HISTORIA DE LA IGLESIA
LA RUTA DE LOS BÁRBAROS
del 600 al 900 d.C.



   Durante el siglo VI toda Europa sufrió profundos cambios: los pueblos que vivían más allá de las fronteras del imperio romano empezaron a desplazarse. Eran pueblos germanos, eslavos, turcos, y más  tarde, finlandeses. De su encuentro con los antiguos pueblos de Occidente y de la fusión de las diversas tradiciones y concepciones de la vida surgiría un mundo nuevo.

   El Imperio romano se había extendido alrededor del Mar Mediterráneo, en donde los romanos convivieron con los griegos, los iberos, los celtas, etc. Los pueblos que habitaban más allá de las fronteras del imperio habían empezado a penetrar en las tierras del imperio. Eran los pueblos germanos, francos, vándalos, visigodos...,que cruzaron Europa y llegaron hasta el África. Los eslavos se dirigieron desde el Báltico hasta la región de los Balcanes. Los turcos, por su parte, desde las estepas del Asia central, llegaron a los Balcanes, a Italia y a la tierra de los germanos.

   No se trataba de simples expediciones militares, sino de movimientos de tribus y pueblos completos (guerreros, mujeres, niños, caballos y carros que transportaban todas sus cosas). Y junto con aquel mundo que se trasladaba de un sitio para otro, vinieron las tradiciones, la religigión y el modo de pensar. Eran "los bárbaros".

   La llegada de los bárbaros contribuyó a la caída del Imperio de Occidente, y puso en peligro la existencia del Imperio de Oriente, cuya capital era Constantinopla. Con el tiempo, aquellos bárbaros cambiaron su vida de vagabundos y se establecieron en una región determinada y se mezclaron con los pobladores iniciales de aquellos lugares.

   La Iglesia se encontró ante una gran oportunidad. Algunos "bárbaros" conservaron su antigua religión (el paganismo) y otros aceptaron la herejía de los arrianos (que niega que Jesús es Dios). A lo largo de los siglos los cristianos se iban a esforzar en convertirlos.

   A mediados del siglo VI, nos encontramos con Gregorio, descendiente de una de las más nobles familias romanas. Desempeñaba el cargo civil más importante en la ciudad: era el prefecto de Roma. Inesperadamente se hizo monje y convirtió su palacio en convento.

   San Gregorio Magno nació hacia el año 540. Su padre era senador de la ciudad. Gregorio siguió el ejemplo de su padre y, terminados los estudios, se dedicó al servicio de la ciudad: se preguntaba por qué si Roma había sido grande durante el paganismo, no podría serlo a partir de la fe en Jesucristo. Se dedicó a engrandecer a Roma y el año 573, cuando tenía un poco más de 30 años, fue elegido prefecto de la ciudad. Era el puesto civil más alto y codiciado. Pero Gregorio utilizó todo el dinero para obras de utilidad común y para ayudar a los numerosos pobres. La gente lo estimaba mucho.

   Pero Gregorio no estaba satisfecho con esa clase de vida, y un día de 578 los romanos vieron a Gregorio vestido no con la toga roja de los magistrados, sino con el humilde hábito de los monjes. Había abandonado su lujosa carrera para vivir pobremente como un sencillo monje. Todos le rogaban que volviera a ocupar su puesto, pero él había tomado ya una determinación muy firme. Entonces convirtió su palacio en monasterio, donde se siguió la regla de San Benito.

   La fama de Gregorio llegó a oídos del Papa, Pelagio II, quien le confió una parroquia y luego lo hizo hombre de todas sus confianzas. Lo envió a Constantinopla como enmbajador suyo. Al morir Pelagio II, en 590, todo el pueblo y el clero romanos proclamaron a Gregorio como Papa. Por más que se opuso a aquel nombramiento, el pueblo insistió, y Gregorio consideró que aquella era la voluntad de Dios. Fue un gran Papa  y ha pasado por ello  a la historia con el nombre de Gregorio "Magno". Prestó especial atención a las personas que sufrían y a los pobres, a quienes invitaba a comer en su casa.

