Jacobo Fenn, natural
de Montacute, Somerset (Inglaterra);
estudió en Oxford, en el colegio Corpus Christi, cuando reinaba
la reina María. Al subir al trono Isabel I, se negó a
prestar juramento de supremacía real, lo que hizo que se le
negara la graduación y fuera expulsado.
Volvió a su
pueblo y contrajo matrimonio, ganándose la vida dando clases
particulares. Dejó el pueblo cuando vio que podía haber
un peligro para él al no asistir al culto anglicano; al quedar
viudo estudió en Reims donde fue ordenado sacerdote en el
1580.
Regresó a
Inglaterra y durante un año estuvo ejerciendo su ministerio
hasta que fue descubierto y arrestado y durante un tiempo fue enviado a
la cárcel de Ilchester donde convivió con presos comunes,
luego fue enviado a la cárcel londinense de Marshalsea, sin que
los carceleros supieran su condición de sacerdote. Esto le
permitió administrar los sacramentos a algunos presos e incluso
celebrar la Eucaristía. También pudo recibir visitas con
cierta libertad y hacer el bien a muchos con las limosnas que
recibía.
Logró que se
reconciliaran con la Iglesia algunos anglicanos. Fue descubierta su
condición de sacerdote y cuatro años después fue
ahorcado y descuartizado en Tyburn, Londres. Cuando era llevado al
suplicio, su pequeña hija Francesca se adelantó
hacía él llorando amargamente, y él con entereza y
serenidad la consoló y la bendijo.