HISTORIA DE LA IGLESIA
La época dorada
del año 180 al 381 d.C.
En el siglo
III la Iglesia
primitiva se había ido convirtiendo en una gran Iglesia. Los
cristianos se reunían, bautizaban, determinban los lugares
destinados a la oración y estudiaban las Sagradas Escrituras. Se
ayudaban los unos a los otros, viajaban e iban formando una comunidad
tan numerosa y compacta, que el Imperio conideró amenazada la
religión pagana.
Gracias a la labor misionera de los Apóstoles y de
los primeros cristianos, la Iglesia se extendió
rápidamente por Asia, África y Europa. Roma, la ciudad
del Papa, se convirtió en la comunidad más importante de
toda la cristiandad.Por otra parte, durante los siglos III y IV las
religiones paganas entraron en crisis: no satisfacían las
profundas exigencias de verdad que animaban a los
contemporáneos. En cambio, el cristianismo, impulsado por el
Espíritu Santo y siguiendo las enseñanzas de
Jesús, predicaba un amor nuevo, por el cual todos eran hermanos.
La organización de la Iglesia era muy sencilla: disponía
de lugares comunes para orar; cada comunidad tenía un jefe, el
Obispo, con el cual colaboraban los sacerdotes y los diáconos.
Los no-cristianos se admiraban mucho de la concordia y
amistad reinantes en aquellas comunidades nuevas. Aunque a veces no era
fácil, los cristianos procuraban la unidad y ser útiles
los unos a los otros, en nombre de la misma fe en Jesús. Esto
los hacía diferentes de todos los demás. La
difusión del cristianismo y la íntima unión de los
cristianos entre sí provocaron el odio de algunos, que lanzaron
graves acusaciones falsas contra los cristianos. Los emperadores romano
llegaron a perseguir sin compasión a los cristianos, muchos de
los cuales dieron la vida por su fe; son los mártires de la
primitiva Iglesia. Pero, a pesar de las persecuciones, los fieles
seguían practicando la ley suprema del amor, amando a todos por
encima de la simpatía o de la alegría del momento o del
ímpetu meramente sentimental. Estaban convencido de que Dios los
amaba como Padre y de que ellos debían esforzarse en amarlo como
hijos. De esta verdad tan sencilla provenía el amor de los unos
a los otros, por encima de todo.
Tertuliano era africano. Nació en Cartago de padres
paganos. Se convirtió al cristianismo y fue ordenado sacerdote.
Era muy culto y puso su cultura al servicio de la Iglesia. Pero con el
tiempo adoptó una actitud demasiado severa: no admitía
que la Iglesia estuviera dispuesta a perdonar a los que habían
cometido pecados.
Tertuliano nació hacia el año 160.
Aún de joven, su espíritu buscaba la verdad.
Ejerció su profesión de abogado en Roma, donde se
convirtió al cristianismo por el heroísmo de los
mártires. Hacia el año 200 volvió a Cartago y fue
ordenado sacerdote. Discutía con los herejes y deshacía
sus falsas razones. Fue un fogoso defensor del Cristianismo, de palabra
y con libros. Pero fue excesivamente riguroso con aquellos que
habñian pecado en alguna forma. Le faltó humildad para
aceptar aque la Iglesia podía y quería perdonar a los
pecadores arrepentidos. Entonces se separó de la Iglesia.
El mismo Tertuliano escribió una de las narraciones
más hermosas de aquella época: la historia de una joven
madre, Perpetua, arrestado con otros cristianos en Cartago. Los
funcionarios imperiales querían obligarla a que adorara a los
dioses paganos, pero Perpetua prefirió la muerte, a pesar de las
súplicas de su padre anciano. Cuando llegó el día
del proceso, el papá le decía a Perpetua: "Hija
mía, ten piedad de mis canas. Piensa en tus hermanos, en tu
madre, en tu tía, en tu hijo, que no podría vivir sin ti.
Cambia tu decisión y no hagas sufrir a toda la familia". Pero
Perpetua se mantuvo firme y se declaró abiertamente cristiana.
