VENERABLE ISABEL SANNA
1857 d.C.
17 de febrero
Elisabetta Sanna
nació en 1788 en Cerdeña. Ella murió con fama de
santidad en Roma el 17 de febrero 1857 y fue enterrado en la iglesia de
SS Salvatore en Onda. Poco después, el reconocimiento de su
santidad se hizo muy evidente, tanto es así que en sólo
cuatro meses, el 15 jun 1857, se inició la causa de
beatificación. San Vicente Pallotti había sido su
directer espiritual durante 18 años y su altamente considerado.
Como un bebé Elisabetta contrajo la viruela cuando
tenía sólo tres meses de edad. El resultado de esto fue
que ella nunca fue capaz de levantar los brazos. Ella fue capaz de
mover sus dedos y muñecas, pero no pudo llevar comida a la boca
con las manos, ni podía hacer la señal de la Cruz. Ni
podía peinarse, lavarse la cara ni cambiarse de ropa. Sin
embargo Podía amasar pan, colocar las cosas en el horno y
eliminarlos de ella y se crió cinco hijos.
A pesar de su matrimonio discapacidad física se
propuso a ella y fue un matrimonio muy feliz. Siete niños
nacieron a ellos, dos de los cuales murieron poco después de
nacer. Junto con sus propios hijos Elisabetta educado otros
niños del pueblo enseñándoles el catecismo y
prepararlos para los sacramentos.Su casa estaba abierta a todas las
mujeres que querían aprender himnos y oraciones. Su marido
murió a principios de 1825 después de diecisiete
años de matrimonio y ella asume toda la responsabilidad de la
familia y la administración de la casa.
Mientras crecía en la vida espiritual, Elisabetta
fue influenciado por un predicador de cuaresma y decidió hacer
una peregrinación a Tierra Santa, junto con su confesor, el P.
Giuseppe Valle. Pensando que su ausencia sería un corto que ella
confió el cuidado de sus hijos a su madre y su hermano, que era
un sacerdote. Ella también buscó la ayuda de una sobrina
y algunos vecinos. Los dos peregrinos tenido dificultad en conseguir
una visa para el Oriente y tuvo que abandonar el viaje previsto en
Génova. Luego fueron a Roma como peregrinos.
A causa de dolencias físicas graves Elisabetta no
pudo regresar a Cerdeña. Se confió a la dirección
espiritual de Vicente Pallotti quien contactó a su hermano, el
P. Antonio Luigi, para informarle de que su hermana no podía
emprender el viaje por mar, pero lo haría tan pronto como ella
era mejor. Sin embargo sus dolencias aumentaron año tras
año y Elisabetta se vio obligado a permanecer en Roma.
Elisabetta sufrió mucho a causa de la
separación de su familia. Ella lloró mucho, pero no se
desanimó.En cambio, se confió a Dios, aceptó esta
nueva situación y sirvió a otros sin dejar de ser fiel a
las enseñanzas del Evangelio y de la Iglesia. A menudo iba a
encontrarse visitando las viviendas particulares enfermos y trayendo
consuelo para ellos en el Hospital de Incurables, y en. Ella
tejió y el dinero que recibió por su trabajo y los
regalos dados a ella se utilizaron para ayudar a los pobres y los
huérfanos de las dos casas fundadas por Pallotti. Ella
trató de llevar la paz a las familias, al convertir a los
pecadores, los enfermos se preparaba para recibir los sacramentos, y
ella se hizo cargo de los manteles del altar y la decoración de
la iglesia de SS Salvatore en Onda. Participó en varias misas
cada día, en la adoración del Santísimo Sacramento
y oraba con los visitantes en su habitación ya que muchas
personas vinieron a ella para pedirle consejo. San Vicente y las
primeras Palotinos también buscaron el consejo de ella.
Pallotti menudo destacó los méritos de
Elisabetta en relación con la UAC. P. Vaccari informa: "Nuestro
Instituto se ha llevado adelante hasta ahora por dos personas; una
pobre mujer, Elisabetta Sanna, a quien tú has oído hablar
de muchos tiempos de don Vicente Pallotti, y por el cardenal
Lambruschini "(Summarium, Roma 1910, p. 145, párr. 33). Ella fue
testigo de la fundación de la UAC y siguió su desarrollo
durante 22 años hasta el momento de su muerte.
La causa de su beatificación sigue. Esperamos en la
esperanza de una señal milagrosa clara obtenida a través
de la intercesión del Venerable Elisabetta que cumple todos los
criterios solicitados por la Santa Sede. Recientemente se
examinó un caso de curación que tiene ciertos indicios de
ser un milagro.Numerosas personas oran con la confianza de que sea
reconocida como milagrosa o que el Señor da otra señal.