BEATO JOSÉ
VIDAL BALSELLS
1936 d.C.
15 de agosto
El estudiante de
filosofía José Vidal Balsells fue el primer Misionero de
Solsona también de los católicos de la comarca en
derramar su sangre por Jesucristo. Había nacido en la villa de
Santa Coloma de Queralt, provincia de Tarragona y diócesis de
Vic, el día 5 de diciembre de 1908 José, hijo de D.
Antonio Vidal, arriero, y de Dª Teresa Balsells. Tres días
después fue bautizado solemnemente en la parroquia de Santa
María de dicha población y confirmado el 6 de mayo de
1914 por el Obispo diocesano.
Recibió
la formación propia del tiempo. En su pueblo fu miembro activo y
destacado de la Acción Católica. Antes de entrar en la
Congregación ejercía en Viladrau de practicante de
Farmacia.
A la edad de
veintiséis años, 1934, entró al noviciado de Vic,
donde tomó el hábito el día 14 de agosto de ese
año y realizó el año de prueba bajo la
dirección del P. José Arner. Finalizado el año de
prueba emitió la profesión el 15 de agosto de 1935.
El día 26
de agosto se trasladó a Solsona, a donde llegó por la
noche. El curso de Lógica comenzó el 1 de octubre.
José tenía cualidades intelectuales, pero el hecho de no
haber cursado las Humanidades lo notaría durante los estudios de
filosofía.
Tenía muy
buena voluntad y era muy piadoso y trabajador y clara inteligencia. Su
carácter era algo vehemente. Era de finos modales y de muy
amable y atento con todos.
Al estallar la
Revolución los Padres y los Estudiantes fueron destinados a
diferentes circunscripciones. Los estudiantes José Vidal y Eloy
Suárez fueorn a parar al manso San Miguel de Olius. Al
día siguiente a Noguer, de Clará, luego a la parroquia de
Clará tres días. Más tarde a Guillenyá,
donde estuvieron una semana. De ahí a cal Rial cinco
días. La semana siguiente en Les Planes de Besora y de
aquí a Navés y la separación de los dos
estudiantes, yendo José Vidal a Grifé. Los motivos
principales de tanto cambio eran el miedo a ser descubiertos y el no
ocasionar molestias para que las casas pudieran distribuir mejor a los
efugiados.
En todas las
casas por donde pasó se comportó como un buen religioso,
enseñaba el catecismo a los niños y ayudaba en las tareas
de la casa, como barrer corrales y cuidar del ganado. Sus
conversaciones eran preferentemente piadosas y caritativas y sobre la
Acción Católica en la que había militado
activamente. Respecto de los perseguidores afirmaba que había
que tener la misma conducta que Jesucristo: perdonar. Esto originaba
alguna amigable disputa.
No tenía
miedo a la muerte. Decía que él aceptaba el martirio como
una gracia especial de Dios y que lo único que sentiría
sería dejar a sus padres viejecitos. Por ello, después de
renovar los votos el día 15 de agosto en Rotés en manos
del P. Codinachs, Superior del colegio, pidió permiso para ir a
visitar a sus padres, pensando encontrar refugio más seguro, y
le fue concedido. La distancia a Santa Coloma de Queralt era
considerable, pero emprendió el viaje. Llegó a las
cercanías de Pinós per las alarmas y los tiroteos le
hicieron desistir y a los dos días volvió a Navés
y pasando por Les Planes llegó al manso Grifé, donde se
hospedó hasta su muerte.
No se
conformó con este revés y escribió una carta a sus
padres, para que fueran a buscarlo. La carta, por desgracia,
cayó en manos del Comité de Santa Coloma de Queralt, que
fue a buscarlo. Así un grupo de cuatro milicianos de Santa
Coloma y tres de Solsona, capitaneados por el Xandri, se presentaron en
Les Planes, la dirección de la carta, en la casa del Sr Domingo
Casafort, a quien le mostraron la carta diciendo que venían a
buscarlo para llevarlo a su casa. Como José no se encontraba
allí, el Sr Domingo les acompañó a cal
Grifé, de Navés.
Según
narra el Sr Domingo: «Al ver el Sr Vidal que llegaba a casa un
grupo de hombres armados, tuvo miedo y se marchó al bosque,
más al darse cuenta que yo les acompañaba y ante la
confianza que le inspiré incluso de palabra de que
no había de pasarle nada, se presentó.
Al decirle los
del Comité que iban a buscarle para acompañarle a su
casa, más bien demostró alegría».
Cuando
llegó a su presencia, le dijo el Xandri:
¿Ya te
habías escondido?
Nada de eso,
respondió el.
No creas,
contestó Xandri, no es muy seguro corretear.
Entre los
milicianos de Santa Coloma había conocidos de José Vidal
a quienes este saludó estrechando la mano e incluso abrazando a
uno de ellos, pues le habían dicho que venían para
llevarle a casa y aquel no sospechaba absolutamente nada, al igual que
el Sr José Argerich, amo de Grifé porque se presentaron
con muy buenas formas, iban vestidos de paisano y no parecía que
llevasen armas, aunque los de Solsona circundaron la casa para que no
pudiera escapar. El Sr José Argerich añade: «No
dijeron ninguna blasfemia ni hablaron mal de la religión ni de
los sacerdotes.
El Sr Vidal se
entregó muy confiado a ellos, porque creía que iba a su
casa.
Al salir de mi
casa no le acompañó nadie. El Sr Vidal se fue solo con
ellos».
Después
de saludar a los del Comité, subió a su habitación
para cambiarse de ropa, pero los del Comité le metieron prisa
para no llegar muy tarde, e incluso subieron a su habitación
para controlar si efectivamente se cambiaba de ropa. También le
preguntaron si había otros de su comarca para que viajasen con
ellos.
El Sr Vidal se
despidió con un adiós hasta que terminase la guerra,
diciendo:
¡Adiós! Cuando esté en casa, ya os
escribiré. .
Los del
Comité de Santa Coloma acompañaron al Sr Vidal hasta el
sitio llamado Creu de Pantiner, donde habían dejado el coche,
distante un kilómetro de la casa. Subieron todos al coche y se
pusieron en marcha en dirección a Berga, no a Santa Coloma de
Queralt, y en el Km 11, delante de la casa de Torrecanuda, le fusilaron
hacia las 9 o 10 de la noche del 22 de agosto de 1936. Su
cadáver lo encontraron tendido, con la mano derecha sobre el
pecho y acribillada por una bala, y la izquierda extendida en vertical.
Al parecer el que le hizo matar fue un vecino de la casa de sus
padres. Los disparos fueron nueve o diez y los escucharon los
moradores de la misma, que lo encontraron muerto en la carretera al
día siguiente. Fue enterrado en el cementerio de
Navés. El 12 de mayo de 1939 sus restos fueron trasladados al
cementerio de Solsona. La sencilla cruz que recuerda e lugar de su
glorioso martirio lleva la siguiente inscripción:
Aquí dio
el mayor testimonio de amor a Jesucristo.
Aquí en medio de la carretera 22-VIII-1936.