Por este mismo tiempo, hubo un gran maestro en
Alejandría (Egipto), que se llamó Orígenes.
Nació hacia el año 185 en Alejandría, en el seno
de una familia cristiana. Su mismo padre murió mártir.
Dio clases abiertas de doctrina cristiana. Estuvo en contacto directo
con filósofos paganos y con fieles cristianos. Así, se
relacionó con cristianos de diversas ciudades. Durante un viaje
a Jerusalén fue ordenado sacerdote. Al regresar a
Alejandría, dirigió la escuela teológica de esta
ciudad. Sus escritos son inmensos y en ellos trató de explicar
la Biblia a sus discípulos, a quienes pedía que la
meditaran diariamente.
En este periodo la Iglesia comenzó a elaborar su
calendario, en el cual recordaba los momentos más importantes de
la vida de nuestro Señor Jesucristo y de los Apóstoles.
Se organizó primeramente la liturgia del tiempo de Pascua, de
Navidad, la fiesta de la Epifanía, Pentecostés y otras
fiestas importantes que todavía hoy celebramos.
Después del año 200, la Iglesia
empezó a elaborar su calendario de acuerdo con las etapas
más importantes de la vida de Nuestro Señor y de los
Apóstoles. De esta manera, se organizó también la
liturgia, es decir, la celebración del culto a Dios. Entre el
siglo III y el IV se comenzó a estructurar un periodo "pascual",
es decir, un periodo en que la Iglesia conmemora con particular
atención la resurrección del Señor. Este periodo
se convirtió en el centro del año litúrgico.
Durante los cincuenta días siguientes a la Pascua, la Iglesia
manifiesta su alegría. La primera semana después de
Pascua se dirige especialmente a los nuevos bautizados. El día
qn que terminan las conmemoraciones pascuales tiene una importancia
particular, y hacia el año 340 se convirtió en el
día de Pentecostés (número 50): es la fiesta de la
venida del Espíritu Santo sobre la Santísima Virgen y los
Apóstoles. Diez días antes de Pentecostés,
cuarenta después de la Pascua, se recuerda la Ascensión
del Señor, que sucedió poco antes de Pentecostés,
y que nos recuerda que Cristo no nos ha dejado solos, sino que
envía a su Espíritu para asistir en todo a su Iglesia.
Desde mediados de diciembre hasta el 6 de enero los
cristianos viven un periodo de gran alegría. Allá por el
año 336, la Iglesia comenzó a conmemorar el nacimiento de
Jesús, la Navidad, y la visita de los Magos, es decir, la
Epifanía. Además de estas fiestas, se celebraban las
conmemoraciones de los mártires y de los Santos y cada comunidad
recordaba con especial devooción a sus propios mártires:
entonces se celebraba el sacrificio eucarístico sobre sus
tumbas. Los cristianos se esfuerzan por imitar a sus Santos y saben que
ellos son sus intercesores en el Cielo.
La nueva vida iniciada con el bautismo condujo a los
Cristianos a buscar la serenidad en las persecuciones y a permanecer
dispuestos para el martirio, a entregarse totalmente al servicio de
Dios y de la Iglesia y a ser generosos con los hermanos necesitados,
especialmente con los más débiles, como eran los
niños, los enfermos y los ancianos.
Los cristianos del siglo III representan una realidad
digna de tenerse en cuenta. El mundo observó con curiosidad y
admiración su crecimiento y organización. Los emperadores
romanos llegaron a pensar que los cristianos eran un peligro para el
Imperio. Los cristianos, por su parte, se dieron cuenta de que
habían nacido a una nueva vida. Hay muchos escritos
contemporáneos que reflejan la importancia del rito que los
hacía nacer a esta nueva vida, el bautismo. Esta nueva vida
iniciada en el bautismo estaba dirigida por Jesús, que era el
camino. El cristiano debía mantenerse fiel a esta nueva vida,
cuidarla y enriquecerla. De ahí procedían dos actitudes.
