BEATO JORGE GIRAULT
1792 d.C.
2 de septiembre
Sacerdote
de la Tercera Orden Regular. Uno de los numerosos mártires de la
Revolución Francesa. Murió mártir, defendiendo
heroicamente la fe. Severino nació en Rouen (Normandía,
Francia) el 14 de enero de 1728. De Bautismo recibió el nombre
de Jorge. Pero al entrar al convento de la Tercera Orden Regular de San
Francisco de su ciudad natal, lo cambió por el de Fray Severino.
En 1750 hizo su profesión religiosa y fue trasladado a
Saint‑Ló, donde se consagró sacerdote en 1754.
Desempeñó diversos oficios dentro de su Órden. En
1773 fue llamado a París para ejercer el oficio de Secretario
general. Antes había sido Visitador de la Provincia de
Normandía.
A partir de 1733
residió en París, en el convento de Notre Dame de
Nazareth, donde era Bibliotecario. Cuando estalló la
Revolución Francesa, también era confesor de las hermanas
Franciscanas de Santa Isabel, puestas bajo la dirección de la
Tercera Orden; y al mismo tiempo, primer asistente del Vicario general.
En 1790, debido al ambiente de guerra, se preguntó a los
religiosos si querían continuar viviendo en la casa y bajo la
regla de la Orden, y todos decidieron permanecer. Con igual firmeza se
comportaron las religiosas confiadas a sus cuidados. El convento de
Santa Isabel siguió funcionando hasta el 20 de agosto de 1792.
El de Notre Dame de Nazareth fue evacuado en abril de ese mismo
año y sus religiosos fueron unidos a los de la calle Picpus.
No se sabe dónde fue arrestado Fray Severino,
pero el 2 de septiembre de 1792 se encontraba en el convento de los
Carmelitas. Al momento de la masacre, Fr. Severino fue el primero en
ser asesinado. Bardez, un testigo ocular, narró su final: “La
primera víctima fue el bienaventurado Severino Girault, director
de las Hermanas de Santa Isabel, quien recitaba el oficio divino junto
a la fuente. Yo lo vi herido a sablazos en la cabeza y, en cuanto
cayó, dos revolucionarios armados de pica lo traspasaron”.
Severino Girault tenía al momento de su
martirio 64 años. Se distinguió por su celo sacerdotal,
su caridad para con los perseguidos, y por la heroica fortaleza con que
sufrió el martirio dando un maravilloso testimonio de su fe.
Este hijo de la Orden Franciscana fue beatificado junto al resto de
mártires (192) de septiembre de 1792, por Pío XI el 27 de
octubre de 1926.