BEATO JUAN PRATS GIBERT
1936 d.C.
15 de agosto
El P. Juan nació
en la villa de La Selva del Campo, provincia de Tarragona, el
día 26 de octubre de 1903 y fue bautizado solemnemente en la
iglesia parroquial de San Andrés Apóstol de dicha villa
el día 1 de noviembre de ese mismo año. En la misma
parroquia recibió la confirmación el 8 de julio de 1909.
Sus padres fueron D.
Antonio Prats, labrador, y Dª Milagros Gibert, que tuvieron ocho
hijos, ocupando Juan el sexto lugar.
Fue monaguillo y
recuerda que incluso aun antes de amanecer iba a la iglesia
acompañado por su hermana María.
En el verano de 1916
fue al postulantado de Barbastro, pero pronto volvió a La Selva.
A continuación, se presentó en el postulantado de Vic
para comenzar el curso 1916-1917. Su primer prefecto fue el P. Pedro
Bertrans y desde 1919 el P. Jaime Girón. Hizo los estudios de
Humanidades con gran aprovechamiento.
Al acabar estos
estudios se trasladó a Cervera para hacer el noviciado, donde el
maestro era el P. Ramón Ribera. El día 14 de agosto de
1920 tomó el hábito e inició el año de
prueba, al final del cual emitió la profesión el 15 de
agosto de 1921.
Los estudios de
filosofía los hizo en el mismo centro de Cervera con gran
rendimiento. También inició la teología en en la
misma casa. El segundo curso1925-1926 lo hizo en el seminario diocesano
de Barbastro. En el mes de julio de 1926 fue destinado a Vic con el
cargo de organista y al mismo tiempo cursaba moral y derecho
canónico en el seminario diocesano. Obtuvo calificaciones
brillantes. Al mismo tiempo colaboró con alguna
publicación a la hoja quincenal que publicaban los Seminaristas
de Vic. Aquí recibió la primera tonsura, las
órdenes menores y el subdiaconado el 24 de marzo de 1928 de
manos del Excmo. Juan Perelló, Obispo diocesano. El diaconado lo
recibió en Cervera el día 15 de junio de ese año
de manos del Excmo. Emeterio Valverde Téllez, Obispo de
León (México), desterrado por el gobierno de Calles. El
presbiterado lo recibió el 22 de diciembre de ese mismo
año de manos del Obispo de Barcelona.
El día 22 de
junio de 1929 fue declarado inútil total para el servicio
militar. Era noticia que esperaba desde hacía tiempo la
comunicó pronto a su familia. El traslado a Aranda de Duero se
retrasó, por lo que permaneció en Barcelona algunos
días más. Le llamó la atención que
«en Aranda de Duero todavía se conserva en medio de todo
bastante bien la fe y la religiosidad»[1]. A finales de
septiembre recibió orden de trasladarse a Roma para realizar
estudios especializados en utroque iure. El día 8 de octubre de
1929 salió de Barcelona en tren en compañía del P.
Goyeneche, con breve escala en Marsella, llegó a Roma a las 10
de la mañana del 10 de octubre. Sus primeras impresiones de Roma
fueron imborrables pues a los dos días pudo asistir a una
audiencia del Papa Pío XI concedida a una peregrinación
española guiada por el Cardenal de Toledo.
Los estudios de
derecho los realizó con gran aprovechamiento obteniendo la
licencia (24/30) el día 2 de julio de 1931. En carta a sus
padres del 14 de ese mismo mes y año lo comunicaba así:
«los exámenes me fueron muy bien gracias a Dios. He
obtenido la segunda nota mejor de entre mis condiscípulos».
Desde Roma
seguía la situación política española que
tanto le preocupaba. Su mismo padre «prefería que no
volviera a España hasta que la situación política
estuviera un poco más tranquila, pero él pensaba de otra
manera, como se ha dicho en el primer capítulo (carta del 15 de
marzo de 1932.
Defendió la
testis doctoral el 15 de julio de 1932 y un mes después
emprendió el viaje de vuelta a España haciendo escala de
un mes en Marsella para ayudar como organista. En este tiempo
cambió un poco su opinión:
«Por aquí se tienen malas noticias e impresiones de
España, de modo que no dejo de tener cierto miedo; el
Señor sabe lo que me conviene y en Él confío pues
no hago otra cosa que cumplir la voluntad de los superiores»[2]
El día 3 de septiembre salió de Marsella para La Selva,
de ahí a Barcelona y el día 14 de ese mes llegó a
Cervera, su destino.