Primera. El cristiano podía ser conducido al
martirio para demostrar su fidelidad a Jesús, ante enemigos que
no dudaban en matarlo. El martirio era muy frecuente en la Iglesia del
siglo III. En el acto de dar la vida por Jesús los cristianos
experimentaban una especial unión con él. Pero los
cristianos se ofrecían totalmente también en otras
ocasiones: durante las epidemias, cuidando tanto a sus hermanos como a
los paganos. Otros renunciaban a su familia para dedicarse al servicio
de la Iglesia. Después del siglo III la virgnidad, por la cual
se consagraba el cristiano al servicio de la Iglesia, es considerada
como una clase de martirio.
Segunda. La fidelidad al bautismo incluía el amor a
los hermanos necesitados: era una forma de comunicar el amor del Padre,
recibido en el bautismo. Los cristianos socorrían a los
ancianos, a los niños, a los huérfanos, a las viudas,
hospedaban a los hermanos que iba de viaje, y enterraban a los muertos.
Los esclavos eran considerados como hermanos. Por eso los paganos,
viendo a los cristianos, exclamaban, asombrados: "Miren cómo se
aman los unos a los otros".
No todos los cristianos tuvieron valor para enfrentarse
con la cárcel y la muerte. Algunos tuvieron miedo y ofrecieron
sacrificios a los dioses paganos. Pero se arrepintieron, pidieron
perdón a la autoridad eclesiástica, y después de
hacer penitencia, fueron recibidos otra vez en el seno de la comunidad
cristiana.
El problema de los cristianos que habían ofrecido
sacrificios o incienso a los dioses paganos era muy grave. Algunos,
demasiado rigurosos, afirmaban que estos cristianos no podían
ser readmitidos en la Iglesia. Por otra parte, el ejemplo de Cristo,
que había perdonado a San Pedro, era muy claro. Por eso la
Iglesia decidió que aquellos pecadores podían ser
recibidos otra vez dentro de la comunidad cristiana. Los rigoristas
quedaron fuera de la Iglesia. Los pecadores arrepentidos quedaban
sujetos a un largo periodo de penitencias, ayunos y oraciones.
Finalmente, el Obispo, imponiendo las manos en la cabeza,
concedía el perdón.
Una de las primeras víctimas durante la
persecución del emperador Decio, fue el Papa Fabián, que
había sido elegido Sumo Pontífice en enero del año
236. Fue un Papa muy organizador: dividió la ciudad de Roma en
siete zonas, con un diácono a la cabeza de cada una de ellas.
Organizó muy bien los cementerios cristianos. Su actividad
llegó a oídos del emperador. Decio, quien lo
declaró enemigo del Imperio. Fabián fue ejecutado el
año 250.
Unos cuantos años después, en 258, pero ya
bajo el Imperio de Trajano, Lorenzo, diácono, sufrió el
martirio. Los cristianos, que no podían reunirse en
ningún lugar, celebraban la Eucaristía en sus cementerios
subterráneos (las catacumbas). Presidía la ceremonia del
Papa Sixto y le ayudaban algunos diáconos. Sabían
perfectamente que si eran descubiertos podían ser ejecutados en
el acto. De pronto los soldados romanos se presentaron en el lugar de
la ceremonia y ejecutaron ahí mismo el Papa Sixto y a sus
ayudantes. Quedó vivo el diácono Lorenzo, encargado del
patrimonio de la Iglesia, y los soldados lo interrogaron acerca de los
tesoros de la Iglesia. Lorenzo resistió con firmeza y entonces
fue literalmente asado sobre unas parrillas. Aquel valiente
diácono sabía muy bien que los tesoros de la Iglesia eran
sólo los pobres.
Cipriano fue otro gran defensor de la fe, en
África. Era un hombre sabio y brillante y su conversión
al cristianismo causó sensación. Entregó todos sus
bienes a los pobres y se hizo sacerdote. Cuando murió el Obispo
de Cartago, fue elegido por aclamación popular.
