JUAN
VIII
872-882 d.C.
Fue
colaborador de Nicolás I. A la muerte de Luis II (875), dos
candidatos se presentaron a la sucesión del trono imperial.
Carlos el Calvo bajó rápidamente hasta Roma y fue ungido
por el Papa. Falleció dos años después, mientras
regresaba de una expedición a Italia, y nuevos desórdenes
sacurdieron la cristiandad. Los sarracenos aprovecharon la debilidad
occidental para atacar a Italia y para imponer al Papa el pago de un
tributo, Juan VIII se dirigió a Bizancio, pero ante la
impotencia del antiguo Imperio oriental, entabló relaciones con
Carlos el Gordo, rey de Alemania, que se decidió por fin a venir
a Roma, donde fue consagrado emperador en febrero de 881. Carlos tuvo
que abandonar rápidamente Roma, porque los normandos
habían invadido sus estados. En 882 estos audaces y
hábiles guerreros volvieron otra vez y devastaron el norte de
Francia y Alemania occidental.
Los nombles feudales utalianos, seguros de que el
emperador no iba a poder defender al Papa, se rebelaron. Un pariente de
Juan VIII le envenenó, y como el viejo Pontífice tardaba
en morir, lo remató con golpes de martillo. Fue el primer crimen
de este tipo que se produjo en el Vaticano. Malas nubes se acercaban
por todas partes y oscurecían el cielo. El Cerdenal Baronio,
historiador de la Iglesia, llama "saeculum obscurum" al próximo
siglo X. Indudablemente, es el menos glorioso y el más cargado
de tintas sombrías en la historia de Roma.
Página Principal
(Pbro. José Manuel Silva Moreno)