeñó la función de fraile
limosnero, lo cual le obligaba a recorrer la ciudad a pie y entrar en
numerosas viviendas solicitando donativos.
Poco a poco su figura fue haciéndose popular, numerosas personas
solicitaban su consejo o intermediación y se le empezó a
conocer como "el humilde limosnero de las tres Ave Marías",
porque eran estas las oraciones que dedicaba a quienes le pedían
su bendición. Hizo el bien, especialmente a los niños a
los que quería entrañablemente. Era un fraile
austerísimo y tuvo fama de santidad. Su tumba en Granada es
lugar de peregrinación. Fue beatificado por SS Benedicto
XVI el 12 de septiembre de 2010.