BEATO GUILLERMO
JOSÉ CHAMINADE
22 de enero
1850 d.C.
Nació en Perigueux, en el seno de una familia de comerciantes de
tejidos. Al terminar sus estudios secundarios en el colegio de San
Carlos de Mussidan, que dirigía su hermano mayor, Juan Bautista,
en 1776, pidió a su hermano ingresar en la Congregación
de San Carlos. Son años de silencio y estudio, se doctoró
en París, y fue ordenado sacerdote hacia 1785.
Enseñó en el colegio, hizo de ecónomo, y fue
capellán en el santuario de Notre Dame du Roc.
Al estallar la
Revolución, los sacerdotes del colegio, se negaron a prestar
juramento constitucional; el colegio se cerró y los sacerdotes
tuvieron que pasar a la clandestinidad. Guillermo, marchó a
Burdeos, a una casa que había adquirido a nombre de su padre, y
allí ejerció su ministerio clandestinamente disfrazado de
calderero o vendedor ambulante. En 1794 cesó la
persecución al clero, momento en el que aprovechó para
reconciliar a los sacerdotes juramentados y reconstruir la vida
eclesial diocesana, abriendo oratorios y lugares de reunión para
jóvenes, hasta que en 1797, lo desterraron, y eligió ir a
España, a Zaragoza, porque era tierra de María. En
Zaragoza, no le permitieron ejercer oficialmente su ministerio, con lo
que se ganó la vida, entre las misas que se le confiaron,
confeccionó flores artificiales, e imágenes de santos en
yeso o cera. El exilio duró tres años.
En 1800, volvió
a Burdeos, donde abrió un piso con un oratorio, quiso dedicarse
ante todo a la juventud. Fundó la Congregación de la
Inmaculada, las actuales “Comunidades Laicas Marianistas”, de corte
seglar apostólico que tendrán una gran difusión, a
pesar de las dificultades de las guerras napoleónicas. Dos
mujeres: Teresa de Lamourous y Adela de Trenquelléon, ayudadas
por Guillermo darán origen a las Hermanas de la Misericordia y
al Instituto de Hijas de María Inmaculada respectivamente. En
1817 fundó la Compañía de María o
Marianistas en Burdeos (Francia), con intención de evangelizar
al pueblo analfabeto e ignorante. Empezaron como maestros seglares en
las escuelas normales de Francia. En 1801 la Santa Sede le
concedió el título de “Misionero Apostólico”,
título que luego transmitió a sus superiores generales.
La revolución de 1831, hizo que Cheminade, abandonase Burdeos y
fuera a una casa marianista en Agen, allí tuvo que sufrir la
defección de dos de los primeros marianistas, que renegaron de
él, pero no en Dios, y el arzobispo de Burdeos, les dio la
razón y los desligó de los votos religiosos. Para el
arzobispo, la Compañía de María, agonizaba.
Cheminade, no decayó: “Firmes en la fe”. En 1839, recibió
el “laudo” de la Santa Sede para sus dos Congregaciones. Murió
casi ciego y de una apoplegia que le dejó paralizado el lado
derecho y le privó del habla en el noviciado de Santa Ana de
Burdeos. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 3 de septiembre
del 2000.