BEATO JOSÉ
GOMEZ DE HARO
1936 d.C.
18 de octubre
Fue
bautizado el día posterior a su nacimiento en la Iglesia
Parroquial de la Encarnación de su ciudad natal. Su
Párroco, el siervo de Dios don Alfredo Almunia López –
Teruel, lo llevó al Seminario de san Indalecio de Almería.
Estudió con gran aprovechamiento, pero cayó
enfermo y perdió una de sus piernas. Superada la dolencia, fue
ordenado presbítero el catorce de junio de 1924. El veintinueve
de julio regresó a Vera, donde se celebró con gran
regocijo su primera Misa.
En un primer lugar fue nombrado Coadjutor de Tabernas y
capellán del Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas
de Cuevas del Almanzora. En octubre de 1925 retornó a la ciudad
veratense, dedicándose a la enseñanza y al servicio
parroquial. Un antiguo alumno, don Pedro Masegosa, cuenta que: «
Llevaba una pierna ortopédica que le obligaba a ser más
lento en sus movimientos, pero que no era un obstáculo para que
siempre estuviera alegre y de buen humor con nosotros. Era un hombre de
fe y cariñoso. Le teníamos mucho afecto. Él nos
encauzaba por el buen camino. Confesábamos todos con él,
nos acercaba a Dios y nos apartaba del mal. Era un sacerdote joven,
alegre, ejemplar y cariñoso con todos nosotros. »
Fue detenido al iniciarse la Persecución Religiosa
y lo liberaron al entregar su familia dos mil pesetas a los milicianos.
Más tarde, el Comité condenó a muerte al
Párroco y al siervo de Dios. Tras martirizar a su
Párroco, en plena noche, nueve milicianos se presentaron con
grandes golpes en su hogar. Como su madre, doña Vicenta, se
negaba a abrirles; hicieron la puerta añicos y se llevaron al
tullido presbítero. A sus treinta y siete años
alcanzó la corona de los Mártires en la rambla de
Ballabona, junto a un puente próximo a Antas.