LA SANTA MUERTE
(La Santa Muerte no es un Santo por lo tanto no debe de ser venerado como tal)
MITO



   En su libro La Santa Muerte, el mal de ojo y otras supersticiones, el P. Jorge Zarazúa precisó que el origen del culto a la santa muerte "es muy incierto, aún para sus mismos promotores". "Algunos de ellos lo consideran un culto prehispánico, que habría sobrevivido a pesar de la oposición de la Iglesia Católica. Según los que promueven esta ´devoción´, se trataría de la supervivencia del culto a Mictlantecuhtli, que, en la mitología azteca, es el dios de la muerte, señor del Mictlán, el silencioso y oscuro reino de los muertos", afirma. El P. Zarazúa señaló también que, de acuerdo a otros seguidores de esta secta, su origen se remonta a los africanos que llegaron para trabajar como esclavos en el continente americano. Sin embargo, el sacerdote precisó que es muy difícil que este culto pueda tener un origen prehispánico o africano, "pues los elementos con los cuales se le representa son más bien de la cultura occidental, como son el manto, la túnica, la guadaña y el reloj de arena".

   "Las antropólogas Katia Perdigón y Elsa Malvido señalan que el culto a la santa muerte nació en los años cincuenta y que no tiene ninguna raíz prehispánica", subrayó. El P. Jorge Zarazúa constató que la pertenencia a esta secta se ha extendido entre los fieles católicos, al punto que muchos "la consideran un santo más de la Iglesia Católica, tal vez porque sus promotores se encargan de difundirla con métodos similares a la forma en que se promueven las devociones católicas (rosarios, procesiones, "misas", etc.), precisamente para atraer y atrapar a los católicos más desprevenidos y desorientados".

   El P. Luis Santamaría, sacerdote diocesano español y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), señaló que a pesar que muchos católicos creen que es posible pertenecer a este culto o incluirla entre sus devociones, esto está "lejos de una religiosidad verdaderamente cristiana". "Basta ver su vinculación directa con la delincuencia y el narcotráfico, y la clase de valores que promueve, para hacer un juicio negativo sobre este culto tan peculiar", indicó. El P. Santamaría recordó que "los pastores de la Iglesia han tenido, desde el principio, una palabra crítica y profética ante una realidad creciente que se nutre de la falta de formación religiosa y la superstición".

   El sacerdote dominico y también miembro de RIES, P. Pedro Fernández, dijo que el culto a la santa muerte "es un verdadero problema en los niveles social y religioso" en la capital de México. "Así como encuentras imágenes de la Virgen de Guadalupe o de San Martín de Porres, hallas imágenes de la Santa Muerte". El P. Fernández también consideró que este culto se ha extendido de forma particular entre "la gente popular y el crimen organizado, debido, sobre todo, a una mezcla muy peligrosa de religiosidad, ignorancia y violencia". Para el sacerdote español, este culto se ve favorecido "por la crisis total de valores morales en la que nos encontramos".

   Roberto Federigo, experto en sectas y miembro de RIES, reveló que este peligroso culto se ha extendido a Argentina, donde recibe el nombre de "san la muerte". "Se estima que nació como un sincretismo pagano-cristiano, una fusión de divinidades de los pueblos originarios guaraníes con algo del simbolismo ornamental de los jesuitas". Federigo indicó que el culto a "san la muerte" se encuentra actualmente "muy difundido en la zona conurbana de Buenos Aires (denominado Gran Buenos Aires), debido a las migraciones internas y de países limítrofes". "Muchos asocian este culto a la delincuencia, pues algunos delincuentes le prometerían veneración a cambio de protección. Desde hace algunos años, además de su proliferación, han aparecido templos y lugares de culto permanentes, con ministros y fieles, con regular asistencia y un principio de sistema de creencia organizado que podría asemejarse al de los cultos afrobrasileños u otros de la religiosidad popular".

El 27 de marzo de 2012, ocho personas, que serían integrantes de una misma familia, fueron detenidos por las autoridades de México acusados de haber asesinado a dos niños de 6 y 7 años y una mujer adulta de 55, como sacrificios a la santa muerte. Un portavoz de las autoridades mexicanas señaló que las víctimas fueron asesinadas con cuchillos, y se les extrajo la sangre como "ofrenda" a la santa muerte.


  El culto surge posteriori de la expulsión de los jesuitas de sus misiones en el noreste de la Argentina y Paraguay en 1767. Cuando la Iglesia habla de prepararse para la "buena muerte", algunos, por error, han pensado que se trata del nombre de un santo llamado "San La Muerte" o "San Buena Muerte" a quién veneran, por sincretismo, el Viernes Santo y el Día de todos los Muertos. Se trata entonces de un santo que no existe pero que se venera predominantemente en las provincias argentinas de Corrientes, El Chaco, Misiones y Formosa.

   Otra manifestación de sincretismo es el buscar la bendición de un sacerdote para el amuleto de "San la Muerte". Se dice que, para lograr la bendición, lo llevan escondido en la mano mientras le piden al sacerdote que bendiga una estampita. Piensan que, logran así, por engaño, la bendición del amuleto escondido. No comprenden que lo que el sacerdote no tuvo la intención de bendecir no queda bendecido.

   A quién sí debemos conocer es a Jesucristo, a quien se le da el título de "Señor de la Buena Muerte", porque quien muere en El tendrá vida eterna.

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(Parroquia San Martín de Porres)