   Gregorio Magno admiró la cultura de los antiguos escritores griegos y latinos, estimó mucho en la vida monástica  y comprendió que el futuro pertenecía a los nuevos pueblos establecidos en las tierras del antiguo imperio romano. Por este motivo, confió a los monjes la tarea de predicarles el Evangelio y de elvar su cultura. En el año 597 envió monjes a Inglaterra.

    En España, a fines del siglo V, se habian  establecido los visigodos (godos del ostes), que seguirían la herejía de los arrianos (Cristo no es ni Dios ni hombre, sino una creatura). El rey Leovigildo intentó convencer a todos sus súbditos de que se hicieran arrianos. La lucha entre arrianos y cristianos se prolongó hasta el año 587, cuando Recaredo anunció su conversión a la religión auténticamente cristiana.

   Al principio los visigodos vivían separados del resto de la población, que era cristiana. Con los años, se fueron acercando a los cristianos y convivieron con ellos. Descubrieron que los cristianos defendían con su vida sus convicciones religiosas,  con lo cual numerosos visigodos se convirtieron al cristianismo. Como el número de cristianos aumentaba, el rey Leovigildo intentó imponerles a todos sus súbditos el arrianismo. Prohibió, además, que los visigodos se hicieran cristianos. Hermenegildo, hijo del rey, hacía poco conertido al cristianismo, se rebeló contra aquellas medidas injustas de su padre, quien lo derrotó y lo mandó matar. Pero, muerta ya Leovigildo, su hijo Recaredo se convirtió muy pronto al cristianismo y permitió que sus súbditos hicieran lo mismo. Recaredo sofocó algunas rebeliones de la aristocracia visigoda y consiguiño la unidad y la paz.

   Los antiguos habitantes de España, junto con los visigodos, formaron una fuerte unidad y, con el apoyo de fuertes personalidades, dieron origen a una civilización en que se reunieron la enseñanza cristiana, la cultura romana y el valor y fortaleza de los visigodos.

   El gran personaje de entonces fue San Isidoro de Sevilla, nacido en 570. Profundamente inteligente, de gran capacidad para estudiar y muy amante de su pueblo, estaba convencido de que éste podía conseguir la misma alrura intelectual  y cultural que los antiguos latinos y griegos (los clásicos). Siendo ya Obispo de Sevilla y ayudado por varios secretarios, compuso una especie de enciclopedia, en que se resumían todos los conocimientos contemporáneos. En esa obra, los visigodos podrían encontrar toda la cultura. Sus contemporáneos consideraban a Isidoro como el hombre más sabio del mundo. Su obra fue, en realidad, el primer cimiento de la época que iba a comenzar, la Edad Media cristiana.

   En Irlanda los monjes no vivían aislados, sino en contacto con los fieles. Entre esos monjes destacó San Columbano, que hizo una peregrinación por Europa. Se asombró de la ignorancia y desorganización de los cristianos francos (franceses). Se estableció entre  ellos y construyó un gran monasterio, la abadía de Luxeuil, que en poco tiempo se convirtió en un centro de vida. Allí se oraba, se estudiaba, se enseñaba y se trabajaba. Se fabricaba todo lo necesario para los monjes: hábitos, zapatos. Los cristianos acudían al monasterio para estudiar y para recibir ayuda espiritual y material.

   El Obispo San Patricio introdujo el cristianismo en Irlanda. Los monjes lo difundieron y conservaron. Los monasterios fueron verdaderos centros de cultura. Los monjes impulsaron la práctica de la confesión personal como algo muy útil.

   San Columbano, el más famoso monje irlandés, abandonó su patria para hacer una peregrinación por Europa. Encontró en una desastrosa situación el reino de los francos. Decidió quedarse con ellos para ayudarlos. Construyó un gran monasterio en Luxeuil, que albergaría no sólo a los monjes, sino a todos los que quisieran compartir la vida de los monjes o simplemente estudar. Los monjes más preparados daban clases. Columbano dio a Luxeuil el espíritu  de seriedad y trabajo de los monasterios irlandeses. Era muy exigente con sus monjes, y eso atraía a los cristianos más sinceros  y generosos. Este primer monasterio pronto fue insuficiente y se tuvieron que construir otros.

