BEATO JOSÉ IBAÑEZ MAYANDIA
27 de julio
1936 d.C.
Pasó por los siguientes
destinos: Iglesuela del Cid (Teruel), Tardajos (Burgos), Ávila, Orense,
Alcorisa (Teruel), África, Cádiz y Madrid, casa provincial
en funciones de superior. Experto en misiones populares. Buen ejemplo es
el informe que él mismo hace de la misión de Játiva
(Valencia) en octubre de 1926.
Su crónica detallada es la mejor semblanza del discípulo
de S. Vicente de Paúl, que arde en celo por la salvación de
las almas. Ante la frialdad de la feligresía, el misionero reacciona
con entusiasmo, laboriosidad, sacrificio e ingenio, para atraerlos primero
a escuchar la palabra de Dios, luego a recibir los sacramentos y a cambiar
de vida de modo estable.
En julio de 1936, a sus 49 años el P. Ibáñez
seguía siendo el hombre fuerte, valiente, generoso, de firme voluntad
y tesón para el trabajo, ferviente cristiano y amante de su vocación
sacerdotal y misionera. Después del asalto de su comunidad, él
como superior, permaneció en casa mientras los padres y hermanos iban
encontrando refugio.
MARTIRIO:
Lo prendieron los anarquistas el domingo 26 de julio, al ir
a celebrar la misa de 6 de la mañana en el hospital de convalecientes,
una obra social de las Hijas de la Caridad (hoy su casa provincial) donde
cuidaban a unos 200 enfermos convalecientes sin recursos. En el patio, al
registrarle los milicianos simularon que le encontraban una pistola (que
era de los milicianos) y le preguntaron refiriéndose a la pistola.
Esto ¿para qué lo llevas, para repartir avemarías? Entonces
los milicianos le llevaron a la checa denomina Ateneo Libertario de Chamberí,
instalado en las Escuelas Católicas de García de Paredes, 41,
físicamente unida al hospital.
Entre otras vejaciones le obligaron a pasear junto a los grandes
ventanales de las Escuelas Católicas, por los pasillos, a la vista
de todos, incluso de los enfermos de Convalecientes, completamente desnudo,
con las manos atadas a la espalda y con una patrulla de mozalbetes de 12
o 14 años azotándole con correas hasta dejarlo en un estado
lamentable. Luego lo llevaron a la Dehesa de la Villa y le dieron varios
disparos dejándolo allí por muerto.
Al día siguiente, al llevar a otro detenido al mismo
lugar para ser asesinado, vieron que el referido religioso no había
quedado completamente muerto y que venía por la calle de Francos Rodríguez,
procediendo de nuevo a su detención y llevándolo de nuevo al
Ateneo Libertario de Chamberí.
Pero al valiente misionero no lo mataron mediante un tiro de
gracia, sino que se ensañaron con él descuartizándolo
todavía con vida y en una sábana lo pasearon por el patio a
la vista de los enfermos. Uno de los componentes del ateneo era carnicero.