Entre los años 200 y 210 nació Cipriano en
Cartago, de una familia rica y culta. Terminados los estudios, se hizo
famoso orador y maestro de elocuencia. Su vida era superficial, pero
acabó por hastiarse de la corrupción e inmoralidad
reinantes. Buscó algo más elevado y se convirtió
al cristianismo. Entregó todos sus bienes a los pobres. Su
conversión fue un escándalo para los paganos y una
maravilla para los cristianos. Se dedicó en cuerpo y alma al
estudio de las Sagradas Escrituras. Entonces fue ordenado sacerdote. En
248 el pueblo no dudó en elegir a Cipriano como su pastor.
Cipriano fue uno de los primeros defensores de la unidad
de la Iglesia bajo la autoridad del Sumo Pontífice de Roma.
Consultó al Papa sobre el problema de los cristianos que han
ofrecido sacrificios o incienso a los dioses paganos. Llamó a la
Iglesia romana: "Cátedra de Pedro, Iglesia principal, de la que
surge la gran unidad sacerdotal". Afirmó que el fundamento de la
unidad se encuentra en Pedro. Sin embargo, en algunos casos escabrosos
Cipriano defendió con ardor sus propias opiniones.
Durante los años 257-258 la Iglesia sufrió
una ruda persecución. Se obligaba a los cristianos a ofrecer
sacrificios a los dioses romanos, se prohibía la reunión
en las catacumbas y la celebración de la liturgia. Los
caballeros romanos eran despojados de sus bienes. Cipriano
permaneció junto a su pueblo. El cónsul Galerio
Máximo le preguntó: "¿Eres tú el cabecilla
de esta gente sacrílega?" Cipriano respondió: "Sí
lo soy". Cipriano se arrodilló, oró y fue decapitado.
Algunos lugares donde los cristianos se reunían a
orar en esta época, han llegado hasta nosotros: los más
conocidos son "las catacumbas", donde los cristianos enterraban a sus
muertos y oraban. Adornaban los lugares del culto y los cementerios con
pinturas y representaciones muy primitivas. Así nació el
arte cristiano.
Las casas donde inicialmente se reunían los
cristianos eran ya insuficientes, porque el número de creyentes
había aumentado mucho. Entonces se habilitaron "las casas de la
Iglesia", sitios especialmente dedicados a la celebración de la
Eucaristía.
Los cristianos comenzaron a tener sus cementerios propios
(llamados "catacumbas" desde el siglo IX). La catacumba más
antigua es la de San Calixto. Las catacumbas están formadas por
los largos túneles excavados en diversos niveles. En los muros
de los túneles se excavaban las tumbas, en cuya tapa se
inscribía el nombre del difunto, a veces su edad y algún
símbolo cristiano. Las inscripciones funerarias expresan afecto
por los difuntos y alabanza a Dios, que resucita a sus fieles para
conducirlos a la gloria.
Durante algún tiempo, la Iglesia no quiso utilizar
representacines de Dios, por temor de que la gente más sencilla
adorara aquellas representacions, y no a Dios mismo. Pero poco a poco
prevaleció el deseo de expresar también la fe a
través del arte. En "las catacumbas" encontramos los primeros
ejemplos del arte cristiano. Los pintores representaron escenas del
Antiguo Testamento: Daniel en el foso de los leones, Noé en el
arca, Jonás tragado y expulsado por la ballena. Reprodujeron
también escenas del Nuevo Testamento: la resurrección de
Lázaro. Jesús es representado frecuentemente como el Buen
Pastor.
Pero también se pintaban símbolos: cosas,
personas, animales, que representaban otras cosas. Uno de los
símbolos más utilizados era el pez, que significaba a
Jesús. Otro símbolo era una barca, que representaba a la
Iglesia, que lleva a los fieles al puerto del Reino de los Cielos. La
paloma era un símbolo muy extendido y con muchos significados:
el Espíritu Santo, la Iglesia y las almas, que debían
elevarse hacia Dios.
Gracias a la paz y al entusiasmo de los Cristianos en la
proclamación de su fe, las misiones consiguieron grandes
éxitos a lo largo del Oriente. También en Occidente se
dieron muchas conversaciones: encontramos cristianos entre los iberos
de España, los germanos en Alemania, y en Inglaterra.
