BEATO HIPÓLITO GALANTINI
20 de marzo
1619 d.C.



   Nació en Florencia en el seno de una honesta familia (aunque otros autores afirman que su origen fue oscuro). Cuando era niño, una milagrosa cura hizo que sus pensamientos se enfocaran hacia el servicio de Dios y se hizo devoto de las enseñanzas de la verdad de la religión cristiana en la iglesia jesuita de Florencia. Fue tejedor de paños. Quiso ser capuchino, pero su mala salud se lo impidió. El arzobispo de Florencia, futuro papa León XI, le animó a que fuera catequista, ingresando en la congregación de Santa Lucía, de la que llegó a presidente. Se dedicó a la catequesis de los muchachos más abandonados. 

   Distribuyó su tiempo entre su comercio de seda tejida y la instrucción religiosa de niños y adultos pobres. A los 16 años sintió el impulso de fundar una sociedad para este propósito. Llegó a vencer la oposición que generó su solicitud por los pobres, por medio de su maravillosa paciencia. La ayuda de generosos benefactores  hicieron posible la construcción de un oratorio, al cual Clemente VIII dedicó en honor de San Francisco en 1602, y en cual se continuó el trabajo iniciado en Santa Lucía.

    La fundación fue llamada la Congregación de la Doctrina Cristiana bajo la invocación de San Francisco y santa Lucía; integrada por otros artesanos que, como él, iban por la calle enseñando el catecismo a la juventud abandonada. Se dividió en quince clases, de conformidad con la edad y el conocimiento religioso de los alumnos. Cada clase estaba gobernada por normas especiales y asistía en la instrucción de las clases inferiores. Los miembros de la primera clase fueron admitidos en la congregación, después de una buena confesión.
En busca de su santificación personal se hizo Terciario franciscano. Hipólito fue infatigable en su trabajo, reuniendo recursos de los ricos florentinos, los que distribuía entre los pobres, fundando y reorganizando las ramas de su congregación, la cual se extendió en Volterra, Lucca, Pistoia, Modena, etc. él introdujo la práctica de la adoración nocturna a fin de atraer personas del teatro y de las diversiones nocturnas.

   Fue una persona de una gran vida interior y de profundidad espiritual. En Florencia, los miembros de su congregación, en función de modestia, fueron llamados Van Cheteni.  Hipólito fue víctima de una persecución violenta, envidia y malicia, habiendo sido acusado de compartir los errores de Lutero, de introducir nuevas normas y reformas. Uno de sus hijos espirituales lo acusó ante el Papa y el Gran Duque de Cosimo, de severidad excesiva, pero los cargos no se sostuvieron, y la congregación de Hipólito fue declarada para la Gloria de Dios y el bienestar público. Poco antes de la muerte del santo, el Gran Duque fundó una seccional permanente de la Orden. Hipólito hizo un peregrinaje a Loreto, a fin de colocar su fundación bajo la protección de la Santísima Virgen. Los estatutos de la Congregación fueron aprobados por la Congregación de Obispos y Reguladores, y confirmados por León XII, en un decreto del 17 de septiembre de 1824. Sufrió una dolorosa enfermedad que la afrontó con gran espíritu de sacrificio y de entrega. Murió en Florencia. Fue beatificado por León SS. XII el 12 de julio de 1825.

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(Parroquia San Martín de Porres)