BEATO JULIO
ARAMENDÍA URQUÍA
1936 d.C.
17 de agosto
Nació el 5 de
diciembre de 1900 en Obanos (Navarra)
Profesó el 15 de agosto de 1917
Sacerdote el 19 de septiembre de 1925
Fusilado el 17 de agosto de 1936 en Vich (Barcelona)
El P. Aramendía nació el 5 de diciembre de 1900 en la
villa de Obanos, provincia de Navarra y diócesis de Pamplona y
fue bautizado solemnemente el mismo día en la parroquia de San
Juan Bautista de dicha villa. Fue confirmado el 22 de abril de
1902 por el Exc.mo José López de Mendoza y García,
Obispo de Pamplona.
Sus padres fueron D. Florencio Aramendía, labrador, y Dª
Agustina Urquía, que tuvieron familia numerosa. Desde
pequeño fue muy piadoso e inclinado a las cosas de la
religión. Incluso en los juegos representaba ceremonias
religiosas. Su vocación religiosa fue orientada por D. Salvador
Garisoain, párroco, sacerdote dignísimo y muy amigo de
los Padres de la casa de Pamplona.
En 1912 ingresó en el postulantado menor de Santo Domingo de la
Calzada. Aquí cursó los cuatro años de
Humanidades. El primer curso obtuvo notas buenas, pero en los
siguientes las calificaciones fueron bastante mejores.
En el verano de 1916 fue a Segovia para hacer el noviciado. Tomó
el hábito el 14 de agosto y profesó el 15 del mismo mes
del año siguiente.
A continuación fue a Beire (Navarra) para cursar la
filosofía (1917-1920). Finalizados los tres cursos pasó
al colegio mayor de Santo Domingo de la Calzada para realizar los
estudios teológicos (1920-1923). En 1921 recibió la
primera tonsura y las órdenes menores de manos del Exc.mo
Administrador apostólico de Calahorra. En 1923 volvió a
Segovia para cursar la teología moral. En esta misma
ciudad el año 1925 recibió el Subdiaconado, el Diaconado
y el Presbiterado de manos del Exc.mo Manuel de Castro Alonso,
Obispo de Segovia. Durante los años de carrera dedicó
muchas horas a leer vidas de santos y obras de espiritualidad, que era
su inclinación. Así fue especializándose en
Ascética y Mística.
El primer destino fue como profesor de Sintaxis en el colegio de
Segovia. Luego en 1927 fue enviado a San Sebastián como profesor
de externos, creándole no pocos problemas.
En octubre de 1928 escribió al P. General y al P. Felipe Maroto
para indicarle sus deseos de hacerse cartujo. Una resolución
madurada durante años, pero sobre todo iluminada por su
peregrinación a Lourdes en el verano de ese año. Se hizo
la petición a la Congregación para los Religiosos, que en
diciembre de ese año respondió diciendo que antes se
encontrara una cartuja que lo admitiera y después se recurriera
a la Congregación para conceder el tránsito. De este
mismo parecer era el Prior de la cartuja de Montealegre (Barcelona) a
donde fue de prueba. En abril de 1929 fue a la citada cartuja de
prueba. A los pocos meses comenzó el noviciado llamando la
atención por su piedad. Antes del año tuvo que abandonar
la cartuja por motivos de salud, no por su inconstancia. Una enfermedad
nerviosa de la cual se recuperó en parte.
De la cartuja fue a Segovia y de aquí en 1931 al colegio mayor
de Santo Domingo de la Calzada en calidad de profesor de Historia
Eclesiástica y Patrología. En esta época escribe
varios trabajos sobre la figura del Fundador, San Antonio María
Claret, publicados por las revistas de la especialidad, como Vida
sobrenatural, de los Dominicos de Salamanca, Monte Carmelo, de los
Carmelitas de Burgos, Manresa, de los Jesuitas. Estos artículos
le merecieron nombradía.
Continuó con los estudios sobre la figura de San Antonio
María Claret para publicar como libros, pero vio que era
necesario acudir al archivo de Vich a fin de completar sus
investigaciones, para lo cual tenía el beneplácito del P.