El año 300 la Iglesia había llegado muy
lejos. En Oriente el centro del movimiento misionero era
Alejandría (Egipto). El cristianismo se difundió por todo
Egipto y Arabia septentrional. Antioquía, en la costa de Siria,
era ya un centro misionero, pero todavía más activo. Los
esfuerzos de evangelización se extendieron más
allá de los límites del Imperio Romano, y llegaron hasta
la India. En el Asia Menor (Turquía) florecieron numerosas
comunidades en el Ponto, Capadocia, Cilicia y Armenia (en lugares
actualmente pertenecientes a Turquía y la URSS). Grecia
presentó menor sensibilidad al anuncio cristiano.
También en Occidente el cristianismo se
difundió rápidamente. En Italia la obra de los misioneros
fue muy intensa, alimentada por la poderosa comunidad de Roma. En este
periodo surgieron comunidades en casi todo el norte de Italia: Ravena,
Bolonia, Milán...Y el Cristianismo se difundió
también en las islas de Sicilia y Cerdeña. En Francia, el
cristianismo conquistó las comunidades de Lyon y Burdeos. En
Alemania, se evangelizaron y cristianizaron las tierras de
Tréveris, Maguncia, Colonia y Augusta.
Ya antes del siglo IV encontramos importantes grupos de
cristianos en Inglaterra: Londres, York. En España, los primeros
grupos cristianos aparecieron junto al mar Mediterráneo, desde
donde se fueron extendiendo hasta llegar a la costa del
Atlántico: Tarragona, Córdoba, Sagunto, León,
Mérida, Zaragoza, contaron ya con Obispo propio.
En el norte de África el cristianismo se
desarrolló intensamente a lo largo del siglo III, de modo que se
convirtió en la religión mayoritaria. Se puede calcular
que, a principios del siglo IV, de los 50 millones de habitantes con
que contaba el Imperio Romano, por lo menos siete millones eran
cristianos.
En el año 312 uno de los pretendientes al trono
imperial, Constantino, impulsado por una visión, mandó
colocar en el escudo de sus soldados la señal de Cristo, antes
de enfrentarse con su rival, a quien venció en el puente Milvio,
cerca de Roma. En 313, con el edicto de Milán, Constantino
reconoció el cristianismo como religión legítima
del estado. El año 324 venció al último rival.
Pocos años más tarde trasladó la capital del
Imperio a Constantinopla, la nueva ciudad, construida sobre el estrecho
del Bósforo (entre Grecia y Turquía por un lado, y el
último brazo del Mediterráneo y el Mar Negro por el
otro). Constantinopla poseía muchas iglesias cristianas y
ninguna pagana. Así surgió en Oriente un Imperio Romano
Cristiano que duraría muchos siglos.
Constantino, enérgico, hábil militar,
administrador y legislador, era uno de los aspirantes a ocupar el
puesto de emperador romano. Conoció a los cristianos y tuvo
oportunidad de tratarlos. En el año 312, estando en Galia
(Francia) decidió darle la batalla a Majencio, su rival. Lo
venció en Italia septentrional y se dirigió a Roma. Antes
de la batalla definitiva, tuvo una visión que le
recomendó poner en el escudo de sus soldados el signo de Cristo.
Y así lo hizo. El 28 de octubre de 312, sobre el puente Milvio,
en las afueras de Roma, Constantino venció a Majencio y
quedó convencido de que a Dios y a Cristo les debía la
victoria.
Así, Constantino se convirtió en
dueño y señor de Occidente. En febrero de 313,
Constantino publicó en Milán el edicto por que
reconocía al cristianismo como religión legítima y
se les restituían a los cristianos los bienes confiscados
(oglesias, cementerios). Los emperadores confiaban en que el Dios de
los cristianos seguirian protegiéndolos. Así terminaron
las persecuciones contra los cristianos.
Constantino fue bautizado poco antes de morir, pero ya
desde antes se había rodeado de consejeros cristianos y en su
legislación encontramos un nuevo concepto de la dignidad de de
hombre, propio del cristianismo. El emperador no debía ser
considerado ya como Dios, sino como un elegido de Dios, a quien
había que tener respeto. Constantino construyó su ciudad
"Constantinopla", rica, llena de palacios e iglesias. Fue la nueva
capital del nuevo Imperio romano cristiano. (Constantinopla es
actualmente Estambul).
