BEATO JORGE GERVASE
11 de abril
1608 d.C.
Natural de Bosham en Sussex, era anglicano o abandonó la fe
católica durante algún tiempo, a pesar de que su madre
pertenecía a la familia del beato Eduardo Shelley. En su
juventud llevó una vida aventurera con el pirata Drake, en las
Indias occidentales y luego sirvió en la armada española
de Flandes, para ingresar en la Iglesia católica. Estudió
para ser sacerdote en Douai y fue ordenado en el 1603.
En 1604 regresó
a Inglaterra. Durante dos años ejerció los ministerios
apostólicos en diversas regiones, hasta que fue arrestado en
1606, en Haggerston. Estuvo preso en Londres hasta julio de 1606, fecha
en que fue desterrado del reino con otros sacerdotes. Jorge hizo
entonces una peregrinación a Roma y probablemente
solicitó ahí el hábito de los benedictinos
ingleses, porque en el mismo año de 1607, a su vuelta a Douai,
entre los meses de julio y septiembre, recibió el hábito
de manos del prior general, San Agustín Bradshaw. A causa
de la oposición que existía en el Colegio Inglés
contra los benedictinos, el hecho no se puso en conocimiento de las
autoridades del Colegio.
Fue enviado de nuevo a
la misión inglesa. Apenas dos meses después de su
llegada, fue arrestado y encarcelado en la prisión de Gatehouse,
en Westminster. Juzgado en el tribunal de Old Bailey, se rehusó
a prestar el juramento de lealtad al rey, en la forma en que
había sido condenado por la Santa Sede, pero protestó de
su lealtad a la corona. Cuando le interrogaron sobre el poder del papa
para deponer a los monarcas, respondió: «Declaro que el
papa puede deponer a los reyes y emperadores cuando éstos lo
merecen». También confesó que era sacerdote. Fue
condenado a muerte inmediatamente. Fue ahorcado y descuartizado en
Tyburn, Londres.
Roberto Chamberlain,
confesor del mártir, anota que, cuando el verdugo le echó
la cuerda al cuello, el P. Jorge levantó los brazos y
miró al cielo, en la actitud del novicio que recita el «Suscipe»
el día de su profesión. Y así, «abriendo los
brazos como si fuesen alas», voló a recibir el premio
celestial. Fue beatificado por
Pío XI el 15 de diciembre de 1929.