Provincial de Cataluña. Esto lo comunicó al Secretario
General y también al Superior General por si eran necesarios
otros permisos. También tenía casi ultimadas dos obras,
una titulada Mística mariana y la otra Las oraciones afectivas y
los grandes maestros de la espiritualidad española.
También quería ir a Italia para continuar proyectos de
estudios, para lo cual pidió al P. Arcadio Larraona su
influencia[1]. Al final fue a Vich en el verano de 1936
llevándose muchos kilos de manuscritos para ultimar trabajos.
Todo se lo quemaron los criminales ignorantes[2].
Cualidades y virtudes
Tenía buena salud física, buena voz. Su aspecto exterior
era algo ceñudo, como si estuviera enfadado, pero eso era un
defecto orgánico de la frente.
Sus cualidades intelectuales eran muy buenas. Tenía aptitudes
para la música, sabía tocar, pero tenía poco gusto
para la ejecución.
Sus cualidades morales: franco, humilde, dócil, formal, piadoso
y delicado de conciencia. Estaba un poco tocado de escrúpulos.
Su lema durante la carrera eclesiástica fue el de san Juan de la
Cruz: religioso estudiante, religioso va delante.
Arresto y martirio
Mientras estaba enfrascado en sus estudios le sorprendió la
persecución religiosa. Al decretarse la dispersión de la
comunidad el día 20 por la tarde, el P. Aramendía,
desconociendo todo, se fue con el P. Puigdessens a la casa de la
hermana de este, por nombre Ramona, que vivía en la ciudad.
Así juntó Dios a estos dos Misioneros de inteligencia
prócer con proyectos científicos semejantes para que
ofrecieran todo en el sacrificio del martirio. El P. Aramendía
siguió la misma suerte que el P. Puigdessens en la hora final.
Al día siguiente, 21, por la mañana volvieron a la
comunidad para celebrar Misa. Unas horas más tarde llegó
la dispersión definitiva y volvieron a la casa de Ramona. Al
atardecer tuvieron noticia de que el convento estaba ardiendo. Entonces
los Padres y el marido de Ramona fueron al convento para salvar los
escritos del P. Puigdessens, pero no lograron nada a causa del humo y
fuego.
Ramona les procuró Breviario y obtuvo del capellán de la
vecina iglesia de la Misericordia para celebrar. Así el P.
Aramendía celebró el 23 y también el 25, fiesta de
Santiago, con todas las cautelas, como era necesario, pero aún
así fueron delatados. Ya poco después de comer el mismo
25 se presentaron en la casa una docena de milicianos. El P.
Aramendía estaba durmiendo la siesta y tuvieron que llamarle
varias veces. Hicieron un registro de dos horas e indagaciones y le
recomendaron cambiar de vida, que ya se había acabado eso de
engañar a la gente con misas y sermones. Pero sobre todo les
intimaron que no podían cambiar de domicilio sin informar
previamente al Comité.
Él continuó con sus estudios, pero la
situación ya no era la misma. Así lo confirmó a un
Misionero que le hizo una visita:
Haré lo posible por salvar la vida, pero cuando me vea perdido,
yo trataré que mi muerte no sea una vulgaridad. Quiero ser
mártir. Si me toca morir, quiero que sea por Dios y por mi Fe. Y
para conseguirlo he de explicar unas cuantas cosas a los que me hayan
de matar.
Un día llegó a casa la noticia de que habían
quemado el cuerpo del P. Claret. El P. Aramendía quiso salir de
casa para averiguarlo, pero la dueña logró convencerle de
semejante imprudencia.
El 17 de agosto a la una de la madrugada llegó la visita de una
patrulla que buscaba una maleta que alguien desde fuera había
visto trasladar a la casa. La maleta apareció y siguieron con un
feroz registro que acabó con la detención de los Padres.
El P. Aramendía no tuvo alientos para despedirse y salió
resignado con las manos cruzadas ante el pecho. A pie, entre fusiles,
le llevaron al Ayuntamiento, sede del Comité, y después
fuera de la ciudad por la carretera de Manlleu, y junto al
arranque del camino de Isern, en el término municipal de Vic, a
eso de las 3,45 de la noche le fusilaron junto al P. Puigdessens. Desde
el Monofre, masía situada cerca de la carretera, oyeron
descargas y allí quedaron los cadáveres.
Fue enterrado en el cementerio de Vich.