LA SANTÍSIMA
TRINIDAD 1
¡Oh
Dios mío, Trinidad adorable,
ayúdame
a olvidarme por
entero para establecerme en ti!
¡Oh
mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento mi impotencia y te pido
que me revistas de ti mismo, que identifiques mi alma con todos lo
movimientos de tu alma; que me sustituyas, para que mi vida no sea
más que una irradiación de tu propia vida. Ven a
mí como adorador, como reparador y como salvador...
¡Oh
fuego consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí, para que se
haga en mi alma una como encarnación del Verbo; que yo sea para
él una humanidad sobreañadida en la que él renueve
todo su misterio.
Y
tú, ¡oh Padre!, inclínate sobre tu criatura; no
veas en ella más que a tu amado en el que has puesto todas tus
complacencias.
¡Oh
mis tres, mi todo, mi dicha, soledad infinita, inmensidad en que me
pierdo! Me entrego a vos como una presa; sepultaos en mi para que yo me
sepulte en vos, en espera de ir a contemplar en vuestra luz el abismo
de vuestras grandezas!.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)