BEATO JUAN DE TUFARA
14 de noviembre
1170 d.C.
Nació en Tufara. Desde
niño se sintió atraído por las cosas del
Señor y fue sacristán cosa que irritó a sus padres
contribuyó difundir chismes e infamias. Dándose cuenta
que era una carga para su familia decidió abandonar su casa y
huir del pueblo para seguir el camino que el Señor le
había marcado. Con apenas 18 años, movido del deseo de
profundizar su formación filosófica y teológica,
se marchó a París.
En París, la
vida mundana de la ciudad, el mundo de los doctos filósofos no
respondían a sus expectativas. El amaba la soledad perfecta, la
contemplación, el silencio para escuchar la Palabra de Dios, por
ello regresó a su pueblo. Vendió todo lo que tenía
y distribuyó a los pobres lo que había ganado. Totalmente
pobre se marchó a las grutas de Baselice en las montañas
boscosas cercanas a Tufara.
Transcurrió la
mayor parte de su tiempo en este lugar. Muchos hombres queriendo imitar
su ejemple se le unieron y dieron origen a una forma de vida
comunitaria. En 1156 comenzó la construcción del
monasterio en Gualdo Mazzocca en Foiano (Benevento). Llegó a ser
una abadía de donde partieron los principios activos del
monacato en favor de los marginados y oprimidos de la sociedad feudal,
ofreciendo no sólo contemplación y oración, sino
también sustento y ayuda concreta.
El Beato Juan tuvo dones taumatúrgicos. A la edad de 86
años, Juan, con una fuerte fiebre murió. Sus
últimas palabras fueron de paz y de amor. Los frailes sepultaron
el cuerpo en un lugar oculto, temerosos que fuera robado, en una
localidad desconocida del bosque.