   La organización de Luxeuil era impresionante. Era una escuela para futuros monjes y laicos. La enseñanza era muy elevada, tanto, que los francos nobles enviaban ahí a sus hijos. Los monjes trabajaban las tierras del monasterio, cada vez más grandes, y dirigían a los campesinos; así se alimentaban los monjes, los campesinos y los pobres...En el monasterio había cocineros, panaderos, sastres...Los cristianos acudían al monasterio en busca de consejo y de ayuda sacramental.

   Era tanta la influencia de los monjes, que nobles y eclesiásticos empezaron a envidiarlos. Además, los monjes criticaban la conducta poca cristiana de algunos príncipes y Obispos....Columbano tuvo que abandonar la abadía, pero ya los monjes irlandeses habían contribuido notablemente el desarrollo de los cristianos franceses.

   Desde los primeros tiempos, algunos cristianos  comenzaron a construit imágenes (que los orientales llaman "iconos"), con el fin de venerar a Jesús, a la Virgen y a los Santos. Ya en los siglos VI y VII esta práctica se había extendido mucho, impulsada sobre todo por los monjes. Pero algunos cristianos consideraron que esta costumbre era impropia del cristianismo y quisieron destruir los "iconos" por temor  de que con ellos se fomentaría la idolatría (el culto a los ídolos y a los dioses falsos) y no el culto del único Dios verdadero....

   La costumbre de construir imágenes ("los iconos") de Jesús, de la Virgen y de los Santos se fue convirtiendo en algo común y corriente, sobre todo cuando el paganismo quedó derrotado y ya no había peligro de confundir las imágenes cristianas con las paganas. Durante el siglo VII "los iconos" estaban muy difundidos, y los monjes fomentaban el culto a estas imágenes, temían que el pueblo ignorante se pusiera a venerar un trozo de madera y no al Dios ue éste representaba...Decían que Dios no podía ser representado y que el culto a las imágenes no se distinguía mucho del culto a los ídolos....La fidelidad a Cristo....(decían) exige la destrucción de los "iconos".

   Este grupo, contrario a la representación de las imágenes, pronto fue conocido como "los iconoclastas" (destructores de imágenes). El emperador León III (700) se puso de parte de "los iconoclastas", contra el parecer el pueblo, de los monjes y del Patriarca de Constatinopla. El emperador prohibió en todo el imperio el culto de las imágenes...Pero prevaleció la fe humilde del pueblo.

   El monje Juan de Damasco (San Juan Damasceno) dio la solución al problema de las imágenes. Intervino en la controversia sobre el culto a las imágenes en forma decisiva: "No veneramos un trozo de madera, sino a Jesús o a los Santos representados en las imágenes".

   San Juan Damasceno escribió: "Al venerar las imágenes, no se venera la madera o el material de que están hechas las imágenes, sino la persona o los sucesos representados. Las imágenes son útiles, porque nos traen a la memoria la vida virtuosa de Jesús y de los Santos, y nos exhortan a imitarla". San Juan Damasceno fue el gran defensor de los "iconos".

   Durante el siglo VII y el siglo VIII, el Islam (o religión de Mahoma) conquistó rápidamente una región tras otra. La fe islámica y el imperio del Califa se extendieron desde el Atlántico hasta el Océano Indico. Su fe inquebrantable y su fueza comercial hicieron florecer enormemente  la religión y al pueblo de Mahoma.  En las ciudades musulmanas se desarrolló una intensa y brillanye vida social. La cultura islámica se mezcló con las culturas antiguas  y dio una nueva viuda muy original. Se desarrollaron las ciencias médicas, matemáticas y astronómicas.

   La fe de los mahometanos movía hombres y pueblos. Durante la primera mitad del siglo VII, el Islam llegó las llanuras del Asia central. En Occidente, ocupó toda la costa africana sobre el Mediterráneo, conquistó los reinos africanos, atravesó el estrecho de Gilbraltar y se spoderó casi totalmente de la península española. (Llegaron a conquistar algunas regiones de Francia).

   Hacia el año 750, el centro del mundo musulmán se desplazó de Damasco a Bagdad, a orillas del río Tigris. En esta capital el comercio árabe recibió un gran impulso: los barcos árabes llegaban hasta Corea y China. El dirigente único, espiritual y político, de todos los mahometanos era el Califa de Bagdad, sucesor del profeta Mahoma. El imperio estaba formado por numerosas ciudades, que se convirtieron en centros administrativos, culturales y religiosos. En ninguna ciudad faltaba la mezquita, en la cual se oraba y se meditaba. Entre las grandes ciudades españolas que construyeron o reconstruyeron los moros están Córdoba y Almería.

