BEATO JOSÉ
MARÍA LAGUÍA PUERTO
1936 d.C,
1 de septiembre
Nació en Albarracín (Teruel) el 12 de marzo de 1888,
bautizado el mismo día; desde niño tuvo contacto diario
con las monjas dominicas del monasterio de San Esteban y San Bruno de
su villa natal. Tuvo dos hermanas religiosas, una dominica
contemplativa y otra perteneciente a la congregación de las
Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Ingresó en el convento
de Corias como hermano cooperador, porque sabía que en la orden
dominicana había habido muchos hermanos santos. Profesó
el 25 de diciembre de 1909; portero del convento, irradiaba amabilidad;
de salud precaria, estaba convencido que la había recuperado por
intercesión de San José. Lo destinaron al colegio de
Vergara (Guipúzcoa) donde hizo la profesión solemne en
1918; más tarde al convento de Las Caldas de Besaya (Santander),
donde atendió la enfermería, lavandería y
sacristía, oficios en los que dejó huella imborrable de
religioso cumplidor y extraordinaria virtud.
Iniciada la fundación de la casa de La Felguera
(Asturias) en 1930 fue destinado a la misma; atendió la escuela
de párvulos, llevando el peso de la atención a la capilla
abierta al culto y dedicado a otros trabajos. Destacó por la
paciencia, delicadeza y bondad, poseía gran dulzura; en las
conversaciones comunicaba con gran intensidad su amor a Dios, moviendo
a las almas de los oyentes a mayor virtud.
Obligada a dispersarse la comunidad de La Felguera en
julio de 1936 vivió cinco meses escondido en una casa amiga, con
la oportunidad de participar en la Eucaristía todos los
días, fue ejemplo constante de vida sobrenatural para todos;
después halló otro domicilio hasta el 30 de julio de
1937. Este último día fue apresado y conducido al
comité de investigación y encarcelado en Sama de Langreo,
después lo llevaron a Gijón, a la cárcel
improvisada en la iglesia de los padres jesuitas, y obligado a trabajos
en una carretera; en los primeros días de septiembre de 1937 lo
sacaron de la prisión; con otros compañeros lo llevaron a
La Felguera y luego a Tudela de Veguín; de allí lo
condujeron al cementerio del Salvador de Oviedo, donde en una fosa
común apareció su cadáver con el rosario.