BEATO JUAN DE VERCELLI
30 de noviembre
1283 d.C.
Juan
Garbella nació en Mosso Santa María (Vercelli).
Estudió en París y enseñó Derecho en Paris
y Vercelli; ingresó en los dominicos entre los que detento
varios cargos, el último fue el de Maestro general (1264-1283).
Durante diecinueve años, desempeñó ese oficio en
forma muy distinguida. Juan era de estatura más bien baja (en su
primera carta a sus hermanos se llama a sí mismo "pobre
hombrecito") y de rostro tan alegre que, según se dice,
exigía que su ayudante fuese siempre un fraile de aspecto severo
e imponente. Pero su energía suplía con creces su baja
estatura.
En efecto,
visitó y reformó incansablemente los conventos de su
Orden en toda Europa, sin dispensarse jamás durante sus viajes
de los ayunos eclesiásticos y de los de su Orden. San Gregorio
X, poco después de su elección al pontificado,
confió a Juan de Vercelli y a los dominicos la tarea de hacer la
paz entre los estados italianos. Tres años más tarde, el
Papa pidió al beato que redactase un "esquema" para el II
Concilio Ecuménico de Lyon (1274). En el Concilio conoció
Juan a Jerónimo de Ascoli (más tarde Nicolás IV),
quien había cedido a san Buenaventura en el cargo de general de
los franciscanos. Ambos escribieron juntos una carta a sus
súbditos. Más tarde, la Santa Sede los envió como
mediadores entre Felipe III de Francia y Alfonso X de Castilla. Ello no
fue más que una continuación del oficio de
pacificación en el que tanto se distinguió Juan de
Vercelli. El beato fue uno de los primeros propagadores de la
devoción al nombre de Jesús, que el Concilio de Lyon
recomendó como acto de reparación por las blasfemias de
los albigenses. El beato Gregorio X eligió particularmente a
Juan de Vercelli como capitán de la Orden de Predicadores, para
difundir esa devoción. El beato escribió inmediatamente a
todos los provinciales. Filialmente se decidió que en todas las
iglesias de los dominicos hubiese un altar dedicado al Santo Nombre de
Jesús y que se formasen cofradías contra la blasfemia.
En 1278, el Maestro general envió a un visitador a Inglaterra,
donde algunos frailes habían atacado la doctrina de santo
Tomás de Aquino, muerto recientemente. El beato había
nombrado al Doctor Angélico para ocupar la cátedra de
Teología en París, ya que san Alberto Magno no quiso
aceptarla. Dos años más tarde, Juan de Vercelli
asistió a un capítulo general en Oxford. Como su
predecesor, el beato Humberto de Romans, el beato se negó a
aceptar la dignidad episcopal y un cargo en la curia romana.
También renunció al cargo de General de la Orden, pero su
renuncia no fue aceptada, de suerte que ejerció ese oficio hasta
su muerte, ocurrida el 30 de noviembre en Monte Pesulano. Su culto
fue aprobado en 1903 por san Pío X.