Profesor de derecho canónico
Desde el curso
1932-1933 se dedicó a enseñar el derecho canónico
común y el derecho particular nuestro. Puso especial
interés en el estudio de las Constituciones, sus diversos
esquemas, porque era materia que interesaba mucho a los
discípulos.
Desde el primer
año mostró interés por la publicación de la
tesis sobre el origen del Derecho Catalán en la Revista
Jurídica de Catalunya, en latín, y otros artículos
en Paraula Cristiana, más algunas comunicaciones a propuesta del
P. Larraona. Acabado el curso, se trasladó a Barcelona para
trabajar en la tradución al italiano del proceso sobre un
milagro del P. Claret.
Durante el 1934
mostró su interés en publicar una parte de la tesis en la
revista Apollinaris. También dedicó tiempo a traducir del
italiano al catalán algunas obras de carácter
literario. No era un intelectual sino más bien un
compilador de palabra fácil[3].
Cualidades. Su maestro de noviciado le consideraba decidido, devoto con
tendencia a los escrúpulos, observante, afable y muy hablador,
con imaginación muy viva. Poco puntual.
Amaba en gran medida
su vocación y tenía grandes deseos de ser sacerdote, por
ello en las cartas a su familia y amigos pedía oraciones para
perseverar y ser un santo sacerdote misionero.
En sus cartas a la
familia se manifestaba un verdadero apostól dando siempre
consejos espirituales.
Le tocó sufrir
y aceptar las largas enfermedades de los suyos y soportrar la
muerte de sus dos hermanas mayores, María y Dolores (1934), la
de su padre (1935)
Refugio y martirio
El P. Prats
salió de Cervera con la mayor parte de la comunidad el
día 21 de julio de 1936 en los autobuses puestos por el
Comité para ser trasladados a Solsona, pero al ser detenidos en
Torá fueron llevados a San Ramón. Al tener que abandonar
el convento de San Ramón el día 23, el P. Luis Pujol le
ofreció salir con él en un auto de un amigo, pero el P.
Prats, formando terna con los HH. Francisco Milagro y Fernando
Castán, se trasladó ese día 23 al pequeño
pueblo de Gabá, entrando en la casa Salat para aliviarse y
orientarse, porque se pensaba que era seguro. El P. Prats además
tenía intención de ir a La Selva del Campo para estar
junto a su madre y hermana.
Al tercer día,
fiesta de Santiago, llegaron los rojos a quemar la iglesia del pueblo,
y el P. Prats fue trasladado a cal Martí, donde estuvo tres
días, porque la casa Salat estab cerca de la carretera, y de
ahí a cal Mau, otros dos días, y finalmente a cal
Viñalets, que parecía lugar más seguro. Pero
aquí le encontraron.
Durante estos
días trataba con sus benefactores de la situación y de su
intención de ir a La Selva, su pueblo. Desde su refugió
escribió a su casa pidiendo lo fueran a buscar. La carta
llegó a destino. Su tío padrino Sr. Antonio Catá y
un primo se procuraron los pases necesarios e hicieron viaje de La
Selva a Lérida y de ahí a Cervera sin problema alguno.
Pero en Cervera se hizo necesario el pase del presidente del
Comité, que les sometió a un riguroso interrogatorio y,
al fin, les dio el pase. Fueron a las Oluges, donde pudieron entrar en
contacto con el P. Prats. En casa Viñalets se entrevistó
con sus familiares acompañados por un tercero, ¿el
chófer?, que posiblemente lo delató.
Los familiares no se atrevieron a llevárselo por miedo a que les
cogieran a los tres y el P. Prats no quiso disfrazarse de pordiosero,
como le propusieron, e ir campo a través hasta La Selva, y se
quedó como mozo en el más dispuesto a aceptar la voluntad
de Dios. Aquí rezaba todo lo que podía con su breviario y
rosario. Sus parientes se volvieron pensativos el día 9 de
agosto. Ese mismo día los HH. Milagro y Castán, los de la
terna, se fueron al Mas Claret porque el Comité de Cervera
había pregonado que mataría a quienes hospedasen
fascistas, o sea religiosos o curas.
