BEATO JOSÉ XAVIER GOROSTERRATZU
10 de agosto
1936 d.C.
Javier Gorosterratzu Juanarena
nació el 7 de agosto de 1877 en un pequeño pueblo del noroeste
navarro llamado entonces Urroz de Santisteban (Urrtoz), en el seno de una
familia vascoparlante de agricultores; el segundo de los ocho hijos del
matrimonio formado por José María y Tomasa, recibió
las aguas bautismales al día siguiente del nacimiento, imponiéndole
el nombre de José Javier. Confirmado a los 4 años, el día
30 de agosto de 1881 en la Parroquia de Santisteban (Navarra) por Mons. José
Oliver Hurtado. Creció y se fue educando en el seno de una familia
piadosa y trabajadora, donde fue iniciado en la piedad, y enviado a la escuela
del pueblo donde aprendió los rudimentos del saber. A los doce años
fue a vivir con su abuelo materno en el pueblo de Labayen (Navarra), con
el que se dedicaba al pastoreo de ovejas y del que se despertó en
él la devoción a la virgen María mediante el rezo del
rosario. A los dos años regresó a la casa paterna, y comenzó
a ayudar a sus padres en las faenas del campo.
Despertada en él la vocación sacerdotal, buscó
donde poderla vivir. Tocó en varias puertas, pero se encontró
en todas con la misma respuesta: tenía 15 años, y no tenía
una preparación académica adecuada para comenzar la carrera
sacerdotal. Pero donde acaban las respuestas de las personas es donde aparece
la contestación de Dios a las preguntas; Dios que suscitó
en Javier la pregunta vocacional a la Vida Religiosa le ofreció la
respuesta en dos misioneros Redentoristas de San Ignacio de Pamplona que
acudieron a predicar por la zona (PP. Bueno y Erviti) y con quienes contactó;
estos le indicaron que se entrevistara con el superior de San Ignacio, y
este lo admitió como postulante para Hermano Coadjutor, por considerar
que con sus 16 años y sin apenas saber castellano era tarde para prepararse
para el sacerdocio. Se le encomendó el oficio de carpintero.
Ingresó y fue destinado un tiempo a Astorga. De allí
pasó al noviciado a Nava del Rey (Valladolid), donde un 8 de septiembre
de 1895 vestía el hábito redentorista como Hermano carpintero.
El P. Maestro se dio cuenta de sus capacidades intelectuales, y el 8 de
septiembre de 18965 emitía su profesión religiosa como Hermano
clérigo; viajó a Astorga (León) donde, además
de estudiar la Teología, recibió clases para alcanzar el nivel
cultural necesario en los estudios eclesiásticos. Por su tenacidad,
su trabajo y su motivación vocacional y sacerdotal, terminó
brillantemente sus estudios y se ordenaba de sacerdote el 28 de septiembre
de 1903. Destinado al Seminario menor de los Redentoristas en El Espino (Burgos)
como profesor y de allí al Seminario mayor de de los Redentoristas
como profesor de Ciencias y de Filosofía, hasta 1913 en que es destinado
como Misionero en vasco y castellano a Pamplona. Allí estará
hasta mayo de 1927 en que es destinado a la madrileña comunidad de
San Miguel, donde estará hasta 1930 en que vuelve por 3 años
a Pamplona. Y en 1933 es destinado a Cuenca, donde le sorprenderá la
persecución religiosa y la muerte.
LA MISIÓN DE SU VIDA
Personalmente va a sobresalir en él su talento y espíritu
agudo de carácter nervioso y su cariño a su tierra; durante
toda la vida le va a caracterizar su talante austero, su bondad personal,
la facilidad de trato y dulzura en sus palabras, su tesón y su espíritu
austero, y su incondicional entrega y su inteligencia, expresadas en sus
opiniones, consejos y palabras. Hombre de estudio, oración, celo en
su entrega a las personas e intenso trabajo pastoral. En su vida como Misionero
Redentorista va a estar caracterizada además de por la investigación
y la profundización en Filosofía y en Historia, por la actividad
misionera, predicador de ejercicios y director espiritual confesor de religiosas
y seglares; fue buscado por el don de consejo y su facilidad para la escucha;
su dirección espiritual era a la par suave y enérgica, basada
sobre un espíritu de fe. Además de las predicaciones en numerosas
parroquias, Conventos y Monasterios de Religiosas supieron aprovecharse
de su sabiduría; en la portería de la Comunidad redentorista
iruñesa no eran pocos los seglares y sacerdotes que lo reclamaban
para la reconciliación y el consejo.