Durante la "paz constantiniana" los cristianos
seguían intentando comprender quién era Cristo...Arrio, y
con él muchos cristianos, empezaron a dar sus explicaciones:
Cristo no es ni hombre ni Dios, sino una criatura semejante a Dios,
única, pero que no es Dios. Tampoco es hombre, pues no tiene
alma humana. Esto era un grave error, porque impedía alos hombrs
esperar la salvación por medio de Cristo. Por esto, muchos
Obispos y fieles se opusieron inmediatamente al arrianismo.
Arrio nació en Libia (África), fue educado
en Egipto y ejerció el sacerdocio en Alejandría. Fue un
hombre austero y gran predicador. Entre los años 318-319
predicó doctrinas erróneas acerca de Cristo. Sostuvo que
Jesús no era Dios, sino una creatura semejante a Dios, capaz de
sufrir y llorar. Pero tampoco era hombre, porque no tenía
alma....Muchos lo siguieron. Pero también muchos se le
opusieron. El Obispo de Alejandría alabó a Arrio por su
interés teológico, pero le ordenó retractarse de
sus afirmaciones erróneas. Como Arrio se negó, el Obispo
lo expulsó de la comunidad, junto con todos sus seguidores.
Arrio convocó una reunión de Obispos de Egipto, y ellos
también lo expulsaron del seno de la Iglesia católica por
hereje pertinaz. Arrio se refugió en Nicomedia (en la costa del
Mar Negro).
Atanasio, nacido en Alejandría en el 295, de padres
cristianos, fue el más firme enemigo de Arrio y de sus
doctrinas. Su carácter era inquebrantable. De joven
conoció a Antonio, el fundador de los monjes cristianos.
Recibió una esmerada educación religiosa al lado de
Clemente de Alejandría y de Orígenes, de quienes
aprendió aprendió el apasionamiento por la verdad, a
cualquier precio. Fue ordenado diácono siendo ya adulto y fue
secretario del Obispo de Alejandría, precisamente cuando se
desarrollaba en la ciudad el problema del arrianismo. Atanasio no
dudó: en Cristo la naturaleza humana y la divina están
unidas de tal modo, que todo en él es Dios-hombre y todo
él es hombre-Dios. Cristo, Dios y hombre, es nuestro Salvador.
La controversia sobre el arrianismo creció de tal
manera, que puso en peligro la vida de la Iglesia y la tranquilidad del
Imperio. Por esi, se convocó un concilio de todos los Obispos en
Nicea (325). Gracias, sobre todo, a Atanasio, el concilio
condenó el arrianismo y estableció que Cristo es
verdadero Dios.
Desde el edicto de Milán (313), la Iglesia
experimentó un gran desarrollo: los cristianismo podían
rezar en público, se construían nuevas iglesias,
los Obispos eran respetados...Pero surgió un problema:
¿qué valor había que darle al paganismo, que
todavía existía en el Imperio?...Algunos cristianos
querían acabar por la fuerza con los templos y ritos antiguos.
Otros decían que era preferible convencer a los paganos.
Finalmente, otros comprendieron que en la tradición pagana
existían aspectos positivos, que podían ser útiles
para los cristianos.
Se construyeron nuevas iglesias, aún por iniciativa
del emperador Constantino, y fueron llamadas "basílicas". Para
adornar estas basílicas, se desarrolló el arte cristiano
imperial. Los Obispos adquirieron una dignidad social y fueron tan
respetados como lo habían sido los senadores y patricios de la
sociedad pagana. El esfuerzo de difundir la fe fue muy importante, y a
lo largo del siglo IV el cristianismo se convirtió en la
religión de la mayoría del Imperio. Todas las
comunidades, encabezadas por su Obispo, se dedicaron a extender el
cristianismo; lo mismo hicieron los primeros monjes, que acababan de
aparecer en Oriente. Los clérigos y los Obispos eran elegidos
por la comunidad. Pero surgió el siguiente problema; durante las
persecuciones, sólo los que estaban convencidos formaban parte
de la Iglesia; ahora, en cambio, muchos querían entrar en ella
para gozar de privilegios.
