BEATO GUILLERMO DE
TOULOUSE
18 de mayo
1369 d.C.
Guillermo
de Naurose nació en Toulouse, en el seno de una noble familia.
Con 19 años ingresó en los Ermitaños de San
Agustín de su ciudad natal. Fue enviado a París para
proseguir sus estudios, y allí obtuvo el título de Lector
en Teología. De regreso a su tierra, fue ordenado
presbítero, y encargado de la predicación y pronto fue
célebre por su celo como sacerdote misionero, orador, director
espiritual, discernimiento de espíritus y promotor de la
devoción a las almas del purgatorio.
Su actividad preferida fue “orar o contemplar o hablar de
Dios”; fue un hombre celoso, de ayunos rigurosos y gran luchador contra
el demonio, como persona y como exorcista; tuvo auténticos
ataques diabólicos. Tuvo dones taumatúrgicos. En una
ocasión, una rica dama le regaló cierta cantidad de oro y
le suplicó que pidiese por sus parientes difuntos. El beato
pronunció en voz alta la oración: «Dales,
Señor, eterno descanso; haz brillar sobre ellos tu luz
inextinguible y concédeles la paz». La dama quedó
muy decepcionada, pues pensaba que su dinero valía más
oraciones. Entonces el siervo de Dios le dijo que escribiese en un
papel la oración que él acababa de pronunciar y que
pusiese en un platillo de la balanza el papel y en el otro el oro que
le había dado. La dama obedeció y quedó asombrada
al ver que la oración pesaba más que el oro.
Excepto durante un breve periodo en el que fue prior del
convento de Pamiers, parece que la mayor parte de su vida,
después de sus estudios parisinos, se desarrolló en el
convento tolosano del barrio de Saint’Etienne, donde en aquellos
días, en 1341, se celebró el Capítulo General de
la Orden de San Agustín. Murió con fama de santidad y fue
enterrado en la iglesia del convento. Su culto fue confirmado por el
Papa León XIII en 1893.