   En aquellas ciudades islámicas se encontraban personas muy diversas, que habían viajado mucho y conocían muchos aspectos de la vida de Europa, Asia y Áfica. Fueron, por lo tanto, centro de intercambio cultural. En Bagdad se encontraron los matemáticos, astrónomos y médicos hindúes; los médicos persas; los filósofos, matemáticos, médicos y géografos de Grecia. Existía una enorme inquietud científica: en traducciones, en formar bibliotecas, en desarrollar las ciencias y la teología...Formaron un verdadero laboratorio cultural.

   La personalidad de Vinfrido (Bonifacio) fue extraordinaria. Era un monje inglés, educado en el monasterio de Exeter. Abandonó su país para predicar activamente el Evangelio en Alemania. Así pues, evangelizó con gran éxito una región alemana, y el Papa lo consagró Obispo con la misión de organizar la Iglesia en toda Alemania. Bonifacio se estableció en la diócesis de Maguncia. Desde allí acudía con frecuencia al monasterio de Fulda, donde podía llevar aquella vida pacífica que había perdido al seguir su vocación misionera. En 754 murió, asesinado por una banda de paganos. 

   San Bonifacio nació cerca del monasterio de exeter, en el cual entró, siendo niño. Se dedicó a los estudios y, a los 40 años, en 716, decidió  vijar al continente pra predicar la religión cristiana a los alemananes. Cambió su nombre de Vinfrido por el de Bonifacio. Recorrió Baviera, en el sur de Alemania. Convirtió muchas personas al cristianismo y fundó un monasterio. Tuvo mucho éxito y fue a informar al Papa acerca de sus actividades. El Papa lo consagró Obispo  y le dio facultades para predicar en Alemania a los paganos y para reorganizar y reformar las igleias existentes. Así pues, Bonifacio emprendió la reorganización de Iglesias aisladas que habían perdido el auténtico espíritu cristiano.

   Todos aplaudían las actividades de Bonifacio cuando predicaba a los paganos. Pero cuando comenzó a reorganizar las Iglesis existentes, suprimiendo privilegios y costumbres, los nobles y los Obispos protestaron y empezaron a llamarlo extranjero con ínfulas de reformador...Bonifacio prosiguió adelante y fundó numerosos monasterios y diócesis. Organizó también varias asambleas  para reformar las iglesias, restablecer la disciplina  entre el clero y fomentar un verdadero espíritu cristiano entre fieles y eclesiásticos.

   Bonifacio tuvo que retirarse a su diócesis de Maguncia, y sus proyectos fueron realizados por sus discípulos. Desde Maguncia, Bonifacio se trasladaba frecuentemente al monasterio de Fulda, fundado por él en 744. Quería convertir a Fulda en un gran centro de oración, de trabajo y de estudio, como los grandes monastrios ingleses o la abadía de Montecasino. Cuando Bonifacio, anciano ya, llegó a Utrecht (Holanda), atrajo la atención de los fieles, pero también el odio de unos paganos, que lo asesinaron en 753.

   Los francos se habían destacado entre los pueblos eurpeos y, con su nuevo rey, Carlomagno, se hicieron todavía más fuertes. Cuando el rey de los longobardos amenazó al Papa Adriano con apoderarse de Roma, éste pidió ayuda a Carlomagno, quien derrotó a los enemigos del Papa. Entonces el rey entró con todo su séquito en Roma, como un sencillo peregrino. A la entrada de la ciudad lo recibió el Papa Adriano y, juntos, fueron a orar a la tumba de San Pedro. Carlomagno dialogó con Adriano y le prometió ciertos dominios: desde este momento comenzaron a existir "los Estados Pontificios".