El P. Prats, según relata D. Fermín Gabarró, en
cuya casa de Viñalets se encontraba, fue detenido el día
15 de agosto de 1936 por el Comité de Sant Guim cuando estaba
comiendo. Al ver venir un coche el P. Prats se escapó enseguida
hacia la era para esconderse en el henil. Los perseguidores se
dividieron, mientras unos venían derechos hacia la casa, los
otros s e quedaron fuera, desde donde vieron al P. Prats esconderse y
fueron a por él enseguida. La familia negaba que tuviera
allí un cura. Pero al momento llegaron con él y le
preguntaron si era sacerdote. Él contestó que sí,
añadiendo que era religioso del Corazón de María,
y ya no dijeron nada más.
Se lo llevaron enseguida, sin atar, al coche que estaba en la
carretera, y de allí a, casa Salat, creyendo que había
otros, los HH. Milagro y Castán. Hicieron salir a la
dueña, Sra. Providencia Trullols y le preguntaron si
conocía al Padre. Ella dijo que quizá sería aquel
Padre que había pasado por allí, pero que estaba muy
desfigurado. El P. Prats dijo:
Si, lo soy, solamente que me ve muy desfigurado.
Hicieron un registro de la casa buscando a otros dos como les
habían informado (¿el chófer de los familiares del
P. Prats?), durante el cual tuvieron a la señora y al Padre
encañonados con las pistolas. El Padre se puso a rezar el
rosario. Uno le preguntó ¿Por qué rezas?
Rezó por el bien de todos, respondió.
Otro le preguntó cuántos años tenía. Al
responder que tenía 32, comentaron: Treinta y dos
víctimas.
Acabado el registro, viendo que no cabían en el coche, uno dijo:
Atémosle detrás del coche, a lo que se opusieron los
otros, ofreciéndose uno a ir a pie. Entonces marcharon a Sant
Guim. A la altura del Hostal de la Panadella se detuvieron a comer los
milicianos. Mientras el detenido saltó del coche
apoyándose la cabeza con la mano, como si estuviera mareado y
vomitaba. Al salir los del Comité, uno le dijo:
¿Qué, no se encuentra bien? Otro comentó: se ve
que no se encuentra bien ¡Pronto se le pasará!
Llegados a Sant Guim fue llevado al local del Comité y fue
sometido a un breve interrogatorio sobre su persona. En sus respuestas
no daba gritos como los otros detenidos. El P. Prats les pidió
que le pusieran a disposición del Comité de La Selva del
Campo. ¿Tienes dineros? le preguntaron, porque antes de ir al
pueblo los has de entregar todos. Respondió:
Los tengo escondidos en cal Viñalets.
Y volvieron a cal Viñalets en busca de aquellos dineros que le
habían dejado sus parientes y los distribuidos por la comunidad
a causa de la dispersión. Los dueños de la masía
la vieron triste, pero más animoso que decaído.
Adiós les dijo de despedida y volvieron a Sant Guim y del local
del Comité lo llevaron a la iglesia habilitada para
cárcel.
Serían las 6 o 7 de la tarde cuando le sacaron. Se dice que le
engañaron diciéndole que le llevaban a La Selva del
Campo. No se encontraba bien y le dijeron:
Sube al coche que eso ya te pasará pronto.
Fue llevado a un campo próximo debajo de Montmaneu. Aquí
se les juntó Pedro Morera Companys, del Comité local.
Este fue testigo presencial y relata que a unos dos kilómetros
en la dirección a Igualada pararon el coche. Él les dijo:
¿Qué haceis? El de su lado le contestó: Llevamos
un pájaro.
Los milicianos le dijeron: Salta, que ya estamos en La Selva, que era
su pueblo, pero la realidad estaba en un paraje de la Panadella,
carretera de Santa Coloma. Lo bajaron, lo sacaron de la carretera y lo
fusilaron. Después lo quemaron. El Morera, al verlo, se
desmayó. Eran las 10 de la noche del 15 de agosto de 1936.
Luego los asesinos lo celebraron con una buena borrachera.
Los restos P. Prats, pocos, fueron recogidos en el mes de julio de 1939
en el lugar del martirio.