BEATA JUANA
MARÍA BONOMO
1 de marzo
1670 d.C.
Nació en Asiago, Vicenza, en el seno de una familia de ricos
comerciantes. Desde la infancia tuvo dotes sobrenaturales que se
podrían definir de precoces, ya sea en la vida intelectual como
espiritual. A los 9 años, tuvo dispensa para recibir la primera
comunión. En aquella ocasión pronunció un voto de
virginidad privado al cual se mantuvo fiel toda su vida.
A los 15 años,
en 1621, después de vencer la resistencia de sus padres
ingresó en el convento benedictino de Bassano del Grappa. Le fue
impuesto el nombre de Juana María. Después de realizar
los tres votos preceptivos, comenzó el camino hacia la
perfección siguiendo la vía tradicional: purificativa,
iluminativa y sensitiva. Su vida estuvo llena de visiones celestiales y
durante siete años recibió “muchas gracias” y pudo gozar
del sabor celestial, sobre todo con frecuentes experiencias
místicas, que eran más intensas cuando recibía la
comunión.
Tuvo diálogos
místicos con Cristo que le llevaron a una gran
tribulación en el cuerpo y en el espíritu. A los 20
años, durante unos de sus éxtasis, Jesús le puso
el anillo de los desposorios místicos, desde entonces, y durante
algunos años, al mediodia desde el jueves hasta la tarde del
viernes o la mañana del sábado, revivía en
éxtasis todos los momentos y todos los dolores de la
Pasión de Cristo. Recibió los estigmas.
Estos fenómenos
por un lado la llenaban de alegría, pero por otro la
angustiaban, porque le hacían aparecen a los ojos de los
demás "como aquello que no es" como decía ella misma.
Oró intensamente para que le fuera concedida la gracia que
desaparecieran los estigmas y que los éxtasis ocurrieran
solamente por la noche, permitiéndole así llevar una vida
normal dentro del monasterio. Tuvo también el don de la
bilocación.
Su fama de santidad se
difundió, lo que suscitó la contrariedad de algunas
cohermanas, del confesor y de la Curia de Vicenza que durante siete
años la prohibió acercarse al locutorio y de escribir
cartas. Hasta su confesor la consideraba "loca" y llegó hasta
prohibierla la comunión hasta que un día la forma sagrada
le fue llevada por un ángel. En este periodo enfermó con
fiebres continuas y ciática.
La situación
cambión: le fue permitido escribir y fue elegida abadesa en
1652. En 1655 fue elegida priora hasta 1664, cuando fue elegida de
nuevo abadesa. Enseñó a las monjas que la santidad no
consiste en hacer cosas grandes, sino en cumplir perfectamente las
cosas simples y comunes. Muchos, también nobles, recurrieron a
ella para pedirla consejo y muchos necesitados gozaron de su gran
caridad, virtud que junto a la humildad y a la heroica paciencia fueron
las características de su vida.
Murió llena de méritos y dolores en Bassano. Dejó
escrito, además de sus cartas, las "Meditazioni sulla
Passione di Nostro Signore Gesù Cristo". Muchas curaciones
fueron atribuidas a su intercesión. Fue beatificada el 9 de
junio de 1783 por Pío VI. Patrona de Bassano y Asiago.