El Edicto de Milán de 313 reconocía la
libertad de culto para todos; por lo tento, también para los
cristianos. En poco tiempo, el cristianismo se encontró en una
posición privilegiada. Constantino amaba a la Iglesia, pero
nunca quiso legislar en contra de las religiones no cristianas. Pensaba
que el cristianismo acabaría imponiéndose por su propio
peso y no por la fuerza. Sus hijos, sin embargo, abandonaron la actitud
tolerante de su padre.
Constancio, uno de ellos, prohibió en 341 los
sacrificios paganos. Se destruyeron templos paganos y se confiscaron
los bienes de los desobedientes. Esto provocó agresiones de
parte de los cristianos hacia los paganos. Es cierto que la
mayoría de los cristianos no estuvieron de acuerdo con esa
actitud y mantuvieron siempre que la conversión al cristianismo
dependía totalmente de la libertad humana. Desde esta
época, ya tranquila, muchos cristianos se dedicaron al estudio
de los sabios paganos.
La Iglesia se difundió en la ciudades y en el
campo. Uno de los Obispos misioneros más extraordinarios fue
Martín de Tours. Lo encontramos predicando en una aldea de Galia
(Francia). En esta época, la Iglesia se dedicó a
evangelizar los medios rurales. Martín de Tours se
clonsagró a predicar la religión cristiana a los
campesinos de Galia (Francia).
San Martin de Tours, hijo de un oficial romano,
nació en Panonia (Hungría). Hay un gesto que lo ha hecho
famoso: un día de invierno encontró en el camino a un
pobre, muerto de frío, y dividió con él bautismo y
decidió cambiar de vida; dejó las armas y se puso a
disposición del Obispo Hilario, quien le ayudó a
profundizar en la fe. Se dedicó a orar y vivía en la
soledad. Se le empezaron a juntar algunos discípulos que
querñian imitar su vida de oración- Fueron las primeras
comunidades de monjes en Galia (Francia).
El año de 371 fue nombrado Obispo de Tours.
Siguió conservando una vida de profunda oración, pero se
dedicó también a desarrollar la vida de su comunidad: era
el guía y maestro del pueblo. Logró convertir al
cristianismo a los paganos de la zona rural. Estados individuos eran
celtas y daban culto al agua, a los árboles...y tenían
pequeños santuarios para orar. Los campesinos defendían
sus tradiciones, pero Martín actuó con entusiasmo y
energía. A veces exageró destruyendo los santuarios
celtas. Martín construía una capilla o fundaba una
pequeña comunidad de monjes, que continuaran la obra de la
evangelización.
En Egipto y en Siria algunos cristianos cambiaron
totalmente su modo de vivir: dejaron su casa, su trabajo, sus bienes, y
la ciudad donde vivían , y se fueron al desierto, con el
único deseo de seguir la palabras de Jesús: "Si quieres
ser perfecto, vende todo lo que tienes, entrega el dinero a los pobres
y sígueme". As´´i es como nacieron los monjes.
Esto sucedió hacia el año 280. Aquellos
"solitarios" abandonaban todo para vivir en plena soledad.
Vivían en cabañas o grutas. Su única
intención era imitar a Cristo. Ellos decían al
Señor esta frase que dijeron los Apóstoles a Nuestro
Señor: "Hemos abandonado todo y te hemos seguido". San Antonio
fue el más famoso de todos aquellos monjes. Un buen día
escuchó el pasaje del Evangelio que aconseja dejarlo todo para
seguir a Jesús. Fue tanta su impresión, que tomó
una gran decisión: abandonó todo, confió su
hermana a unos respetables amigos y se retiró al desierto. Ya en
el desierto, el demonio le puso tremendas tentaciones para hacerlo
abandonar su idea. Muchos jóvenes siguieron su ejemplo y forma
de vida. Antonio había nacido en el año 251 y
murió en el 356. A los 35 años de edad aproximadamente
había comenzado su nueva vida, de suerte que durante unos 70
años vivió haciendo oración, leyendo la Sagrada
Escritura y dedicado al trabajo manual. Con aquella vida de
meditación y soledad llegó a ser el hombre sabio,
consultado por los mismos monjes y toda clase de cristianos. Aun hoy en
día San Antonio es venerado como un gran Santo.
