BEATO JOSÉ
GERARD
29 de mayo
1914 d.C.
Carlos Juan José nació en
Bouxières-aux-Chênes (Nancy) en el seno de una familia de
campesinos. Cuidando los rebaños maduró un
espíritu de contemplación y el interés por las
misiones. El párroco, don Cayens, que había sido
misionero en Argelia, le enseñó algo de latín y le
animó a ingresar en el seminario. Ingresó en el seminario
menor de la diócesis en 1844 y, en 1851 fue ordenado Misionero
Oblato de María Inmaculada, recibiendo la profesión y el
diaconado de manos de su fundador san Eugenio de Mazenod, el cual le
envió de misionero a Natal (Sudáfrica) en 1853 para no
regresar más a su patria. Partió en un buque de guerra y
después de hacer una para forzosa en la isla Mauricio, donde se
encontró al beato Jaime Desiderio Laval. Recibió el
sacerdocio en 1854 en Pietermaritzburg.
Trabajó entre los zulúes, de quienes aprendió la
lengua. Tras varios infructuosos intentos, de convertir a los
zulúes, que no mostraron ningún interés por
conocer a Cristo, en 1862 pasó a Lesotho para predicar a los
negros basutos las fe cristiana dando frutos muy abundantes. En esta
misión de Lesotho fundó la primera misión
católica, y fue nombrado superior de la comunidad, y aunque los
primeros pasos fueron lentos, pero no se desalentó.
Aprendió la lengua, tradujo el catecismo a su idioma y compuso
canciones con letras adaptadas a su lengua.
Fundador de misiones y frecuentemente solo o con pocos
compañeros, se dedicó el mismo a la construcción
de sus dependencias, a la catequesis y al cultivo del huerto para su
propia subsistencia. Su secreto era: “hay un secreto para hacerse amar:
es amar”. Sus predicaciones eran personales, iba a buscar a las
personas con su caballo, se detenía y se preocupaba por cada uno
y asistió a las primeras víctimas indígenas de la
guerra de los Boers. Fue un hombre de una profunda oración.
Murió en Basutolandia (Lesotho). Tardó 10 años en
convertir al primer basuto, y cuando murió dejó 15.000
católicos y 4.000 catecúmenos. Hoy la población
basuta es mayoritariamente católica y son fruto de su
intercesión. Fue
beatificado por Juan Pablo II el 15 de septiembre de 1988.