BEATO JUAN SORETH
25 de julio
1471 d.C.
Natural de Caen en
Normandía. Desde muy niño se sintió llamado a la
vida religiosa e ingresó en los carmelitas de su misma ciudad.
En el noviciado fue modelo de observancia religiosa y sus mismos
compañeros intentaban imitarlo. Hacia 1417 fue ordenado
sacerdote. Estudió en la universidad de París llegando a
ser doctor en 1438. Fue elegido provincial de los carmelitas de
Normandía por los que trabajó con ahínco para
reformarles y devolverles su primitivo fervor religioso. Y en 1440 fue
elegido superior de la provincia religiosa de Francia. Fue elegido
prior general de la Orden en el 1451, y los gobernó durante 20
años con gran celo y suma prudencia hasta su muerte.
Una cosa se propuso
desde el primer momento: reformar a los carmelitas. Así nacieron
conventos llamados de "observancia o reformados" en los que se
observaba la regla con total entrega. Durante su tiempo se
propagó mucho la así llamada congregación o
reforma Mantuana, que aunque dependiendo de la cabeza de la Orden,
gozaba de cierta autonomía. En ella se observaba rigurosamente
la regla y las propias “Constituciones”. Él mismo compuso
un comentario a la regla de san Alberto que es la que hoy observan los
carmelitas llamada “Expositio paraenetica in Regulam Carmelitarum”.
Quiso mantener la pureza carmelitana y su unidad. Intentó crear
en las provincias de la Orden al menos un convento de estricta
observancia, antes de la reforma de Teresa de Jesús, y esta
reforma tuvo cierto éxito, entre otras cosas, empezaron a
florecer los conventos femeninos, llamados "Beguinas",
difundiéndose pronto por toda Europa. En este quehacer
encontró una valiosa ayuda en la beata Francisca de Amboise. En
1452 consiguió del Papa Clemente V la aprobación
canónica de la Segunda y Tercera Orden del Carmelo.
Estando en Lieja durante la devastación de
la ciudad por parte de Carlos el Temerario, duque de Borgoña y
conde de Flandes: desafiando a la muerte, Juan recogió las
sagradas formas que el populacho había arrojado y esparcido por
el suelo y las llevó a la iglesia de la Orden.
El Beato murió en Angers, el 25 de julio de 1471. Se ha dicho
que fue envenenado por un fraile que se oponía a la reforma;
pero tal acusación es falsa. El P. Juan Soreth, consumido por el
trabajo y los viajes, falleció a causa del cólera que
contrajo al comer fresas poco maduras. Desde su muerte, el pueblo
cristiano comenzó a venerarle. El proceso de
beatificación de la Beata Francisca de Amboise renovó, en
1863, la memoria del P. Soreth, y el Papa Beato Pío IX
confirmó su culto en 1865.