LA VIRGEN MARIA FUE ASUNTA AL CIELO, EN
CUERPO Y ALMA
![](laasunciondemaria.jpg)
Asunción significa que
María fue llevada en cuerpo y alma al cielo por el poder de
Dios, a diferencia de la Ascensión del Señor que lo hizo
por su propio poder.
LA DEFINICION DOGMATICA
El Papa Pío XII, en la Bula Munificentissimus Deus,
del 1 de noviembre de 1950, proclamó solemnemente el dogma de la
Asunción de María con estas palabras:
"Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma
divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre
Vírgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue
asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste" (Dz. 2333).
EXPLICACION DEL CONTENIDO DEL DOGMA
De la definición pontificia conviene destacar dos
aspectos importantes:
1.-Que la Asunción de María ocurre inmediatamente
después del término de su vida mortal y,
2.-Se hace hincapié en la glorificación de su cuerpo
más que en la glorificación de su alma, como se
explicará a continuación.
-Cumplido el Curso de su vida terrena:
La Asunción de María, ocurre inmediatamente
después del término de su vida inmortal, así pues,
para entender correctamente esta frase hay que considerar las
siguientes cuestiones:
a) el significado de la fórmula:
La fórmula significa que la Asunción de
María no hay que aplazarla hasta el final de los tiempos, como
sucederá con todos los hombres, sino como hecho que ya
ocurrió; y, además que el cuerpo santísimo de la
Vírgen no sufrió descomposición alguna, como
ocurre con los cadáveres.
b) la intención del Papa al usar dicha fórmula y no otra:
El Papa quiso prescindir de la cuestión de la
muerte de María en la fórmula definitoria, y por ello la
expresión utilizada es igualmente válida, tanto si se
entiende que la Vírgen murió al final de su vida terrena,
cuanto si se piensa en la glorificación del cuerpo mediante la
donación de la inmortalidad gloriosa sin pasar por la muerte.
c) las posibles conclusiones:
En la Bula aparece repetidas veces el tema de la muerte de
María, pero ello (estudiado bien el texto), no favorece ni niega
la postura contraria. Hay que decir, en resumen, que aún no se
ha llegado a una solución definitiva sobre este punto.
-La glorificación celeste del cuerpo de Santa María:
Este es el elemento esencial del dogma de la
Asunción. Enseña que la Vírgen, al término
de su vida en este mundo, fue llevada al cielo en cuerpo y alma, con
todas las cualidades y dotes propias del alma de los bienaventurados e
igualmente con todas las cualidades de los cuerpos gloriosos. Se trata,
pues, de la glorificación de María, en su alma y en su
cuerpo, tanto si la incorruptibilidad y la inmortalidad le hubieren
sobrevenido sin una muerte previa como si le hubiesen sobrevenido
después de la muerte mediante la resurrección.
Una vez visto el contenido del dogma, con más
fuerza y claridad se aprecia el hincapié que se hace sobre la
glorificación corporal de María (más que la de su
alma), si tenemos en cuenta lo siguiente:
a) María estuvo exenta de todo pecado: del original y del actual.
b) Tuvo plenitud de gracia y santidad correspondientes a su
condición y dignidad de ser la Madre de Dios.
c) El premio o castigo del alma (para todos los hombres) es inmediato a
la muerte.
Por consiguiente, resulta sencillo entender que el premio
del alma de María (por su excelsa santidad) estaba ya decidido,
esto es, su glorificación; por ello, resultaría
supérflua la definición si no tratara sobre todo de la
glorificación inmediata del cuerpo, que es en lo que consiste el
privilegio de la Asunción.
FUNDAMENTOS O RAZONES DE ESTE DOGMA
La definición pontificia sobre la Asunción
de María estuvo precedida, desde muchos siglos atrás, de
múltiples razones teológicas y testimonios que llevaron
(en su momento) a la feliz proclamación de este dogma mariano.
Las principales razones fueron las siguientes:
-La creencia universal de la Iglesia
Desde los primeros siglos hasta nuestros días, la
unanimidad de la fe del pueblo cristiano, quedó de manifiesto
con la respuesta unánime y afirmativa de todos los obispos del
mundo (que a su vez representaba al pueblo fiel de todo el orbe), a la
conculta que sobre la definibilidad de la Asunción de
María hiciera el Papa Pío XII en el año de 1949.