Pero su persona no sólo destacó en el campo
de la espiritualidadidad, sino que fue historiador apasionado por los temas
vascos, por lo que recibió algunos reconocimientos. Cuando murió
estaba preparando una obra sobre el Cardenal Carranza, para la cual había
obtenido ya permisos para consultar en Roma en los Archivos Vaticanos; pero
le sorprendió la persecución religiosa y la obra, que la llevó
consigo al Seminario para ir corrigiendo las pruebas de imprenta, desapareció
con su muerte.
PERSECUCIÓN Y MARTIRIO
Según el H. Benjamín, salió unos días
antes de la comunidad, a causa de su temperamento nervioso. Como estaba
terminando su obra, llevó tarea para proseguirla fuera, y se refugió
en la casa de Elpidio Miranzo, donde permaneció varios días.
A finales de julio de 1936 quisieron los milicianos registrar la casa, pero
Elpidio les pudo convencer que no tenía a nadie. Esto propició
que el 28 de julio pidiera al Sr. Obispo ser recibido en el Seminario por
parecer el sitio más seguro. Aquí, en el Seminario, se había
refugiado el Sr. Obispo y otros muchos sacerdotes y éste estaba custodiado
por la Guardia Civil. Pero el día 29 la Guardia Civil cedía
su puesto a las milicias populares, quedando el Seminario y sus moradores
a su merced.
Conocida la muerte de los PP. Goñi y Olarte, y la del
Sr. Obispo, y descubriendo la situación en la que se encontraban
en el Seminario, convertido prácticamente en una cárcel, los
testigos nos dicen que el P. Javier se vino abajo y le entró una
crisis de ansiedad. Tuvo que afrontar su destino trágico y darle sentido
a su vida y a su previisible muerte desde su fe y su Profesión Religiosa.
Parece que el ambiente martirial que comenzó a vivirse en el Seminario
le facilitó el asumir su muerte y disponer de su vida como fidelidad
a la fe y broche de oro a la Profesión Religiosa y Voto y Juramento
de perseverancia como Misionero Redentorista. Uno de los Superiores del Seminario
de Cuenca (D. Camilo Fernández de Lelis) refugiado allí con
él manifestó: "todos tratábamos de prepararnos espiritualmente
puesto que creíamos que eran inminentes esos momentos en que podrían
darnos la muerte. Puedo concretame referir en cuanto al P. Gorosterratzu
como en una de estas reuniones en que comentábamos la probabilidad
ya de nuestra muerte él manifestaba piadosa e ingenuamente que terminaba
de hablar con Jesús en la Capilla y le había dicho que él
estaba dispuesto a sufrir el martirio pero que si podría ser más
adelante le agradaría poder terminar la historia que estaba escribiendo.
...su nerviosismo temperamental ... se revestía en aquellos momentos
trágicos, se manifestaba, con impresiones más vehementes,
más fuertes; ... su conformidad con la voluntad de Dios - de la que
yo creo haber hablado - paliaba o templaba estos sus mismos nerviosismos
y excitaciones. Yo salí del seminario el día seis de agosto
de mil novecientos treinta y seis, y no supe ya nada de los últimos
momentos, de los últimos momentos del P. Gorosterratzu".
A las 2 de la madrugada del día 10 de agosto de 1936
se abrieron las puertas del Seminario y bajaron por las calles 4 personas.
Sor Escolástica Nuin Goroterratzu, una monja Benedictina refugiada
en el Asilo de las Hermanitas, vecino al Seminario, pudo ver como sacaban
a su tío, el P. Javier Gorosterratzu junto con otros, con las manos
atadas atrás, camino del martirio. La H. Luisa nos ha manifestado
que ha visto salir al P. Gorosterratzu escoltado en compañía
del H. Victoriano. Su cadáver fue recogido a la mañana siguiente
en el camino del cementerio de Cuenca con varios disparos en la cabeza (Cf.
Acta de defunción: Registro civil de Cuenca, Sec. 3ª, Tomo 42,
Folio 327, Número 648). Inhumado en la fosa común, fue exhumado
en 1940 e inhumado en el panteón de los Redentoristas; exhumado en
1977 y trasladado a Madrid se encuentra en la actualidad en el Santuario
madrileño del Perpetuo Socorro.