Pacomio inició un movimiento de vida
monástica distinto del de Antonio. No quiso que los monjes
vivieran aislados, sino reunidos en grandes casas, llamadas
monasterios. Cuando se convirtió al cristianismo, Pacomio se fue
al desierto para vivir en la soledad, pero pronto se dio cuenta de que
su camino era vivir en común con otros monjes. Construyó
una gran casa donde se congregarían hombres que tuvieran la
misma vocación que él: fue el primer monasterio.
Fueron tantas las personas que quisieron imitar el modo de
vivir de Pacomio, que éste tuvo que construir muchas casas, en
las cuales los monjes se ayudaban a seguir el camino que lleva a Dios.
Eran como una familia, en la cual cada uno tenía sus propias
ocupaciones, pero se preocupaba también por el bien de todos.
Hacia el año 350 descolló enla Iglesia el
Santo Obispo Basilio. Estudió en Constantinopla y después
en Grecia, donde entabló íntima amistad con paisano,
Gregorio Nacianceno. Volvió a su tierra y fundó muchos
monasterios.
San Basilio el Grande, nació en Cesarea de
Capadocia (Turquía), de familia noble y muy cristiana. Gregorio
y Pedro, hermanos suyos, fueron Obispos; y Macrina, la hermana mayor,
fue gran reformadora de monasterios. El primer maestro de
literatura y religión de Basilio fue su propio
padre. Fue a estudiar a Constantinopla y después, a Atenas.
Ahí encontró al amigo de su vida, Gregorio, originario de
Nacianzo.
Ambos influirían muchísimo en la historia de
la Iglesia. Después de hacer brillantes estudios, Basilio
decidió anabandonarlo todo. Muchos compañeros se le
unieron y fundó numerosos conventos, a ejemplo de los de
Pacomio, pero haciendo mayor hincapié en el estudio de las
Sagradas Escrituras y de otros escritos cristianos.
Conocido y estimado como fundador y organizador de
monasterio, Basilio fue elegido Obispo de Cesarea. Con gran
energía se enfrentó al consejero del emperador, que
intentaba convencerlo de que se adhiera al arrianismo, herejía
que negaba la divinidad y la humanidad de Cristo. Ayudó a los
más pobres y les organizó hospicios, hospitales y una
cocina donde podían comer los necesitados. Todos los habitantes
de Cesarea estimaban y amaban a Basilio.
Introdujo importabtes mejoras en la oración
eucarística de la Misa. El modo de celebrar Misa, solemne y
poético, iniciado por Basilio, fue inmediatamente aceptado por
todos y todavía en la actualidad es utilizado por los cristianos
de Oriente. Murió a los cincuenta años de edad y
mereció el título de El Grande.
Los cristianos, por su parte, seguían profundizando
en el conocimiento de Dios. Durante los últimos decenios del
Siglo IV se preguntaban acerca del Espíritu Santo. Gregorio
Nacianceno (el amigo del alma de Basilio) y Gregorio de Nissa, hermano
de Basilio, fueron los principales defensores de que el Espíritu
Santo es Dios. En el Concilio de Constantinopla de 381, los Obispos
congregados se apoyaron en el Concilio de Nicea y elaboraron el Credo
Niceno-constantinopolitano (símbolo de fe
nicenocontantinopolitano).
El Credo de la Misa, tal como se recita hoy, con ligeros
cambios, es el aprobado en el Concilio de Constantinopla. Es una
profesión de fe tan perfecta, que a lo largo de los siglos, la
Iglesia apenas ha modificado la expresión de fe de todos los
cristianos de todo el mundo. Estas son sus principales afirmaciones:
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)