-El testimonio de los Padres
La Tradición de la Iglesia, expresesada en sus
Padres y Doctores, pone de manifiesto su intuición y su fe en
esta verdad, la cual se refleja ejemplarmente en los autores que
enseguida se citan.
San Juan Damasceno, en el siglo VII, escribe:
"convenía que aquella que en el parto había conservado
íntegra su virginidad, conservase sin ninguna corrupción
su cuerpo después de la muerte; convenía que Aquella que
había llevado en su seno al Creador, hecho niño, habitara
en la morada celeste; convenía que la Esposa de Dios entrara en
la casa celestial; convenía que Aquella que había visto a
su Hijo en la Cruz, recibiendo así en su corazón el dolor
de que había estado libre en el parto, lo contemplase sentado a
la diestra del Padre; convenía que la Madre de Dios poseyera lo
que corresponde a su Hijo y que fuera honrada como Madre y esclava de
Dios por todas las criaturas.
San Germán de Constantinopla, del siglo VII:
"Así como un hijo busca y desea estar con la propia madre, y la
madre ansía vivir con el hijo, así fue justo
también que Tú, que amabas con un corazón materno
a tu Hijo y Dios, volvieses a Él. Y fue también muy
conveniente que Dios, que te amaba como Madre suya, te hiciere
partícipe de la comunidad de vida con Él mismo. De esta
forma, Tú, habiendo sufrido la pérdida de la vida, propia
de las cosas caducas, has emigrado a las moradas que durarán por
los siglos, allí donde mora Dios, junto al que Tú vives,
oh Madre de Dios, sin separarte de su compañía".
Recogiendo la doctrina de sus predecesores, Juan Duns
Scoto, en el siglo XIV, podía afirmar: "Convenía, Dios
podía hacerlo, luego lo hizo".
-Los grandes privilegios marianos
El fundamento del dogma dela Asunción de
María se desprende y es consecuencia de los anteriores dogmas
marianos. En efecto, si por la plena asociación de María
a la persona y a la obra de su Hijo se debió su redención
anticipada; por esa misma razón, convenía también
su glorificación anticipada, su asunción corporal, como
veremos enseguida.
a) Por su Inmaculada Concepción
Puesto que María (por su Inmcaculada
Concepción) estuvo exenta de todo pecado, no quedaba sujeta a la
ley de padecer la corrupción del sepulcro (castigo del pecado)
ni, por consiguiente, tampoco tenía necesidad de esperar la
redención de su cuerpo hasta el fin del mundo.
b) Por su divina Maternidad
Si Adán y Eva introdujeron en el mundo la muerte
del alma, que es el pecado y, con él también la muerte
del cuerpo, que es la corrupción; Cristo, por el contrario,
introduce la vida del alma (que es la gracia), y la inmortalidad del
cuerpo por medio de la resurrección. Por estas dos
consideraciones, María que es Madre de Cristo y Madre de los
hombres, es lógico que la que es causa de vida y
antídoto contra la muerte, Ella, no permanezca en el sepulcro
presa de la misma muerte.
Así pues, dado que nuestro Redentor es Hijo de
María, su glorificación anticipada parece ser exigida:
Cristo que pudiendo dar a su Madre tanto honor y tanta gloria,
necesariamente lo hizo.
c) Por su perpetua virginidad
Finalmente la virginidad perpetua de María, nos
conduce a la conveniencia de su incorrputibilidad. Cuando pensamos en
el cuerpo santísimo de María, tan divinamente
poseído de Dios, no se concibe que sea presa de la
corrupción; por ello puede afirmarse que su misma virginidad
exige los esplendores de la glorificación corporal.
CONSECUENCIAS PARA LA FE Y LA PIEDAD
a) La Asunción de la Vírgen es un argumento
prueba de que todos los hombres, de los que Ella es Madre, estaremos
también en el Cielo con nuestro cuerpo glorificado: si
aprendemos a gastar la vida en el cumplimiento de la voluntad de Dios
como lo hizo Santa María.
b) María es nuestra esperanza, pues en Ella se ha
dado con plenitud lo que todo hombre está llamado a ser al final
de los tiempos. María es nuestro consuelo, ya que podemos
dirigirnos a Aquella que antes de nosotros recorrió este valle
de lágrimas y ahora fija sus ojos en la luz eterna. María
es nuestro refugio porque con su ternura nos devuelve la paz y, por su
poderosa intercesión nos sabemos amparados. Glorificadsa
anticipadamente, vive en el cielo con una solicitud maternal y amorosa
por todos sus hijos.