   Desde hacía varios siglos, los Papas habían gobernado ciertas tierras que pertenecían al emperador de Constantinopla. El rey de los longobardos pretendió adueñarse de esas tierras y de la misma Roma, con cual el Papa quedaría convertido en súbdito suyo. Pero el Papa necesitaba toda su libertad àra seguir ejerciendo su misión de guía de todos los cristianos y de la Iglesia. El Papa pidió ayuda a Carlomagno, quien derrotó completamente a los longobardos. En el año 774 Carlomagno fue a Roma en peregrinación. Cuando entró a la ciudad como simple peregrino, recibió los honores reservados a los jefes bizantinos que visitaban la ciudad. Adriano y Carlomagno oraron juntos y se prometieron mutua fidelidad.

   Carlomagno no era sólo un peregrino, sino el rey más importante del mundo cristiano, a quien los Papas consideraban como su defensor. Carlomagno prometió  al Papa entregarle muchas regiones de Italia, pero el rey de los francos exageró un poco sus promesas, porque varias de esas regiones no estaban sometidas. Finalmente lo que Adriano consiguió fueron el ducado de Roma, el sur de Toscana, Ravena y algunas tierras de la Italia central. Entonces comenzaremos a existir "los Estados Pontificios": el Papa se consideró independiente del emperador de Constantinopla y acuñó moenda con su pripia efigie. Finalmente, muerto el Papa Adriano, su sucesor León III, en la Navidad del año 800, coronó a Carlomagno como emperador de los romanos y le reconoció la misma autoridad que al emperador de Constantinopla.

   Casi toda España formaba parte de un ermitaño gobernado por los árabes. Los francos intentaron conquistarla, pero fueron vencido por los vascos, en Roncesvalles. La mayor parte de España se encontraba dominada por los muslmanes (árabes), que, cruzando  el estrecho de Gibraltar, habían vencido al ejército visigodo y habían creado un nuevo reino con su capital en Córdoba (el Califato de Córdoba).

   Una gran mayoría de la población muslmana de España iba a estar formada por indígenas convertidos, es decir, por habitantes que aceptaban voluntariamente la fe de Mahoma, pues la conversión no era obligatoria, ya que los musulmanes respetaban a los cristianos como "personas del libro" o sea personas que practicaban  una religión revelada como la suya. Por este motivo, muchos seguían siendo cristianos, bajo la autoridad  del Arzbispo de Toledo: tenían sus sacerdotes, oraban y vivían juntos al lado de los musulmanes. Estos cristianos eran llamados "mozárabes".

   Cuando el gobernador de Barcelona pidió ayuda a Carlomagno para levantarse contra el Califato de Córdoba , junto con otras provincias, Carlomagno, el hombre más fuerte e importante del Occidente, pensó que podría conquistar fácilmente las tierras españolas. En 778 se puso en camino, cruzó los Pirineos y atacó Zaragoza, pero no pudo conquistarla, por lo cual abandonó su intento. Destruyó Pamplona y, cuando iba atravesando los Pirineos, los guerreros vascos le cayeron encima en el paso de Roncesvalles. Ahí fueron derrotados los francos y ahí murió Rolando ("el Furioso"), señor de Bretaña. En esta forma, España fue sólo un sueño en las perspectivas de conquista de los francos.

   A principios del siglo IX, en España, dominada por los árabes, floreció una extraordinaria cultura, en la que convivían los musulmanes, los cristianos y los judíos. Pero en el norte de la península los reyes cristianos soñaban con reconquistar las tierras arrebatadas por los árabes.

   El dueño de la España muslmana era el califa de Córdoba. En aquellas tierras vivían judíos, que se dedicaban a la agricultura, a la medicina, a los negocios,  a la administración, a la política y al estudio. Los cristianos, muy numerosos, podían profesar libremente su fe. Vivían como los demás, y algunos ocupaban cargos de mucha importancia en el gobierno árabe. Estos cristianos, llamados "mozárabes", pensaban que la convivencia con judíos y musulmanes podía enriquecer la fe de cada uno de ellos. Sin embargo, en algunos momentos dominaba la intolerancia, y los cristianos eran perseguidos y privados de sus derechos. La ciudad de Córdoba se convirtió en unos de los grandes centros de cultura de Europa. Su mezquita era espléndida y fue el principio de un estilo arquitectónico musulmán. Córdoba era un gran centro de estudios teológicos, jurídicos  y científicos.

   Pero en el norte de Espana, el pequeño principado de Asturias era independiente de los árabes. Los asturianos mantenían cordiales relaciones con los francos (franceses). Estos, por su parte, pensaban seriamente en ayudar a los cristianos españoles a liberarse del dominio musulman, pero estaban demasiado ocupados con sus propios problemas. Se difundían en España los tipos de sociedad e iglesias creados en el Occidente por los francos y se consideraba como jefe supremo de la Iglesia al Papa. Sin embargo, la liberación completa del dominio musulmán tardaría muchos siglos (hasta el año de 1492, con los Reyes Católicos).

   Los pueblos eslavos se convirtieron al cristianismo con la ayuda de dos hombres que vinieron de Constantinopla: Cirilo y Metodio, quienes inventaron un alfabeto para la lengua eslava, tradujeron la Biblia y celebraron la liturgia en lengua eslava.

   Al Oriente de Europa, extendidos por muy diversas regiones, habitaban los pueblos eslavos. Algunos  eran súbditos del emperador de Constantinopla; otros eran independientes. Pero todos miraban con temor las actividades de Ludovico el Germánico, que quería convertirlos al Cristianismo y dominarlos políticamente. Los eslavos querían seguir siendo independientes.

   En el año 862 el emperador de Constantinopla encontró dos misioneros adecuados, los hermanos Cirilo y Metodio. Cirilo había realizado brillantes estudios. Metodio había sido funcionario imperial antes de ingresar a un monasterio, del que fue nombrado abad. Los dos hermanos conocían bien la lengua eslava. Llegaron a la región de Moravia y se dedicaron profundamente a su misión: se preocuparon especialmente por la educación de los jóvenes. Utilizaron el idioma popular en ru predicación y tradujeron a la lengua eslava el Evangelio y los textos litúrgicos. Inventaron, además, un alfabeto, con el cual, por primera vez, se podía escribir la lengua eslava.

   Como ninguno de los dos era Obispo, no podían ordenar nuevos sacerdotes y decidieron ir a Constantinopla. Pero mientras esperaban en Venecia el momento de zarpar hacia Constantinopla, fueron llamados a Roma por el Papa. Fueron recibidos triunfalmente. Cirilo murió y Metodio fue consagrado Obispo y regresó a la tierra de los eslavos.

   Durante su estancia en Roma algunos monjes y sacerdotes se opusieron a los métodos de Cirilo y Metodio: no aceptaban en ninguna forma que la Misa se celebrara en una lengua que no fuera el latín, el griego o el hebrero....Pero el Papa sí los aprobó.

   Los Obispos de Baviera (Alemania), que se sentían con derecho exclusivo de evangelizar las tierras donde Metodio predicaba, lo hicieron prisionero. Dos años y medio después el Papa consiguió liberarlo, y los moravos lo recibieron con entusiasmo. Metodio se rodeó de muchos jóvenes discípulos, que prosiguieron su obra y llevaron el Evangelio hasta Polonia.

   La Iglesia necesita meditar y reflexionar continuamente sobre sus verdades de fe. En este período los hombres intentaron comprender más profundamente la presencia real de Jesús en el pan y en el vino consagrados, cada vez que se celebraba la Eucaristía.

   Durante la segunda mitad del siglo IX los cristianos reflexionaron sobre las verdades más importantes de la fe. Entonces se escribieron obras originales sobre la doctrina cristiana. Uno de los más importantes escritores fue Juan Escoto, muy apreciado por sus conocimientos y pensamientos. Su obra principal presenta la creación del mundo, el abandono del hombre por el pecado y el retorno a Dios por medio de Cristo.

   Uno de los puntos discutidos era la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Desde los primeros tiempos, los Cristianos celebraban la Eucaristía, convencidos de la presencia del Cuerpo del Señor en ella. Pero, como ha sucedido con otros temas, algunos quisieron profundiar en el misterio de la presencia real de Jesús en el pan consagrado.

   Algunos Obispos se reunieron y condenaron algunas ideas expresadas en la discusión, o porque disminuían o porque exageraban la presencia de Jesucristo en en pan y en el vino consagrados. En cambio, otras ideas sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía se aceptaron. El sacrificio de la Cruz, renovado en la Misa, se ha seguido estudiando a lo largo de los siglos.

Página Principal
(Pbro. José Manuel Silva Moreno)